Patrimonio

El milagro de la Divina pastora

Luis Carlos Guerra Ávila

24/07/2023 - 00:10

 

El milagro de la Divina pastora
Cada 7 de septiembre, Codazzi celebra las fiestas del milagro de la Divina Pastora / Foto: cortesía

 

“Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible”. [Marcos 10, 27]

Buscando e investigando los orígenes de las fiestas de mi amado pueblo, me encontré en internet una página con el nombre de “Studocu”, el cual me llamó la atención, ya que ahí se encuentra este escrito, subido a la página por la Parroquia La Divina Pastora de Codazzi y que transcribo para todos mis coterráneos, ya que este año el milagro cumple 109 años de tradición e historia.

El 7 de septiembre de 1914, el entonces vicario Apostólico de la Guajira, Sierra nevada y motilones, con sede en la ciudad de Riohacha, hoy capital del departamento de la Guajira, el ilustrísimo Señor Obispo Monseñor Atanasio Vicente Soler y Rollo, quien desde varios meses anteriores se había trasladado a lomo de mula desde Riohacha hasta esta comarca en misión de llevar a cabo excursiones, como en efecto se hicieron varias, con el firme propósito de obtener por medios pacíficos la catequización de las tribus de los indígenas Motilones, a fin de conseguir la paz entre ellos y los civilizados de toda esta comarca, comprendida desde las poblaciones de Chiriguaná, La Jagua de Ibirico y Codazzi con epicentro misional, San Diego y La Paz.

Fue así como el nombrado misionero apostólico a la cabeza, acompañado de un grupo de veteranos patricios hijos de esta tierra entre quienes se distinguían resaltando los nombres de los señores: Lázaro Montecristo, Luis Gregorio Nieves, Casimiro Ávila, los hermanos, Guillermo y Cesáreo Rivero, Juvenal Guerra, Belisario Martínez Araujo, entre tantos más, haciéndole también compañía el General Antonio Galo Lafaurie, quien en esa época comandaba el piquete armado que se denominó gendarmería, conformado por un numeroso grupo de civiles de todos estos pueblos ya mencionados.

Después de varias excursiones de muchos días ya practicadas, anteriormente las que ya casi consideraban infructuosas para el cometido que se proponían y cuando retornaban a esa población de Codazzi, con rostros melancólicos de pesimismo.

En la fecha cuestionada del 7 de septiembre del año 1914, nuevamente emprendieron marcha para arribar hacia la cordillera y cuando aún no habían comenzado a trepar cuestas, encontrándose en los montículos boscosos de la margen derecha del río espíritu Santo fueron sorprendido los gritos y algarabías de los indios y observando el hecho curioso que un solo indio robusto de edad avanzada, como que era el cacique de la tribu descendía hacia ellos con las manos vacías, es decir, sin su arma típica, o sea el carcaz con el arco (macana) y las paletillas, esa flecha homicida con las que antes hacían a varias víctimas de civilizados. Fue aún mayor esa sorpresa cuando el indio avanzó varios pasos a trote hacia ellos acercándose más y con la mirada fija hizo un gesto cariñoso, reflejando esa sonrisa tímida que caracterizaba su actuación de rendirse, cuando en unas pocas palabras de su idioma se acercó más hasta chocar su mano con la del prelado, quien le correspondió atrayéndolo con un estrecho abrazo, al escuchar que aquel indio pronunciaba las palabras en su idioma: “Yacano manso”, “Guatilla Manso”. En el lenguaje del motilón, “Yacano” quería decir indio y “Guatilla” se le decía al civilizado.

Seguido del encuentro en abrazo cordial al señor obispo, este en señales le insinuaba que abrazara también al general Lafaurie y a todos los demás, a lo cual el indio obedeció cariñosamente; ante tal escena escalofriante, el señor obispo en un estado trémulo de emoción se desprendió del pectoral que colgaba en su pecho para obsequiárselo al indígena rendido ante ellos y a su lado; pero al contemplar tal actitud del prelado, el general Lafaurie como si la naturaleza en aquel instante lo hubiera dotado en virtud, la sapiencia de un sociólogo para captar por conocimiento de la ciencia, que aquel indio ignoraba el aprecio significativo de este obsequio y observando al mismo tiempo que el mismo indio llegaba a los otros, sus compañeros que estaban ocultos, pero a muy corta distancia cuando este les gritaba “INCA – PETAMA – VENGA AQUÍ”. “GUATILLA MANSO” “APE-PATUME-MUY BUENOS”; enseguida al escuchar el general Lafaurie tales palabras que pronunciaba el indio, de inmediato se tiró de rodillas al suelo lanzando un grito de júbilo “SU SEÑORIA” este acontecimiento ha sido un milagro de la Divina Pastora, más bien déjenselo colgando su señoría y cuando lleguemos a la población de Codazzi, se lo pone al pecho de su imagen y en cambio a todos los indios que ahora irán en compañía de nosotros les obsequiaremos muchos presentes que ellos. pueden apreciar a su modo, tales como fueron muchos espejos que les llamaba la atención con curiosidad, telas, pañuelos en colores grandes cantidades de sal de cocina que muchos apreciaron y muchas herramientas de labranza, etc.

Concluida las escenas vividas en el sitio de encuentro con los indios, estos haciéndole compañía a la excursión que retornaba al pueblo de Codazzi, llegaron al anochecer y fue cuando el señor Obispo ofició una la misa solemne en acción de gracias a la Divina Pastora y con aquel acto quedó protocolizado el acontecimiento, imponiéndose la obligación de que, a partir de ese día en adelante, cada año el 7 de septiembre, el pueblo de Codazzi en asocio de los misioneros capuchinos celebrarán las fiestas del “MILAGRO” de la Divina Pastora.

 

Luis Carlos Guerra Ávila

Tachi Guerra

 

Sobre el autor

Luis Carlos Guerra Ávila

Luis Carlos Guerra Ávila

Magiriaimo Literario

Luis Carlos "El tachi" Guerra Avila nació en Codazzi, Cesar, un 09-04-62. Escritor, compositor y poeta. Entre sus obras tiene dos producciones musicales: "Auténtico", comercial, y "Misa vallenata", cristiana. Un poemario: "Nadie sabe que soy poeta". Varios ensayos y crónicas: "Origen de la música de acordeón”, “El ultimo juglar”, y análisis literarios de Juancho Polo Valencia, Doña Petra, Hijo de José Camilo, Hígado encebollado, entre otros. Actualmente se dedica a defender el río Magiriamo en Codazzi, como presidente de la Fundación Somos Codazzi y reside en Valledupar (Cesar).

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