Patrimonio

Espacio urbano de la plaza El Carmen de Guamal

Luis Carlos Ramirez Lascarro

23/08/2021 - 04:55

 

Espacio urbano de la plaza El Carmen de Guamal
Una perspectiva de la plaza El Carmen de Guamal-Magdalena / Foto: Alchetron

 

El municipio de Guamal fue fundado, de acuerdo a Rangel Paba, el 16 de julio de 1747 por el Maestre de campo y Caballero de la orden de Santiago Fernando de Mier y Guerra, español residenciado en Mompós, con 131 vecinos (familias) y 533 almas, a orillas del río Magdalena, jurisdicción de la ciudad de Tamalameque, provincia de Santa Marta y fue creado municipio mediante el decreto 164 del 11 de octubre de 1886, expedido por la gobernación del Magdalena, elevándose a tal categoría mediante la ordenanza 15 del 2 de julio de 1904 (Zambrano, 1997).

Guamal fue bautizado, en ese entonces, como Nuestra Señora del Carmen de Barrancas, como dejó constancia Remigio Gerónimo De Velasco y García, primer cura del municipio, el 5 de noviembre de 1751, quien también da cuenta de que el primer alcalde del municipio fue Martín Ruíz Díaz y que ya para la época el pueblo tenía su correspondiente y decente iglesia (Rangel, 1947).

Este dato acerca de la existencia del templo católico, casi que desde la misma fundación del municipio, permite establecer como el sitio fundacional del municipio al marco de la Plaza El Carmen, donde se ubica este templo, sumado al hecho de que en este sector es en donde se ubican las casas más viejas, se ubicaron los primeros establecimientos comerciales y educativos, donde han vivido las familias más tradicionales del municipio y donde se ha desarrollado gran parte de la vida pública y cotidiana, social y cultural del municipio, hasta nuestros días.

El espacio urbano de Guamal fue trazado de acuerdo al modelo de ciudad en forma de retícula ortogonal que se desarrolló durante la colonia española, como tipología mencionada por López Guzmán, citado por Franco, así, "(…) la mayoría de las ciudades responden a un mismo modelo urbanístico con escasas variantes. Trazadas «a cordel y regla», definen una trama geométrica donde calles rectas se cruzan formando una retícula. En el centro, quedará abierta la plaza mayor que será el núcleo simbólico y vital de la nueva ciudad", lo cual permite reafirmar la importancia de la plaza El Carmen, como sitio fundacional del pueblo y que, además, se configuró en centro administrativo, comercial y cultural del municipio hasta principios de la segunda mitad del siglo XX.

El sector más antiguo del casco urbano municipal está conformado por seis calles longitudinales, paralelas al río, que son atravesadas transversalmente por ocho carreras, las cuales constituyen las calles fundacionales del municipio y contienen referentes urbanos importantes para la población. Los nombres de estas calles y carreras fueron acordados por el Concejo municipal a mediados de 1935 (Zambrano, 1997), así:

-Nombres de las Calles: Calle 1 – Magdalena, Calle 2 – Colón, Calle 3 – Santander, Calle 4 – El Carmen, Calle 5 – Sucre, Calle 6 – Caldas, Calle 7 – Nariño, Calle 8 – Ricaurte, Calle 9 – Ospina Pérez, Calle 10 – Celedón, Calle 11 – Nueva o Av. de los estudiantes.

-Nombres de las carreras: Carrera 1 – Camino de Pampán, Carrera 2 – La paz, Carrera 3 – 29 de Diciembre o Av. Colombia, Carrera 4 – Crispulo Infante, Carrera 5 – El progreso, Carrera 6 – Córdoba, Carrera 7 – Libertad, Carrera 8 – El libertador, Carrera 9 – Lourdes o Callejón de los micos, Carrera 10 – El cañito y Carrera 11 – La de la planta.

