Opinión
Editorial: El espíritu navideño como nuevo inicio
Tras un año colmado de retos y acontecimientos, el mes de diciembre representa el fin de un ciclo. Un momento de celebración en familia, de recogimiento y renovación en el que intervienen valores de esperanza y amor.
La fiesta más importante del Cristianismo –La Navidad–, con la cual se conmemora el nacimiento de Jesucristo, se hace notar desde los últimos días de noviembre, no solamente por el alumbrado público y las vitrinas de los centros comerciales, sino también por los adornos caseros, los seminarios, las festividades y las actividades que promueven una atmósfera de alegría o intimidad.
Durante siglos, la Navidad ha sido una fiesta religiosa, una gran ocasión para el reencuentro, pero es cierto que en los últimos años, como consecuencia del creciente mercantilismo, la fiesta ha ido impregnándose de un marcado carácter comercial, poniendo en entredicho el espíritu navideño que hace de estas fiestas algo tan especial.
¿Pero cómo definir el espíritu navideño? Su definición va innegablemente ligada al sacrificio de Cristo y muchos evocan ese espíritu como una fuente de iluminación, de perdón y paz. Una invitación a ver y sentir las cosas de manera más indulgente o misericordiosa, más tolerante y comprensiva.
Ese espíritu que muchos añoran –y que otros buscan– está en cada uno de nosotros. Y es una cuestión personal revivirlo y así hacer que lo impensable se traduzca en hechos. En más de una ocasión, el periodo de fin de año ha sido propicio para el consenso de una tregua en un conflicto, el fin de un choque familiar, y por qué no podría ser también el inicio de una nueva fase, un nuevo año basado en un sentimiento de comprensión, de acercamiento, de mejora y apertura, o una nueva dinámica de trabajo o relación.
Ante las victorias del consumismo y de las vitrinas extravagantes, el espíritu navideño tiene como fin transformar cada situación, cada luz y cada obsequio, en una oportunidad para el entendimiento, la colaboración o la solidaridad.
Siendo realistas, no es el regalo o la fiesta lo que importa, sino el gesto que va detrás y a quiénes van dirigidos. Pongamos caras y nombres detrás de cada gesto, añadamos sentimientos a las salidas o paseos que emprendamos para concluir este año de la mejor manera (y empezar el nuevo de la misma forma).
Desde el punto de vista cultural, el departamento del Cesar se convierte en esta época en un escenario brillante de fiestas con los alumbrados, la noche de velitas, el día de navidad y el año nuevo. Conciertos, marchas, reuniones y celebraciones en perspectiva que podemos convertir en encuentros vibrantes e inolvidables.
1 Comentarios
muy bien y exitos ;v
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