Opinión

La utilización de la política como método de exterminio

Nuestro sistema democrático, a pesar las muchas imperfecciones, todavía representa la esperanza para la gran mayoría de ciudadanos que nos acercamos cada 4 años a las urnas para elegir a los representantes de las diferentes corporaciones publicas que se realiza mediante el voto popular, es más, nuestra democracia aun es considerada una de las más sólidas del continente.

Lo que no podemos ocultar es que el sistema de elección colombiano, funciona mediante lo que muchos conocemos como clientelismo político. Aquí son pocos los electores conscientes, lo que existe es un pueblo lleno de muchas necesidades que venden, su decisión por la promesa de conseguir un favor político del candidato o aspirante a ser electo, cuyos ofrecimientos van desde una formula médica, hasta un puesto de trabajo, es hora de ver en los semáforos a muchas personas, en especial jóvenes, bajo el inclemente sol, sostener una valla repleta de publicidad política a cambio de unos cuantos pesos, imágenes que, el solo verla, deben causar repudio, por el atropello a la dignidad humana.

En un reciente recorrido por varios municipios del Cesar y la Guajira, pude evidenciar muchas banderas de colores colgadas sobre las casas, al parecer identifican un partido o movimiento político, es decir, aquí se marca el territorio, muy parecido a las leyes que establecen los felinos en las selvas, con el propósito de establecer un dominio territorial.

La desenfrenada lucha por el poder político en nuestro país, lleva a que muchos candidatos utilizan esta expresión democrática como una arma o método de exterminio en contra de sus  contrincantes, desde asesinatos, injurias, calumnias y toda clase artimañas que estén a su alcance, olvidando que es una fiesta democrática, donde deben aflorar los valores característicos de un pueblo tan diverso como es el nuestro, ya que al fin de cuenta, lo que cambia es el discurso, porque nuestra percepción en materia económica y de seguridad sigue igual o peor. 

Una vez electos, los nuevos gobernantes deben emprender una nueva campaña, pero esta vez pedagógica, que recoja elementos que contribuyan a la reconciliación de todos los colombianos y que nos inviten a trabajar en la construcción de una sociedad en equilibrios, los recientes enfrentamientos entre el fiscal general de la nación, Francisco Barbosa, y el Presidente de la Republica Gustavo Petro, sean cual sean las razones que ellos esgriman, ninguna puede justificar este choque de poderes, confrontaciones que nos llevan a profundizar la polarización existente en el país.

Las elecciones en Colombia empiezan con una serie de promesas que al fin terminan incumplidas. El que entra, responsabiliza de la debacle al saliente, los que eran oposición callan ante la incompetencia de sus gobernantes y los que antes callaban esta vez protestan por lo que consideran mal hecho porque ellos no son gobierno, mientras que el ciudadano de a pie lucha por reinventarse, para escapar de la miseria, ante el desolador panorama que toda la vida nos ha acompañado, los problemas de desempleo, hambre, corrupción, inestabilidad política, orden público, serán cosas del día a día.

Como ciudadanos libres, no permitamos la continuidad de este universo de cosas, ni aceptemos la política como una forma de venganza, de quienes antes fueron nuestros rivales políticos, “no enemigos”, alcemos nuestras voces en contra de las injusticias vengan de donde vengan, ya que en los próximos años estaremos frente a un nuevo administrador político que regirá los destinos de la nación, con quien debemos construir y no rivalizar.

Nerio Luis Mejía