La plaza se encuentra ubicada entre el atrio del templo parroquial de Nuestra señora del Carmen y el viejo y pequeño puerto, hoy abandonado y en desuso a causa de la sedimentación que ha formado un gran islote frente a él, casi que devolviendo la calle que el río erosionara a principios del siglo XX.

Vista de la vieja plaza desde la parte alta de la iglesia. Guamal, Magdalena. Esta plaza inicialmente era atravesada por un camellón, bordeado de árboles, que iba desde el puerto hasta el monumento de la virgen del Carmen y daba la bienvenida a quienes arribaban al municipio por el río, pero este fue eliminado cuando fue construido el parque que muchos, aún hoy día, conocen como “El parque de los leones”, en parte por el decorado de la fuente que se ubicaba en medio de este y en parte porque esta obra fue hecha por encargo de los miembros del desaparecido Club de Leones, durante la alcaldía de Manuel Villa Arias entre 1974 y 1976. Dicha fuente y algunas de las grandes materas fueron removidas durante los trabajos de remodelación de la plaza realizados en el año 2010, bajo la alcaldía del médico Robert Ramírez Blanco y el curato del presbítero Gilberto Rodríguez, de la congregación de los Siervos Misioneros de la santísima trinidad, quienes administran la parroquia desde el 2005.

El principal referente urbano ubicado en el marco de la plaza es el templo parroquial, edificio que, se ha tenido tres formas diferentes, siendo la inicial construida en palma de vino y caña brava, cuyo techo se incendió en octubre de 1894 a causa de una descarga eléctrica atmosférica (Zambrano, 1997). En 1905, el techo del templo fue cambiado a hierro galvanizado por gestión del presbítero Manuel Bayarri Gómez y monseñor Rafael Celedón Ariza (Pedrozo 2018). Como señala Pedrozo, la actual construcción fue restaurada en 1963 gracias a las gestiones del político guamalero Néstor Andrés Rangel y al regalo de los cuatro relojes para las caras de la torre principal del templo por el ganadero y dirigente político José de la Cruz Mejía. Respecto al incendio de la iglesia, una leyenda local dice que los primeros en tomar manos a la obra para sofocar el fuego fueron los santos patronos del pueblo: Que la mujer a quien don Miguel Pacheco escuchó gritando: ¡fuego… fuego! corriendo por la calle 3, frente a la casa que hoy día es de José Ignacio Mejía, era la virgen del Carmen y que el hombre al que vio la señora Juana Vanegas corriendo por el caballete de la iglesia, corriendo de un extremo a otro con un ramajo en la mano, tratando de sofocar las llamas, era San Sebastián.

Parque de los leones en la Plaza el Carmen, al fondo el templo parroquial. Guamal, Magdalena.

Gracias al archivo fotográfico de la familia Guerra se pueden apreciar los dos tipos de torre que tuvo la iglesia en su segunda forma de construcción, antes de su restauración en 1963. En esta primera foto del templo se aprecia, en la parte inferior el viejo camellón y una incipiente torrecilla, coronada con una cruz. En la segunda foto del templo se aprecia la entrada o salida de una procesión de la Virgen del Carmen, con una torre un poco más alta y un campanario reconocible a la distancia. Se identifica a mano izquierda la primera sede de la alcaldía, de la cual no se tienen datos acerca de su construcción.

En este templo se encuentran varias obras de arte religioso realizadas por artistas guamaleros, lo cual la convierte en el primer y principal escenario de exposición permanente del arte local.

Cementerio municipal antes de su cerramiento. Foto: Gualterio Guerra B.El cementerio municipal es otro espacio urbano de referencia, participante y constitutivo de los lazos sociales de la comunidad, un espacio para la memoria, la tranquilidad, espiritualidad, el descubrimiento y el asombro. Una especie de “museo de la muerte”, donde podemos encontrar los restos mortales de los ancestros y los seres queridos, para honrarles, así como asombrarnos con rostros y apellidos que han formado parte de la historia local, apreciando nuestro pasado común, tradición, prácticas religiosas y culturales, tales como velorios, cortejos fúnebres y formas de sepultura o enterramiento.

