Opinión
Apenas doscientos
Desde siempre me ha ligado un afecto entrañable por este bello país. Mi “querencia” –como decimos en México- data de los años de escuela donde tuve la oportunidad de convivir con estudiantes colombianos en mi querido Instituto Politécnico Nacional, que me hablaban de su país, de sus bellezas, de su gente, una gente que hace todo lo posible por ser feliz, que baila y que canta lo que mantiene constante esa alegría característica de los colombianos.
Años después, tuve la oportunidad de dirigir a una gran cantante Colombiana Marta Lasso, una voz y un temperamento extraordinario, Marta me contaba de su infancia, de sus inicios como cantante y de la decisión que tomó de radicar en México donde fue muy admirada, tanto así que decidió quedarse en ese país que tan bien la trató y donde no le faltaba trabajo.
Marta ha sido una de las voces más especiales que he podido escuchar, su timbre era inigualable y el estilo para interpretar hacían la delicia de todos los que teníamos la fortuna de conocerla. Trabajamos en el desaparecido “El Patio” un centro nocturno de gran tradición en aquel entonces en México y donde se presentaban los mejores artistas del continente.
Aquí en Colombia, donde radico hace más de cinco años, el pintor Germán Piedrahita recientemente fallecido y con el que me unió un afecto muy especial, un hombre sencillo y de gran talento, por encargo de la gobernación me pidió escribiera algo relativo al Bicentenario del país, cosa que hice con el mayor de los gustos dado el cariño y ahora el agradecimiento por este país que me ha recibido con esa cordialidad que caracteriza a los colombianos.
A continuación transcribo el texto que fue presentado en el Centro Comercial Guatapurí y que pone de manifiesto la esperanza que tengo por un país que es más que sus problemas.
Apenas doscientos
Con el paso de los años
sigues siendo inmarcesible
siguen firmes tus colores
sembrando siempre alegría
No hay conflicto que supere
la belleza de tus flores
esa flor de la esperanza
que jamás será marchita
Dos siglos han transcurrido
y el crisol de la esperanza
sigue encendido y formando
gente de empuje y valor
Colombia yo te imagino
corriendo por esos ríos
que alimentan la nostalgia
por un mejor porvenir
Y tu inmensa geografía
produciendo gente buena
pueblos con la frente alta
orgullosos de su raza
Porque te imagino limpia
te prometo no ceder
hasta que la noche pase
y llegue el amanecer
Vas a cumplir tu destino
Colombia nada podrá
detener tu rumbo cierto
de justicia y libertad
No tengo duda al respecto
eres más que tus problemas
y la justicia inmanente
a tu suelo llegará
Por eso y más te agradezco
que me has dado patria y suelo
que has alentado mis sueños
que siempre harás realidad
Emilio Enrique
Sobre el autor

Emilio Enrique Acevedo
Aquí Entre Nos
Emilio Enrique, escritor mexicano nacido en el Distrito Federal, bajo el signo de Sagitario (diciembre 2) es autor de La Niña del Tepeyac, obra que lo ha dado a conocer en algunos países de Centroamérica y en su país. Radicado actualmente en Colombia, dirige en Valledupar una Fundación que tiene tres grandes objetivos: La Culura, la asistencia al campo colombiano con nuevas técnicas de cultivo y el apoyo a personas con cáncer. Es compositor y músico, área donde ha tenido buenos resultados. Enamorado de Colombia, espera desde este país proyectarse a toda latinoamérica como escritor, tarea a la que está entregado.
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