Patrimonio

Las marchas de la Semana santa guamalera

Luis Carlos Ramirez Lascarro

15/03/2024 - 06:45

 

Las marchas de la Semana santa guamalera

 

La celebración de la Semana Santa en Guamal, Magdalena, es un conjunto de prácticas culturales de arraigo popular en la sociedad local, producido y reproducido desde finales del siglo XIX - aunque sus orígenes se remontan al periodo colonial de la región -, en el cual convergen varios campos de alcance de la Lista Representativa de Patrimonio Cultural: Eventos religiosos tradicionales de carácter colectivo, Artes, Técnicas y tradiciones asociadas a la fabricación de objetos artesanales, Medicina tradicional, Espacios culturales y Cultura culinaria.

Las celebraciones religiosas colectivas se cristalizan en los actos: la retreta, la iluminación del cementerio, los viacrucis y las procesiones - siete en total -, las cuales constituyen la puesta en escena de la Semana Santa, aunque algunos de estos se realizan desde antes, durante el periodo cuaresmal.

Los eventos se caracterizan por su profundo arraigo popular y constitución como el escenario de puesta en práctica de valores culturales y sociales de la comunidad. Este conjunto de eventos religiosos tradicionales, de carácter colectivo, constituye, tal vez, la expresión emblemática más relevante de la religiosidad popular del municipio, en la que se pueden destacar, también, las fiestas patronales de Nuestra señora del Carmen y la fiesta del Corpus Christi, en cuyo marco se realiza la puesta en escena de la danza tradicional de los Diablos y Cucambas, que mezcla lo sagrado con lo profano y lo devocional con lo mágico y que data de más de doscientos años en el municipio.

La celebración de la Semana Santa es, también, un espacio escénico de representación  teatral y, como tal, se ha nutrido del desarrollo de una serie artes colectivas y comunitarias, representadas fundamentalmente en la música, compuesta y ejecutada para la celebración, pero cuyas raíces se alimentan de una tradición artística mucho más amplia: la coreografía de las marchas, la cocina tradicional de la temporada, los oficios tradicionales como la talla en madera y los personajes que intervienen en los actos religiosos y procesionales, quienes con su devoción, su fe y sus creencias, configuran un sistema de medicina espiritual, que se evidencia en las mandas, oraciones y penitencias.

Las bandas de vientos guamaleras

Las bandas de vientos, cívicas y militares, han sido un elemento importante de la vida social, cultural y religiosa del caribe colombiano desde principios del siglo XIX, poco después de la Guerra de independencia, pero de manera muy especial en la subregión de la Isla de Mompox y la región funcional articulada con el distrito de Mompox mediante vínculos comerciales, sociales y culturales, a lado y lado del río, debido a que en esta fue donde se conformó la primera banda militar de toda la región, la Armonía Militar la valerosa, en 1828, y la primera banda civil de la subregión, la Armonía de la valerosa, en 1879.

La primera banda de vientos de la cual se tiene registro en Guamal no aparece con un nombre dado en particular, como si tuvieron las siguientes, sin embargo, si se tiene un listado de sus integrantes, suministrado por el señor José Romualdo Zambrano Cadena, quien acerca de esta banda escribió:

Corría el año de 1884 y era grande el entusiasmo que reinaba en la población con motivo de las festividades de nuestra señora al Virgen del Carmen, dada la circunstancia del variado programa que se iba a cumplir y más que todo porque Guamal se iba a dar el lujo de estrenar Banda de músicos propia. […] La banda estaba compuesta por los siguientes ejecutantes: Santiago Alfaro y Gregorio Miranda, quienes tocaban clarinete; Tomás Aníbal Miranda, tocaba cornetín; Francisco López, tocaba bugle; Faustino Rangel Méndez, tocaba bajo; Saturnino López, tocaba alto; Avelino Vega el flautín, Eusebio Zambrano Saucedo, el redoblante; Abigaíl Rangel, bombo, y Guadalupe Ortiz Rangel, platillos. (Zambrano, 1997, pp. 40 – 41).

A esta siguieron dos bandas cuyos integrantes tenían una tendencia política particular: El Grupetto Rojo, la cual apareció a comienzos del siglo XX, compuesta por jóvenes pertenecientes al Partido Liberal, bajo la dirección del profesor, inventor y empresario de origen momposino Gabriel Ribón Cordero, quien tocaba el saxofón y compuso la marcha fúnebre Jueves de dolores. Su contraparte era una banda del Partido Conservador: Arco Iris. Esta banda estaba bajo la dirección del maestro y compositor guamalero Redento Miranda Acuña, quien tocaba el cornetín y compuso la marcha fúnebre Redención.