No se tiene claridad acerca de la fecha en la cual fue ubicado donde se encuentra actualmente: Al principio de la calle 2, ocupando junto con el anfiteatro, la capilla y un pequeño lote contiguo, todo el espacio entre la carrera 2 y la carrera 1. El anfiteatro se dejó de utilizar en los años 2000, por no cumplir con todos los requerimientos de ley para los procedimientos tanatológicos que allí, ocasionalmente se hacían. En la capilla se guardan, actualmente, las andas de los pasos de la Semana Santa, sin ser este el espacio más adecuado para ello, por las dimensiones y por el estado de la estructura.

Indagando acerca del cementerio más antiguo al que hace referencia José Romualdo Zambrano en su libro, algunos paisanos lo han ubicado en el sector ubicado entre las calles: 6 y 8, con carreras 4 y 5, tomando como referencia relatos de la señora Fe María Alfaro, residente del sector, frente al viejo Pozo público.

En la actual ubicación se encuentran algunas tumbas sin lápidas y otras en las cuales las marcas hechas sobre el cemento ya no son legibles, lo que dificulta establecer con certidumbre cuando se empezó a utilizar y, aunque los datos encontrados puedan no ser los más precisos, se puede tener certeza de que la tumba con fecha más antigua es la del diácono Urbano López, fechada en 1.911. Esta es un osario, una de las cuatro formas de sepultura que podemos encontrar en él, ubicado a mano izquierda de la entrada, pegado a la pared. Las tumbas más antiguas encontradas son de: Petrona Flórez de Díaz (1.918), Juliana O de Díaz (1.925), Isidro Aguilar S (1.937), Joaquín Aguilar A (1940) y María Quintana (1946).

Son pocas las tumbas que se pudieron identificar con fechas anteriores a la década de 1950, lo cual se puede deber, también, a la remoción de algunos restos de las más antiguas, para ganar algo de espacio en la necrópolis, que ya necesita ampliación o construcción de una nueva.

Además de nichos u osarios, podemos encontrar sepulturas hechas directamente sobre la tierra, tumbas individuales construidas a manera de túmulos y panteones, siendo estos los monumentos funerarios más destacables por su altura y sus diseños normalmente profusos en simbología católica, aunque no por esto se deba asumir este como un cementerio confesional, ya que en él se encuentran sepultados miembros de la comunidad sin importar el grupo religioso al que pertenecieran en vida. Algunas de las tumbas individuales forman unos grupos, normalmente de cuatro y en ocasiones de seis, que no siempre son de miembros de la misma familia y las que si son de miembros de la misma familia no se ubican como panteones, debido a que carecen de la monumentalidad de estos, pertenecientes a varias de las familias más pudientes del municipio.

Primera casa de mampostería del municipio de Guamal, Magdalena / Foto: cortesía Las primeras casas de mampostería del municipio fueron construidas en la década de 1940, siendo la primera de estas la de don Pedro Saucedo Ospino (Zambrano, 1997), que, posteriormente, pasó a ser la sede de la Caja agraria, ubicada en la calle 3 con carrera 4 A, detrás del templo parroquial y al lado de la casa del médico Humberto Rangel, cuya vivienda conserva, aún en la actualidad, rasgos de modernidad en relación con las del resto del marco de la plaza, al igual que la casa donde don Cruz Mejía tuvo su oficina y la de la familia Flórez Ospino. El cinco de abril de 1962 se llevó a cabo la inauguración de la Caja agraria de Guamal, única entidad bancaria con sede en el municipio, aunque actualmente brinda sus servicios como banco Agrario de Colombia, en inmediaciones del parque centenario. 

