Patrimonio
La Semana Santa guamalera, a un paso de la patrimonialización
La celebración de la Semana Santa en Guamal, Magdalena, es un conjunto de prácticas sociales y culturales de arraigo popular en la sociedad local, producido y reproducido desde finales del siglo XIX - aunque sus orígenes se remontan al periodo colonial de la región -, en el cual convergen varios campos de alcance de la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial establecidos en el artículo 2.5.2.4. del Decreto 1080 de 2015, modificado por el artículo 2.5.2.4 del Decreto 2358 de 2019: eventos religiosos tradicionales de carácter colectivo, Artes, Técnicas y tradiciones asociadas a la fabricación de objetos artesanales, Medicina tradicional, Espacios culturales y Cultura culinaria.
Los propios guamaleros se organizan para preparar, poner en escena y vivir la celebración, convirtiéndola en un espacio equitativo e inclusivo de encuentro y de refuerzo de los vínculos entre gran parte de los miembros de la comunidad, sin distingo social ni discriminación alguna, lo cual muestra su naturaleza colectiva y su sentido popular.
Esta celebración se vivencia plenamente en todo el territorio municipal e incluso en el ámbito regional, pese a que tiene su epicentro en el casco urbano de Guamal, ya que hasta este municipio llegan personas de otros cercanos, como El Banco, Astrea, los Loba (San Martin, Barranco y Hatillo), Chimichagua y el mismo Mompox, aportando a su enriquecimiento con su participación. Esto, sin contar los paisanos que se movilizan desde otras regiones del país y el exterior hacia el municipio, en el marco de la Semana Santa, algunos por el pago de mandas y otros como espectadores.
En el ámbito regional se destaca la Semana Santa de Santa Cruz de Mompox, que se celebra con la participación de personas de toda la comarca desde 1564, de acuerdo con lo consignado en el Boletín Historial 33/34 de la Academia de Historia de dicha ciudad. De esta celebración derivó, a finales del siglo XIX, la Semana Santa guamalera, imitándola y adquiriendo con el tiempo características propias que logran diferenciarla, sin desconocer sus muchas y naturales similitudes, a partir del tercer periodo que se ha identificado, a partir del cual los guamaleros aportaron elementos diferenciadores, especialmente en cuanto a la participación de las mujeres en las procesiones, la coreografía realizada por los nazarenos al compás de las marchas, la elaboración por artesanos locales de algunos de los pasos más recientes y sus andas, así como la composición por parte de músicos locales o vinculados a las bandas del municipio de las marchas más nuevas del repertorio.
A finales del siglo XIX, aproximadamente en el año 1895, el señor Benito Guerra Rodríguez, natural del municipio de Guamal, contrató al artesano italiano Felipe Peredo, radicado en Mompox, para que le construyera el paso conocido como “El paso de los Guerra”, cuyo nombre oficial es Sentencia o Jesús ante Pilatos. La principal motivación para esta iniciativa fue la dificultad propia de la época para el desplazamiento hasta la ciudad valerosa de los fieles guamaleros, además de los altos costos del hospedaje en ella, principalmente en esta temporada, de gran movimiento turístico en la ciudad.
Desde las primeras etapas de la celebración, los laicos, nazarenos o no, han sido los organizadores del evento, mediante diferentes agremiaciones y con el acompañamiento, del clero, no bajo su dirección ni a instancias de la Iglesia Católica, sin desconocer la permanente conexión e interrelación entre los actos litúrgicos y los actos culturales tradicionales.
Las prácticas culturales que abarca la celebración de la Semana Santa en Guamal, la cual trasciende la festividad de naturaleza religiosa, involucran una serie de elementos, personajes, portadores, oficios, prácticas, conocimientos y lugares, cuyas relaciones e interacción dan sentido y permiten el desarrollo de una manifestación que mantiene una relación de continuidad en medio de la renovación, con la gran tradición semanasantera de la región y el país.
Las procesiones de la Semana Santa de Guamal pueden ser consideradas patrimonio cultural inmaterial debido a que engloban un conjunto de prácticas y tradiciones heredadas de nuestros antepasados, derivadas de otras celebraciones, pero adaptadas a las particularidades de la comunidad y el entorno en el que esta las recrea, hasta la actualidad, convirtiéndose en un elemento importante de la identidad cultural del municipio. Esta vigencia y continuidad las convierte en una manifestación no sólo contemporánea sino viviente pues, aunque existen elementos que mantienen su esencia desde antaño, algunos otros medios de producción y reproducción de los bienes o los eventos se sintonizan con los avances tecnológicos disponibles en el medio.