Posteriormente surgió la banda La Barracera, en Murillo, corregimiento de Guamal, en el año 1935, bajo la dirección del compositor y ebanista momposino Vicente Barraza Fonseca, autor de la marcha fúnebre San Sebastián (Zapata, 2015, p. 144). En 1937 surgió, también en Murillo, la banda Armonía vespertina, también conocida como la Rangelana, fundada y dirigida por el señor Faustino Rangel Berrueco, clarinetista e iniciador de un largo arco o árbol familiar musical que abarca cinco generaciones de músicos, no sólo de bandas de vientos.

La Banda 16 de Julio tuvo una breve existencia. En esta se incluyeron a músicos de las bandas anteriores y algunos nuevos, entre los cuales se puede destacar a Luis Rafael Ávila, trompetista y compositor de varias de las marchas de la Semana Santa, tales como: Hacia el Gólgota, Madre del alma y Muerte afrentosa. Además de él, esta banda estuvo conformada por: Manuel “Manolo” Ribón Cuevas, su director, quien también era saxofonista y compuso piezas musicales en múltiples ritmos.

La Gran banda de Guamal fue una banda de muy breve existencia, desafortunadamente. Se inició en el 2004, bajo la dirección del maestro Indalecio Rangel Flórez, con varios de sus alumnos, primero de manera particular y, posteriormente, en la escuela municipal, bajo el nombre Banda juvenil de Guamal, agrupación que se mantuvo hasta el 2011, año en el cual terminó la administración municipal que creó la escuela y la única que, hasta el momento, le ha brindado su apoyo irrestricto. En el 2018 se formó, como tal, la banda, fruto de la inquietud de Jainer Ortiz Rangel, Jossie Rangel Zambrano, su director y compositor de la marcha fúnebre Melodía para Dios, René Alvarado y Fernando Quiroz, su representante legal. En el 2019 obtuvieron el segundo lugar en el Festival Nacional de bandas folclóricas de Barrancabermeja, Santander y el primer puesto como Mejor banda profesional en el Festival Nacional del Porro en San Pelayo, siendo la primera banda del Magdalena en obtener dicho reconocimiento en este evento. Esta banda se disolvió en el 2020, principalmente debido a los compromisos laborales de sus antiguos integrantes, fuera de nuestro municipio.

La Banda 11 de enero de Murillo, más conocida como La Murillera, nace en 1945, cuando toman la decisión de fusionarse los mejores músicos de la banda La Barracera y de la banda Armonía vespertina. Su nombre se da a raíz de la fecha del patrono del corregimiento de Murillo, municipio de Guamal. P or esta banda han pasado cuatro generaciones de músicos guamaleros y/o de municipios cercanos. Entre los más recordados están los compositores: Uriel Bandera, Juvenal Flórez, Faustino Rangel, Epiménides Zambrano, padre del acordeonero Jimmy Zambrano, e Indalecio Rangel, el músico más destacado entre los pertenecientes a las bandas de vientos del municipio. La banda grabó 4 discos de larga duración con el sello Caliente: Banda 11 de Enero de Murillo, Feliz cumpleaños, Llegó la pesada y Éxitos calientes.

Esta banda es la institución musical más importante del municipio, la cual logra mantenerse en el tiempo, permitiendo la conservación de la tradición de la música de vientos guamalera en general y de las marchas procesionales, fúnebres o andantes, en particular.

Marchas tradicionales de Semana Santa

Entre los distintos tipos de música interpretados por gran parte de las bandas de vientos del caribe colombiano se encuentran las marchas procesionales, entre las cuales cobran especial relevancia las de las procesiones de Semana Santa, las cuales se subdividen en marchas fúnebres y andantes.

Las marchas andantes se emplean para acompañar las procesiones del resucitado, así como las de las diferentes advocaciones marianas y los distintos santos venerados en el municipio, en las cuales las andas suelen ser llevadas a paso normal o sobre algún vehículo, con la excepción de la del domingo de resurrección la cual más que caminada llega a ser llevada al trote o corriendo en gran parte de su trayecto.

