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Los Pueblos indígenas de la Costa celebran su día
En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el Ministerio de Cultura se encontrará este sábado 11 de agosto en el Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico, en Barranquilla con los representantes de 9 pueblos del Caribe.
El objetivo de esta reunión es socializar los diagnósticos de vitalidad de las lenguas de 9 pueblos indígenas del Caribe –que el Ministerio realizó durante los últimos años–, para concertar acciones con las comunidades y así trabajar a favor de la conservación de estas lenguas patrimonio inmaterial de la nación.
Representates de las comunidades Kankuamo (Cesar), Zenú (Sucre), Wiwa (Magdalena), Kogui (Cesar), Wayuu (Guajira), Ette enaka (Magdalena), Mokaná (Atlántico), Yukpa (Cesar) y Arhuaco estarán presentes en la socialización y expondrán sus precepciones sobre estos estudios.
La investigadora de lenguas Maria Trillos Amaya, de la Universidad del Atlántico, y la asesora de Asuntos Étnicos del departamento del Atlántico Esther Cañate, también harán parte de esta reunión.
El trabajo realizado por el Ministerio desde el 2008 con las lenguas indígenas del país se enmarca en la Ley de lenguas 1381 del 2010, mediante la cual se reconocieron 68 lenguas diferentes (65 lenguas indígenas, dos criollas, y una gitana) y se decretaron el reconocimiento, el uso y el fortalecimiento de estas lenguas en Colombia, así como la protección a los derechos lingüísticos de sus hablantes.
Situación actual de las etnias Wayunnai y Yukpa
Los estudios arrojan que etnias como la Wayúu han notado un debilitamiento en su lengua, pues aproximadamente el 60% de los jóvenes, que por necesidad se dirigen a las ciudades donde deben aprender una segunda lengua, hablan poco el idioma nativo y manifiestan vergüenza étnica. Además solo el 30% de los niños aproximadamente conoce la lengua materna.
Por su parte, la población Yukpa ywonku está conformada aproximadamente por 6,000 personas que mayoritariamente viven en el Cesar. La lengua yukpa pertenece a la familia lingüística Caribe. Los hablantes yukpa están dispersos en territorios colombianos y venezolanos, y aunque la vitalidad de la lengua yukpa es alta, se presentan variantes de vitalidad en la lengua materna en algunos poblamientos.
La familia Chibcha
El estado de las lenguas chibchas arhuaca, wiwa, kogui, ette enaka, y kankuamo varía. Se considera que la población arhuaca la constituyen aproximadamente 14.700 indígenas, agrupados en distintas zonas de la Sierra Nevada. De acuerdo con los datos de algunos hablantes del ika, casi el 100% de la población arhuaca del Magdalena habla la lengua materna, y un 90% de los arhuacos del Cesar la utilizan en diferentes interacciones comunicativas, lo cual convierte a esta lengua es la más vital de las lenguas chibchas. Para estos indígenas, sin embargo, la garantía en torno a la preservación de la lengua no está en la escritura, en los textos escritos, sino en la transmisión oral.
En la comunidad Wiwa, por su parte, que cuenta con una población de 12,531 integrantes, la vitalidad de su lengua, varía entre los 3 departamentos donde se encuentra asentada. En el departamento del Magdalena este idioma está fortalecido, dado que el 93,9% de la población lo habla bien, mientras que en La Guajira está debilitado, puesto que allí solo un poco más de la mitad (53,4%) lo habla bien. En el Cesar la situación es intermedia solo el 66,2% de la población habla bien la lengua.
La lengua de los kogui, ubicados en el Cesar y Magdalena, también se encuentra en un estado de vitalidad fuerte. Se estima que en la actualidad el número de indígenas pertenecientes a esta etnia alcanza casi las 10.000 personas y la mayoría de niños, jóvenes y adultos, hablan su lengua materna.
La lengua más débil de la familia chibcha es la del pueblo Ette enaka, ubicado en su mayoría en el Magdalena, con una población de 1.621 personas, pues solo el 23,5% de los 1500 indígenas mayores de 2 años, la hablan y entienden bien y casi la mitad (44%) ni la hablan ni la entienden.
La transmisión intergeneracional de esta lengua se encuentra en peligro porque el 90% de los niños no la habla. En su mayoría, los niños adquieren el español como lengua materna.
A diferencia de los Kogui, quienes piensan que la escritura puede ser un factor de riesgo para la preservación de la oralidad de su lengua y su identidad indígena, la lengua Ette enaka, tiene niveles de representación gráfica: alfabeto y estructura gramatical.
El Kankuamo, de los kankuamos del Cesar, cuya población asciende a 13 mil indígenas, es una lengua chibcha prácticamente extinta y sus hablantes se comunican básicamente en español. A pesar de la situación de la lengua los miembros de esta etnia están muy interesados en recuperar su legado lingüístico, y, por ello, han empezado a realizar acciones que les permitan revitalizarlo, sobre todo en la población infantil y juvenil.
Otras lenguas perdidas
La lengua de los zenúes de Sucre, con una población de unos 233 mil indígenas, también se creía muerta.
No obstante, el Ministerio de Cultura recientemente ha establecido que algunos miembros de la comunidad conocen la lengua. Los zenúes no quieren perder su lengua y aseguran que “se dejó de hablar, pero no ha muerto”. Se dice que hay abuelos que la conocen pero se niegan a aceptarlo. Un sector interesado de la comunidad se ha dado a la tarea de aprender de los abuelos que conocen la lengua para transmitirla a los niños y así comenzar a revitalizarla.
El pueblo monaká, con unas 24 mil personas, también está en la tarea de recuperar su lengua y sus características culturales. Asentado actualmente en los municipios de Tubará, Malambo, Galapa, Baranoa, Usiacurí y Piojó, en el departamento del Atlántico, este pueblo atravesó por un fuerte proceso de aculturación que lo ha llevado prácticamente a la extinción y a la pérdida de todos sus rasgos identitarios. Con el apoyo de la antropóloga Lina Montoya Morales, de la Universidad de Antioquia, el grupo se ha planteado como meta la elaboración de la primera cartilla de la lengua mokaná, y adicionalmente seguir aportando en capacitaciones a la planta de sus docente para que puedan desempeñar con más herramientas conceptuales la labor de rescate de la cultura.
Carolina Mila
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