Opinión
La educación en el Cesar: pilar fundamental del desarrollo social

La educación es el pilar del desarrollo y de la sociedad. Sin educación, estamos abocados a la pobreza, el subdesarrollo, la desesperanza y la mala administración, debido a la ausencia del talante crítico y constructivo que nos depara la educación.
La educación es el eje fundamental del progreso, el buen gobierno, el futuro de los jóvenes y de todo el departamento del Cesar. Pero hoy en día, la educación está amenazada por la falta de inversión, que obedece al desinterés de las autoridades departamentales y nacionales en destinar mayores recursos materiales para la misma.
En algunos municipios de nuestro querido departamento, vemos que las escuelas y los colegios se están resquebrajando por las lluvias, las ruinas y el abandono general. Cada escuela que se derrumba es un sueño que se ve frustrado, un niño que no tiene acceso a un derecho fundamental que lo hará ciudadano capaz de aportarle algo al país y de construir su propio futuro.
Igualmente, la educación precisa de una mejor calidad, que se provee fortaleciendo las TICs -tecnologías de la información y las telecomunicaciones-, asegurando su cobertura en ámbitos rurales y urbanos, para lo cual es menester destinar más rubros y velar porque no se esfumen en manos inescrupulosas como sucedió con el caso del ministerio de educación, donde, por obra de intereses particulares, naufragaron las expectativas de miles de jóvenes.
En la misma medida, se requiere invertir más en la preparación y capacitación del personal humano, de los docentes, ampliando su planta, entrenándolos en las nuevas metodologías y necesidades educativas, y mejorando sus condiciones laborales, para que la educación sea una empresa donde todos ganen en conocimiento, construcción de país y en estabilidad y bienestar laboral.
Se le debe dar al docente el lugar que merece dentro de la sociedad. No como un actor terciario, sino principal e indispensable en la construcción del país, para que así Colombia, y el Cesar, se conviertan en centros de pensamiento, de ciencia, de investigación, de arte y cultura, lo cual contribuye a afianzarlos como potencias educativas, como potenciadores de seres integrales, capaces de transformar positivamente nuestra realidad social e histórica.
Así las cosas, se debe establecer una política pública, articulando los planes de desarrollo nacionales y departamentales, a un mismo fin: ampliar la cobertura educativa, cobijando los municipios, veredas y corregimientos más apartados, y a la población que no tiene acceso a la educación, ni a las TICS; y mejorando la calidad de la educación con mayores recursos materiales y humanos debidamente capacitados.
La educación debe tener un norte, un para qué, es decir, no se trata solo de impartir contenidos o transmitir conocimientos, sino que estos sean una herramienta para forjar ciudadanos integrales, capaces de transformar la sociedad para bien, de abogar por el desarrollo colectivo y la superación personal. No se trata solo de formar seres instruidos, sino que su aprendizaje sirva para aportarle a la sociedad progreso, oportunidades, ciencia, tecnología, cultura…
Si comprendemos la importancia de la educación, invertiremos en ella y obtendremos sus frutos, que no son otros que forjar una sociedad más igualitaria, justa, desarrollada y pensante capaz de transformarse y superar sus obstáculos sociales, económicos e históricos para el bien común.
Jhon Flórez Jiménez
Abogado- Master en Ciencia Política
Sobre el autor

Jhon Flórez Jiménez
La columna
Abogado. Especialista en contratación estatal y derecho constitucional y administrativo. Magíster en Ciencias Políticas. Analista político y activista social.
1 Comentarios
Excelente. Sin educacion no hay bienestar ni desarrollo. Ademas, se requiere alimentacion integral, deportes y artes.
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