Las marchas fúnebres son las únicas que son marchadas al compás de los instrumentos marcantes. Estas son las más numerosas entre el repertorio local - algunas de compositores momposinos y otras de compositores guamaleros – y se constituyen en un elemento importante para la generación del ambiente de devoción, recogimiento y melancolía que caracteriza a las procesiones de la Semana mayor.

Las marchas procesionales de Semana Santa hacen parte de la memoria colectiva de los pueblos donde se desarrollan estas manifestaciones, dado el sentido de identidad y pertenencia que generan, han llegado a constituirse en un factor de tensión y disputa, específicamente entre miembros de la comunidad momposina y guamalera, incentivados por la forma de apropiación y vivencia del patrimonio. Estas tensiones no se limitan exclusivamente al campo musical, pero en este, se sustentan en la falta de “originalidad” o copia de la Semana Santa guamalera a la momposina y a los derechos de autor de los compositores momposinos, tema sobre el cual se tratará más adelante.

Se han podido identificar veintisiete marchas tradicionalmente interpretadas en las procesiones de Semana Santa, entre las cuales figuran dos a las que no se les conoce autor hasta el momento: Dolores y Nostalgia.

Título

Compositor

Ana María

Indalecio Rangel Flórez

Ausencia

Redento Miranda

Beso de judas

Luis Rafael Ávila Estrada

Calvario

Luis Rafael Villalobos Vides

Camino de la amargura

Luis Rafael Ávila Estrada

Colombia sufre por sus hijos

Francisco Venancio Villanueva De León

Concepción

Manuel Idelfonso Villanueva Rangel

Coronación

Luis Rafael Ávila Estrada

Dolores

Desconocido

El gallo de oro

Rubén Fuentes

Hacia el Gólgota

Luis Rafael Ávila Estrada

Hijas de María

Santos Esquivel

Jueves de dolores

Gabriel Ribón Cordero

Lamentación y piedad

Fortunato Beleño Gómez

Madre del alma

Luis Rafael Ávila Estrada

Melodía para Dios

Jossie Rangel

Muerte afrentosa

Luis Rafael Ávila Estrada

Nostalgia

Desconocido

Plegaria

Indalecio Rangel Flórez

Redención

Redento Miranda

Redentor

Faustino Rangel Flórez

Samaritana

Luis Rafael Ávila Estrada

San José / Caída al infierno

Francisco Venancio Villanueva De León

San Pedro

Faustino Rangel Flórez

San Sebastián

Vicente Barraza Fonseca

Semana Santa

Santos Esquivel

Sentencia

Luis Rafael Ávila Estrada

Tierra Santa

Faustino Rangel Flórez

Viernes Santo

Indalecio Rangel Flórez

 

Existen dos casos muy particulares entre las marchas procesionales interpretadas en la Semana Santa guamalera: El gallo de oro y El mantero, debido a que son obras populares adaptadas a un contexto sacro, cambiando plenamente su función social, al menos en el ámbito local, lo cual se constituye en una muestra clara de la vigencia y la actualidad de la manifestación, además de la creatividad de los músicos guamaleros, al asimilar estas influencias externas y hacerlas parte de la tradición de la manifestación.

La versión de El gallo de oro interpretada en Guamal aparece registrada como una “Tocada” en el LP homónimo (ED – 1022)[1] en el cual se registró la música de la película del mismo nombre, estrenada en 1964, dirigida por Roberto Gavaldón, con guion adaptado por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, a partir de la obra de Juan Rulfo. Esta obra es de la autoría de Rubén Fuentes y fue adaptada por el bombardinista Melecio Rangel Flórez a partir del video promocional de la telenovela de RTI protagonizada por Frank Ramírez y Amparo Grisales, de acuerdo al testimonio del señor Atanael Fonseca.

El mantero es un pasodoble interpretado por Pedro Laza y sus Pelayeros, cuya autoría se atribuye, con frecuencia, de manera errónea a Devaloy Acuña, autor de un porro homónimo. Su autoría es imprecisa, debido a que ha sido atribuido a dos autores distintos en las dos grabaciones hechas por el grupo de Laza: En el LP “Fiesta costeña” impreso bajo el sello Delujo (LP 400167-B) se relaciona a V. Velásquez como su autor y en un disco de 78 rpm de 1955 y en el catálogo alfabético de Discos Fuentes de 1960 se le atribuye a pablo A. Cueto (Massiris, A., comunicación personal, 3 de diciembre de 2023). Esta misma obra es interpretada en Pedraza, Sabanalarga, san Diego y Valencia de Jesús como marcha andante durante la procesión del domingo de resurrección, lo cual la constituye en un elemento destacado dentro de la tradición común de la Semana Santa de la región, con múltiples vasos comunicantes.