Otro hito del urbanismo guamalero lo constituyó la construcción del edificio de Telecom, cuyos servicios se empezaron a disfrutar en 1966 en el edificio de dos plantas ubicado en la calle 4 con carrera 4 A, donde antes funcionó la Telegrafía, luego de ser trasladada de la casa que actualmente habita Gualterito Guerra, llegando a la orilla del río, sobre la carrera 4.

La segunda y actual sede de la alcaldía está ubicada al lado de este edificio. Fue construida a finales de la década de 1950 durante una de las administraciones de Juan Francisco García - Mayorca Van Stralen y remodelada en 1963, durante la administración departamental de Alfonso Campo Murcia, trayendo consigo el traslado del centro administrativo y comercial a la vieja Plaza de los perros, ubicada dentro del mismo casco más antiguo del municipio entre las calles 4 y 5 y las carreras 4 A y 5. Esta plaza ha tenido varios nombres: Plaza Marina, en honor a la más bella entre un grupo de gitanos que allí acamparon en julio de 1934; Parque infantil, debido a que durante el gobierno del general Rojas Pinilla le fueron instalados unos columpios y, actualmente, Parque Centenario, nombre cuyo origen no se ha podido establecer. La casa familiar de los García - Mayorca Tapias, una de las 3 edificaciones de 2 pisos de esa cuadra, fue construida también a finales de la década de 1950, aunque un poco antes que la nueva alcaldía, constituyéndose en la primera casa familiar de estas características en el municipio.

En épocas más recientes, ya en otros sectores del pueblo, alejados de la plaza fundacional, se han hecho otras construcciones importantes en el urbanismo local, tales como: El polideportivo, la Estación de servicio “Guamal”, el Aula máxima del colegio Bienvenido Rodríguez y el puente “El botón de Leyva” sobre el brazo de Mompox del río Magdalena.

 

Luis Carlos Ramírez Lascarro

 

Bibliografía:

Pedrozo Pupo, John, Melambo: tradiciones e historias de Guamal, Universidad del Magdalena, 2018.

Rangel Paba, Gnecco, El país de Pocabuy, Editorial Kelly, 1947.

Zambrano Cadena, José, Apuntes de mi tierra: Guamal de ayer y Guamal de hoy, 1997.

Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro

Luis Carlos Ramirez Lascarro

A tres tabacos

Guamal, Magdalena, Colombia, 1984. Historiador y Gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena. Autor de los libros: La cumbia en Guamal, Magdalena, en coautoría con David Ramírez (2023); El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica, en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza (2020). Autor de las obras teatrales: Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), Monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien lo representa. Ha participado en las antologías poéticas: Poesía Social sin banderas (2005); Polen para fecundar manantiales (2008); Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Tocando el viento (2012) Antología Nacional de Relata (2013), Contagio poesía (2020) y Quemarlo todo (2021). He participado en las antologías narrativas: Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021). Ha participado en las siguientes revistas de divulgación: Hojalata y María mulata (2020); Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023). He participado en todos los números de la revista La gota fría: No. 1 (2018), No. 2 (2020), No. 3 (2021), No. 4 (2022) y No. 5 (2023). Ha participado en los siguientes eventos culturales como conferencista invitado: Segundo Simposio literario estudiantil IED NARA (2023), con la ponencia: La literatura como reflejo de la identidad del caribe colombiano; VI Encuentro nacional de investigadores de la música vallenata (2017), con la ponencia: Julio Erazo Cuevas, el Juglar guamalero y Foro Vallenato clásico (2016), en el marco del 49 Festival de la Leyenda vallenata, con la ponencia: Zuletazos clásicos. Ha participado como corrector estilístico y ortotipográfico de los siguientes libros: El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), en el cual también participé como prologuista. El artículo El vallenato protesta fue citado en la tesis de maestría en musicología: El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017); Los artículos: Poesía en la música vallenata y Salsa y vallenato fueron citados en el libro: Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020); El artículo La ciencia y el vallenato fue citado en la tesis de maestría en Literatura hispanoamericana y del caribe: Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021).

@luiskramirezl

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