Opinión

La historia vs la “re-historicidad”

Diógenes Armando Pino Ávila

31/03/2023 - 00:10

 

La historia vs la “re-historicidad”

 

Hay que ser protagonista de la historia que nos ha tocado vivir, estoy de acuerdo con ello, pero vivir la historia no te hace protagonista de ella, a lo sumo eres un espectador interesado o un elemento de la decoración del escenario sin ninguna acción o propósito dentro de la escena.

La vida transcurre ante nuestros ojos, afecta para bien o para mal nuestras vidas, sin embargo, hay espectadores que no toman partido, que no asumen ningún papel dentro de ese libreto de ocurrencia inexorable que es la vida. Hay algunos que ni siquiera se dan cuenta que la historia se está realizando en la fragua de la cotidianidad, son indiferentes, no les interesa lo que ocurre, tienen miedo a participar e incluso tienen el prurito de creerse por encima de los acontecimientos. Metidos en su burbuja de indiferencia no perciben la importancia de la historia y de los cambios que jalonan sus acontecimientos o episodios de ese proceso de eventos que se suscitan al seno de la sociedad en general o de una comunidad en particular.

Hay personas que no se conforman con ser espectadores, se niegan a ser elementos de utilería de la indiferencia, se rehúsan a ser espectadores y asumen papeles protagónicos, lideran procesos en la medida de sus capacidades, asumen un rol importante o medio, incluso elemental dentro de la historia, saben que los procesos históricos y culturales se dan dentro de una sinergia que requiere puntales en que apoyarse para sostener el peso del cambio. Esas personas osadas, o con la intuición creativa de que el mundo, la sociedad, la cultura no es, ni debe ser estática, se lanzan a la corriente de opinión o de acontecimientos, participando, aportando ideas, acciones, sumando esfuerzos y hacen posible la consolidación de la nueva historia.

Ya lo dije, lo descrito se da en la política, en la ciencia, en el emprendimiento, en todas las áreas de la sociedad, la creencia generalizada es que solo se da en los grandes centros urbanos, donde se concentra el poder, pero no, al seno de pequeñas comunidades, al interior de pueblos pequeños se vive una dinámica interesante, donde los pobladores son protagonistas o espectadores de la historia. Hace algunos años, en el 74 para ser algo preciso, se dio en San Miguel de las Palmas de Tamalameque, donde la cultura de La Tambora que siempre había estado allí, comenzó a interesarnos, a darnos inquietudes intelectuales de búsqueda de raíces y reafirmación de la identidad del territorio.

Esa cultura, La Tambora, que siempre había estado, pero que moría en una lenta agonía a pesar del empeño y el tesón de unos ancianos que pusieron su alma y vida para no dejarla morir. Nuestros mayores dieron la luz a los jóvenes que nos inquietábamos por la Identidad y sentido de pertenencia al territorio y fuimos tocados en lo profundo de nuestra alma joven empujándonos a tomar la decisión de no ser espectadores de la defunción de nuestra cultura ancestral, sino, por el contrario, el de ser protagonistas de esta historia.

Claro está, el rol principal era el de nuestros mayores que, contra viento y marea, hicieron posible que nosotros recibiéramos noticias de la cultura vernácula, por ello dentro de la historia esos ancianos, nuestros mayores, fueron los protagonistas y nosotros, el grupo de jóvenes, asumimos un papel secundario o terciario pero decisivo para jalonar el proceso de visibilizarían, conservación y preservación de este bello símbolo cultural que identifica, no solo a San Miguel de las Palmas de Tamalameque, sino, a toda la Depresión Momposina, con dos o tres excepciones (El Banco, Mompox y Guamal), El Banco y Guamal asumieron la cumbia como propia, mientras que Mompox últimamente asumió el jazz.

No obstante, los papeles protagónicos de ancianos y jóvenes en ese devenir cultural de los pueblos, hay una moda que viene desde hace mucho tiempo, ella es «La re historicidad», como la llaman los estudiosos, consistente en que algunos espectadores o indiferentes quieren ahora reescribir la historia, abrogándose sin ningún reato papeles protagónicos que en su momento no cumplieron o se rehusaron cumplir. Al momento de sumir investigación cultural hay que estar muy pendiente de esto, pues en todos los pueblos nuestros ocurre y esto puede ocasionar una distorsión o falsedad en las investigaciones y publicaciones que se hagan.    

 

Diógenes Armando Pino Ávila

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

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