Un poco acerca de la disputa

El punto de la supuesta falta de originalidad o copia de la Semana Santa guamalera a la momposina se puede y debe entender de dos maneras, al menos:

En primera instancia, las procesiones de la Semana Santa no son exclusivas de Mompox, el país ni el continente, por lo cual, en cierta medida, todos estos actos tradicionales religiosos colectivos, llevados a cabo en Latinoamérica, son una copia o derivados de los preexistentes en España y otros sitios de Europa y, a pesar de ello, no he visto reclamaciones de este tipo de uno u otro lado del océano.

Por otro lado, lo que tiene que ver con la interpretación de algunas marchas de autores momposinos no sólo se da en referencia a la falta de originalidad sino al hecho de que, al menos, Caída al infierno de Francisco Villanueva de León es conocida en Guamal con otro nombre: San José. Fenómeno que no es extraño en el caribe colombiano, pues, por ejemplo, la marcha conocida como San Pablo en Pedraza, Magdalena, es conocida como Italia en Tolú, Sucre (Rojano, Conversación personal, 3 de diciembre de 2023).

Otro elemento que se suma, embrollando un poco el asunto, es la falta de documentación de las marchas, debido a lo cual su transmisión intergeneracional ha sido en muchas ocasiones de oídas o, si se conservan algunas partituras, sólo se han tenido como momposinas, pertenecientes a la tradición, por lo cual se pueden considerar pertenecientes al dominio público, de acuerdo al numeral 2 del artículo 187 de la Ley 23 de 1982, al considerárseles como “obras folclóricas tradicionales de autores desconocidos”, condición que cambiaría en caso de que se logre identificar al autor.

La marcha San José / Caída al infierno, lo mismo que Colombia sufre, de la autoría de Francisco Venancio Villanueva de León, ya están en el dominio público, debido a que su autor falleció el 21/10/1940 (Zapata, 2015), habiendo transcurrido más de 80 años de su fallecimiento, tal como lo establece el artículo 23 de la Ley 23 de 1982:

Si no hubiere herederos ni causahabientes, la obra será de dominio público desde el fallecimiento de éste. En los casos en que los derechos de autor fueren trasmitidos por un acto entre vivos, corresponderán a los adquirientes durante la vida del autor y veinticinco años desde el fallecimiento de éste y para los herederos el resto del tiempo hasta completar los ochenta años, sin perjuicio de lo que expresamente hubieren estipulado al respecto el autor de la obra y dichos adquirientes.

De las marchas relacionadas en el cuadro precedente, también están en el dominio público: Lamentación y piedad, de Fortunato Beleño Gómez, quien falleció el 15/01/1936 (Zapata, 2015) y Jueves de dolores de Gabriel Ribón Cordero, quien falleció en 1944, de acuerdo a lo informado por su nieto Robespierre Rodríguez Ribón. Contemporáneos a él fueron los compositores Santos Esquivel y Luis Rafael Villalobos Vides, pero no se tienen datos, aún, acerca de la fecha de su muerte, por lo cual posiblemente sus composiciones pueden estar ya en el dominio público, es decir, no se deben reconocer derechos patrimoniales (o como se dice coloquialmente, pagar regalías) por la reproducción o comunicación al público de estas obras.

Como gran parte del público e incluso de los músicos no conocen los nombres de los compositores de las marchas, de origen momposino, no se puede considerar que se desconocen o violan los derechos morales de sus compositores, pues no se le están atribuyendo a un tercero. Se puede, si, pedir el reconocimiento de los derechos patrimoniales del autor, de acuerdo a lo que definen las normas, por la ejecución pública de sus obras, sin embargo, no estoy seguro de que se realicen pagos por derechos de autor por la reproducción de obras en el marco de una manifestación patrimonial, sin fines comerciales. Si se hace, en vez de evitar interpretar las marchas, lo que se debe hacer es solicitar la autorización de reproducción a los herederos o causahabientes de los autores ya fallecidos, que es el caso de todos los momposinos compositores de marchas interpretadas en la Semana santa guamalera.

