Opinión
La ambición, motor de la violencia en Colombia

Achacar a la pobreza el origen de la violencia no es del todo cierto. Si bien los conocedores de estos temas hablan de la existencia de tres factores que generan la violencia como son: la ideología, la pobreza y la ambición, coincido en que la mayor determinante en nuestro país es la ambición.
La captura de la exfiscal Ana Catalina Noguera, exdelegada de finanzas criminales y exdirectora de extinción de dominios por vínculos con narcotraficantes y corrupción, no la podemos asociar con la ideología ni con la pobreza, pero puede resaltarse que Ana Catalina Noguera es hija de Rodrigo Noguera, exrector de una prestigiosa universidad como lo es la Sergio Arboleda.
Al igual que Ana Catalina, centenares de colombianos que vienen de familias adineradas pasan a ocupar altos cargos públicos y que resultan enlodados en los mayores escándalos de corrupción no movidos por la necesidad, sino movidos por la ambición al poder, por eso es tan pantanoso tratar de avanzar en el camino de la paz total. Cada paso que damos en medio de esta selva de impunidad y crímenes, nos presenta factores que justifican la existencia de la violencia.
Hace mucho tiempo que la violencia en Colombia dejó de tener como asidero la ideología y, ahora, concretamente, debe su existencia en la codicia y el dinero, y esto a su paso permite la consecución del poder que brinda prestigio y reconocimiento en una sociedad sin valores.
El menosprecio a los pobres, por parte de esa elite corrupta, que rechaza proyectos de viviendas de interés social en los sectores donde ellos viven aludiendo al temor de convivir con personas de escasos recursos, es la peor ignominia a la que puede llegar una especie que se considera civilizada; pero la aceptación de convivir con criminales de la misma ralea, “corruptos y narcos”, y toda serie de abominaciones sociales, es irónicamente aceptable y aplaudible.
Por tal razón, sin desconocer que la pobreza en algunas personas lleva a tomar caminos equivocados, no se puede asegurar que es el principal combustible de la violencia. Es la ambición que lleva a ciertas personas en condición de pobreza a emular el estereotipo de sociedad clasista y empoderada que cada día gana mayor aceptación en el conjunto de la población e instituciones. Sin embargo, al fin de cuenta, pareciera que a nadie le interese los valores. Lo que realmente importa es un garaje repleto de Ferrari, una mansión en un privilegiado sector para gente de bien y una cuenta bancaria repleta de dinero y pobre en moralidad…
La depuración de las instituciones, el compromiso de una sociedad por recuperar sus valores y la negación de toda forma de pretextos, que justifican en la pobreza, en la ideología,” la violencia”, debe ser un imperativo de los gobiernos de turno y, a futuro, la gran apuesta que debemos hacer en Colombia.
Nerio Luis Mejía
Sobre el autor

Nerio Luis Mejía
Pensamientos y Letras
Nerio Luis Mejía es un líder comunal, defensor de los Derechos Humanos, quien ha realizado de manera empírica un trabajo de investigación acerca de las causas que han propiciado -y siguen alimentando- el conflicto armado y social colombiano. Mediante sus escritos, contextualiza las realidades territoriales.
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