Patrimonio
La historia del Carnaval de Barranquilla: del siglo XIX a la fecha de hoy

En Barranquilla, el carnaval comenzó a tomar forma propia durante el siglo XIX, aunque no hay una fecha exacta que marque su inicio. Los registros más antiguos, como la correspondencia de un viajero estadounidense llamado Van Rensselaer en 1829, describen una celebración modesta, acorde con el tamaño de la entonces pequeña población. Para 1876, el carnaval ya se había oficializado como una procesión festiva de cuatro días que atraía a habitantes de la ciudad y de pueblos vecinos. Este auge coincidió con el crecimiento económico de Barranquilla, impulsado por el comercio fluvial del río Magdalena, que convirtió a la ciudad en un crisol de culturas y tradiciones.
A finales del siglo XIX, el carnaval empezó a definirse con elementos que aún perduran. En 1888, surgió la figura del Rey Momo, un personaje mitológico que encarna la burla y el espíritu festivo, inspirado en las cortes feudales europeas pero adaptado al humor Caribe.
El siglo XX trajo una evolución constante. En 1903, el general Heriberto Vengoechea propuso la primera Batalla de Flores, un desfile de carruajes decorados que buscaba celebrar el fin de la Guerra de los Mil Días y recuperar tradiciones perdidas. Este evento, inicialmente un paseo por el antiguo Camellón Abello (hoy Paseo de Bolívar), marcó el renacimiento del carnaval tras años de interrupción. En 1918, se eligió a la primera Reina del Carnaval, Alicia Lafaurie Roncallo, institucionalizando una figura que desde 1923 se convirtió en tradición anual, símbolo de la alegría y liderazgo festivo.
En 1967 nació la Gran Parada de Tradición, enfocada en las danzas folclóricas como la cumbia y el garabato. En 1974, Esther Forero, conocida como "La Novia de Barranquilla", impulsó la Guacherna, un desfile nocturno que rescata el ambiente popular con tamboras y flautas de millo. Para 1995, se creó el desfile de la Calle 17, liderado por el Rey Momo, y en 2000, la Gran Parada de Comparsas dio espacio a la fantasía moderna. Estos eventos reflejan cómo el carnaval se ha adaptado, creciendo junto con la ciudad.
Un momento clave llegó en 2003, cuando la UNESCO declaró al Carnaval de Barranquilla Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, reconociendo su riqueza cultural y su capacidad de unir a la comunidad. Antes de esto, muchos barranquilleros veían la fiesta como caos y desorden, pero la declaratoria cambió su percepción, fortaleciendo su identidad y atrayendo turismo. Hoy, el carnaval es un escaparate de danzas como el congo y el mapalé, personajes icónicos como la Marimonda y Joselito Carnaval —cuya muerte simbólica el martes de carnaval cierra la fiesta—, y una explosión de creatividad que convoca a más de un millón de personas.
En esencia, el Carnaval de Barranquilla es una celebración de resistencia y mezcla, un legado de siglos que sigue vivo porque, como dice su lema, "¡Quien lo vive es quien lo goza!". Es la historia de un pueblo que convirtió la diversidad en su mayor fortaleza, haciendo de cada febrero o marzo un carnaval eterno.
Verónica Salas
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