Opinión
La capacidad, el talento y las habilidades

Jehová, Alá, El Gran Arquitecto del Universo, Dios, La naturaleza, o como tu concibas al dador de vida, nos dotó de la capacidad de razonar, conocer, mirar, observar, pensar, reflexionar, entender, abstraer sobre cualquier tema o materia, es decir, en esa especie de “unidad sellada” que llamamos cerebro, se da una serie de procesos y micro procesos mentales y físico-químicos que nos permite, «estar en el mundo y con el mundo», es precisamente esa cualidad la que nos hace diferentes al resto de seres vivo y lo que nos permite modificar para bien o para mal nuestro hábitat y la que nos ha dotado a través de la construcción social, de algo singular que llamamos la escritura, lo que nos diferencia de los demás animales, al ser nosotros, precisamente, los «únicos capaces de escribir nuestra propia historia».
Hasta ahí la igualdad, pues también es necesario precisar que hay unas diferencias que se dan dentro de la generalidad del ser humano y que hacen que se marquen notorios contrastes que permiten que unos seres tiendan a desarrollar actividades diferenciadas en áreas específicas, es decir muestran y desarrollan un «talento» por actividades y áreas específicas, son estas especificidades las que permiten el desarrollo de la humanidad en el cubrimiento de adelantos sobre diferentes ciencias, profesiones, artes, deportes y oficios. Quiere decir esto que los individuos todos, tienen la capacidad, pero tienen talentos diferentes o se les facilita más su entendimiento y desarrollo en diferentes campos específicos del saber y del hacer, esto le permite escoger su actividad de trabajo, estudio, profesionalización, o recreación donde él se sienta a gusto y dispuesto a participar con las energías que en otra actividad no desarrollaría.
Cuando el individuo descubre su talento para un área específica y se dedica a ella, comienza un proceso interesante que es el desarrollo de sus habilidades, es decir la facilidad, eficacia y rapidez con que realiza determinadas acciones dentro de la actividad que su talento le permite desarrollar, ahí se marcan otras diferencias y especificidades dentro del grupo que tiene talento para determinada área, es decir, el desarrollo de las habilidades para una determinada tarea entre individuos capaces y talentosos que tienen la misma profesión, deporte u oficio, ya que unos hacen mejor y más rápido algunos procesos y no otros.
Vista así las cosas, vale la pena analizarlas en todas las actividades humanas y sobre todo en el campo de la educación, porque es allí, en el aula, el laboratorio más propicio para analizar estos aspectos de «capacidad, talento y habilidad», es en el aula donde el maestro puede propiciar el desarrollo de estos tres aspectos, pues ahí es donde el niño, el joven, comienza a mostrar o desplegar talentos y habilidades que deben ser tenidas en cuenta en el desarrollo del proceso enseñanza y aprendizaje.
La familia nos entrega a un niño, que en su interior tiene unas potencialidades por descubrir por parte de él mismo y que el maestro debe saber observar y analizar a ese pequeño para que dentro del abanico de opciones que da el sistema educativo, con la ayuda del docente el niño, el joven desarrollen sus capacidades y descubran su propio talento y basado en eso desarrollen unas habilidades que le permitan sentirse a gusto con lo que hacen en el aula y en el colegio. Que esas potencialidades que el estudiante trae al colegio, no sufran ese proceso de castración que la tradicionalidad y la institución activa sobre el estudiante, que directivos, padres y docentes entendamos que la idea no es obligar al estudiante, sino, que por el contrario hay que incentivarlo a descubrir su propio talento y a desarrollar habilidades y destrezas sobre el área especifica que le es fácil o le gusta.
La familia educativa debe ser instruida sobre este particular y aclarar que el método de la escuela conductista no propicia, no potencia el talento, pues su tendencia es mas de domesticación repetitiva con estímulos de premio y castigo que convierten al estudiante en notero, es decir a estudiar por una nota y no para la vida. Creo que es necesario ajustar el modelo pedagógico de las escuelas y colegios hacia tendencias constructivistas o nuevas tendencias que impulsen y promuevan el desarrollo de talentos específicos y que por fin entendamos que generalmente el alumno quiere aprender una cosa muy diferente a la que el educador quiere enseñar.
Diógenes Armando Pino Ávila
Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila
Caletreando
Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).
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