Otro punto tiene que ver con la consideración, por parte de algunas personas, de que algunas de las marchas interpretadas en Guamal son solo adaptaciones o plagios de marchas tradicionales de la celebración momposina, lo cual se puede entender a partir de la tradición musical común entre ambos municipios, pudiendo encontrarse a algunos músicos guamaleros en bandas momposinas y viceversa, además de los testimonios de músicos – tales como el trompetista Atanael Fonseca – quien ha dado a conocer que fueron compradas y traídas marchas de compositores momposinos para ser interpretadas por las bandas guamaleras.

Por esto es necesario profundizar en el estudio de la tradición musical compartida entre ambas localidades, así como conectar sus tradiciones particulares con la gran tradición de marchas procesionales del caribe colombiano, compartiendo los conocimientos generados con músicos, interpretes, aficionados y público en general para lograr alivianar las tensiones surgidas en tiempos recientes, además de mejorar la apropiación de las mismas y garantizar su transmisión en el tiempo, eliminando el riesgo de que se dejen de interpretar de manera definitiva las que se han suprimido del repertorio recientemente. Riesgo que, de materializarse, afectaría la música de bandas de vientos del caribe colombiano en general y para el conjunto de prácticas agrupadas en las procesiones de Semana Santa de Guamal y Mompox, en particular.

Con este objetivo en mente se ha presentado el proyecto: Evolución y tensiones de las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión momposina. Guamal y Mompox, el cual está en espera de su aprobación en el marco del Programa Nacional de Concertación Cultural de este 2024.

Coda

Sabiendo lo sensible que es el caso y conociendo la rica tradición compartida entre Mompós y los municipios de la subregión cercana, invito a los músicos, académicos, nazarenos, autoridades y población en general de ambas localidades a que se dejen de lado las disputas y se piense, mejor, en fortalecer los lazos de colaboración mutua para acrecentar las oportunidades que genera el turismo religioso vinculado a las procesiones de Semana Santa y todo el patrimonio natural y cultural abundante en nuestra tierra.

 

Luis Carlos Ramírez Lascarro

 


[1] La información del álbum se puede encontrar en el siguiente enlace: Lucha Villa – El Gallo De Oro

Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro

Luis Carlos Ramirez Lascarro

A tres tabacos

Guamal, Magdalena, Colombia, 1984. Historiador y Gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena. Autor de los libros: La cumbia en Guamal, Magdalena, en coautoría con David Ramírez (2023); El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica, en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza (2020). Autor de las obras teatrales: Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), Monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien lo representa. Ha participado en las antologías poéticas: Poesía Social sin banderas (2005); Polen para fecundar manantiales (2008); Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Tocando el viento (2012) Antología Nacional de Relata (2013), Contagio poesía (2020) y Quemarlo todo (2021). He participado en las antologías narrativas: Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021). Ha participado en las siguientes revistas de divulgación: Hojalata y María mulata (2020); Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023). He participado en todos los números de la revista La gota fría: No. 1 (2018), No. 2 (2020), No. 3 (2021), No. 4 (2022) y No. 5 (2023). Ha participado en los siguientes eventos culturales como conferencista invitado: Segundo Simposio literario estudiantil IED NARA (2023), con la ponencia: La literatura como reflejo de la identidad del caribe colombiano; VI Encuentro nacional de investigadores de la música vallenata (2017), con la ponencia: Julio Erazo Cuevas, el Juglar guamalero y Foro Vallenato clásico (2016), en el marco del 49 Festival de la Leyenda vallenata, con la ponencia: Zuletazos clásicos. Ha participado como corrector estilístico y ortotipográfico de los siguientes libros: El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), en el cual también participé como prologuista. El artículo El vallenato protesta fue citado en la tesis de maestría en musicología: El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017); Los artículos: Poesía en la música vallenata y Salsa y vallenato fueron citados en el libro: Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020); El artículo La ciencia y el vallenato fue citado en la tesis de maestría en Literatura hispanoamericana y del caribe: Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021).

@luiskramirezl

1 Comentarios


Jorge Eliécer Ávila Martínez 13-03-2024 05:25 PM

Gracias por esta descripción sobre las marchas de Semana Santa. Queda muy claro que Manuel Ribón, Manolo, no compuso marcha alguna.como sostiene en un vídeo el señor Atanael Fonseca. Don Gabriel Ribón Cordero sí compuso marchas. Manolo fue buen ejecutante del bombardino. Gracias.

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