Opinión
El Cesar, un departamento de acordeones y tamboras
La Gobernación del Cesar Lo Haremos Mejor, con el propósito que la Música Vallenata contara con un santuario donde permanezcan guardados los bienes culturales, materiales e inmateriales, que hacen parte de la memoria histórica del Vallenato, realizó la licitación pública para la construcción del centro de eventos, histórico y cultural de la música vallenata por un valor de $147.140.616.117.
El mundo vallenato celebró el inicio de la construcción de esta magna obra, toda vez que con este Centro Cultural se busca garantizar el rescate, preservación, divulgación y difusión de la Música Vallenata. Además, se pretende generar un gran y alto impacto económico y desarrollo social convirtiéndolo en el epicentro turístico de Valledupar y la región.
Hasta aquí todo es poesía, encanto y alegría como las canciones vallenatas, pero contratada e iniciada la obra, comienza a combinarse el realismo mágico, la imaginación y el sarcasmo, puesto que la obra comienza a retrasarse, los diseños deben reacomodarse y la vistosidad del proyecto no es del agrado de muchos en la ciudad y la región.
Sumado a ello, ha causado revuelo la decisión del Gobierno del “Cesar en Marcha” de adicionar la suma de 43 mil millones de pesos para poder terminar el Centro Cultural de la Música Vallenata, lo que ha traído una ola de críticas al gobierno departamental, una serie de especulaciones y comparaciones con otras obras, por el alto costo final de la obra que oscilaría en los 200 mil millones aproximadamente.
La obra, sin duda, es una herramienta esencial y de vital importancia para la salvaguarda del folclor vallenato, la inmortalización de sus juglares y máximos exponentes, como también la plataforma para que el vallenato se encumbre en el olimpo de los dioses de la música y folclor en Colombia.
Alejado de las críticas y contradicciones por su elevado costo, de la propuesta de construir el Centro Cultural de los Municipios del Sur del Cesar y Bolívar en Aguachica y el Centro de la Cultura Ribereña en Tamalameque, nuestra preocupación y llamado al Gobierno Departamental es a la inclusión, equidad, igualdad y respeto por las demás manifestaciones culturales que abundan en el Cesar, porque el Cesar no solo es vallenato, somos un departamento pluricultural donde conviven una serie de manifestaciones culturales diferentes como la Tambora.
Es por ello que solicitamos respetuosamente la atención, apoyo e inversión para que nuestra cultura vernácula también se le garantice su rescate, preservación, divulgación y difusión, para así no verla sometida al aniquilamiento por la imposición de la música vallenata.
El vallenato, la Tambora y las diferentes manifestaciones culturales del departamento pueden interactuar, crecer y brillar juntas, respetándose y valorándose, por eso requerimos al gobierno departamental destinar de los recursos del presupuesto de todos, una inversión y/o apropiación presupuestal para la Tambora y en especial para el Festival Nacional de la Tambora y la Guacherna de Tamalameque que mediante la Ley 2260 de 2022 y las Ordenanzas 030 de 2003 y 006 de 2006 los Declararon Patrimonio Cultural de la nación y del departamento.
Si deseamos una Cultura del Cesar en Marcha, debemos respetar, apoyar y fortalecer la interculturalidad del departamento, con un presupuesto inclusivo, programas educativos interculturales que aborden los diferentes estereotipos culturales de la región, para así engrandecer la Cultura del Cesar en su conjunto y convertirnos en el Departamento Cultural del país.
Diógenes Armando Pino Sanjur
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Sanjur
Tamalamequeando
Diógenes Armando Pino Sanjur, más conocido como May Francisco, nació el 24 de junio de 1976 en un pueblo mágico lleno de historia, cultura y leyendas situado en la margen derecha del Río Magdalena llamado Tamalameque. Hijo de los docentes Diógenes Armando Pino Ávila y Petrona Sanjur De Pino, tiene 2 hijos, May Francisco y Diógenes Miguel, los cuales son su gran amor, alegría, motor y mayor orgullo. Abogado de Profesión, despertó su interés con la escritura de su padre quien es escritor e historiador, se declara un enamorado de su pueblo, de su cultura (la tambora) y apasionado por la política como arte de servir.
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