En estos eventos colectivos están implícitos una serie de conocimientos y técnicas asociados a las artes colectivas y comunitarias, representadas primordialmente en la música compuesta para acompañar a las procesiones y en la construcción, reparación y mantenimiento de los Pasos, sus andas e imágenes. Así, como en el desarrollo de las recetas tradicionales de la temporada. Existen también una serie de tradiciones orales, de mitos y leyendas, que han buscado imponer un ritmo particular a los días de la manifestación, regulando algunos usos o prácticas sociales, limitando la tala de madera, algunos otros oficios domésticos e invitando a la reflexión, al compartir solidariamente con los vecinos y amigos las preparaciones culinarias y a alcanzar el objetivo de la sanidad espiritual o física que muchos de los penitentes buscan mediante la expresión de su devoción y su fe.
Están implicados, también, unos espacios culturales de representación de los actos tradicionales, tales como: Los circuitos procesionales, el templo parroquial de Nuestra señora del Carmen, la Capilla San José, el Cementerio municipal y el Parque de los leones. Espacios considerados unos como sagrados y otros como referentes culturales e hitos de la memoria ciudadana y que son fundamentales en el desarrollo de la manifestación.
Resumen del proceso de patrimonialización
El proceso de postulación de las Procesiones de la Semana Santa de Guamal, Magdalena, como patrimonio cultural de naturaleza inmaterial, ha pasado por diferentes etapas y escalas. En primera instancia, en el año 2000, la Asociación de nazarenos, empezó a trabajar la idea de alcanzar la patrimonialización de la celebración de la Semana Santa del municipio, sin lograr encontrar el ambiente político ni la asesoría adecuados para poder alcanzar este objetivo, principalmente en el ámbito departamental.
En el 2002 se estableció contacto con el Ministerio de Cultura, entidad en la cual se nos dio a conocer el proceso y el conducto regular para lograr el anhelado reconocimiento, debido a lo cual debimos volver a empezar la causa de reconocimiento, sin poder lograr avances significativos.
En el 2008 se retomaron los intentos en el ámbito departamental con la presentación de una primera ordenanza ante la Asamblea departamental, la cual fue desechada, a pesar de los buenos oficios prestados.
En el año 2009, finalmente, con el impulso dado desde el consejo y la administración municipal del momento, la manifestación fue declarada como patrimonio cultural inmaterial municipal, mediante el Acuerdo No. 008 del 16 de junio de 2009, el cual permitió un reconocimiento local de la celebración.
Luego de esto, el proceso volvió a entrar en un periodo de pausa, esta vez una más prolongada y penosa, dado que los tres intentos realizados en el 2010, 2016 y 2017, siempre encontraron desinterés, cuando no rechazo, en la duma departamental.
En el 2020, se retomó el impulso luego del favorecimiento con un estímulo en la primera convocatoria Macondo cultural, el cual fue utilizado para la publicación de la obra Semana Santa en Guamal, Magdalena. Una reseña histórica. (Ávila y Ramírez, 2020). Documento fruto de varios años de investigación y que sirvió de insumo inicial para la elaboración de la postulación de la manifestación para ser incluida en la LRPCI del ámbito departamental y nacional en el 2021.
El 23 de febrero del 2021 se hizo la postulación ante la Oficina de cultura departamental y el 11 de mayo del mismo año ante el Ministerio de Cultura, entidad la cual emitió concepto técnico favorable acerca de la postulación, pero, de acuerdo al artículo 2.3.1.1 del decreto 1080 de 2015, modificado por el artículo 1° del decreto 2358 de 2019, recomendó que, con el objetivo de poder adoptar un régimen especial de salvaguardia para fomentar la representatividad de la manifestación, la postulación sea trasladada inicialmente al ámbito departamental de acuerdo lo establecido en el numeral 2° del artículo 5° de la resolución 0330 de 2010.
Luego de los ajustes solicitados por la Oficina de Cultura departamental en octubre del 2021, la postulación fue remitida, con su visto bueno, al Consejo Departamental de Patrimonio, entidad de la cual recibimos el día 26 de diciembre del 2023 el visto bueno y la solicitud de elaboración del Plan Especial de Salvaguardia de la manifestación, requisito indispensable para que las Procesiones de la Semana Santa guamalera pasen a formar parte de las manifestaciones patrimoniales del departamento, pudiendo, de este modo, acceder a recursos técnicos y financieros, lo cual redundará en una mayor visibilidad para la manifestación y sus singularidades.
Lo que viene
Hace falta poco para culminar esta etapa del proceso, cuyo alcance es solo un paso más de los faltantes, no sólo para acceder a la LRPCI del ámbito nacional sino para garantizar la salvaguardia de la manifestación.
En la actualidad, las celebraciones reciben apoyo económico del municipio y, seguramente, lo recibirá departe del departamento al incluirse en la LRPCI de este ámbito, sin embargo, se debe entender que los recursos públicos tienen destinación específica, y hay otras actividades que deben financiarse con recursos propios de la comunidad o la iglesia, debido a lo cual se necesitará que continúen las actividades que se realizan durante todo el año como rifas, bingos, etc. con el objetivo la recolección de fondos.
Se necesita, también, la formalización y capacitación de los sistemas organizativos involucrados en la manifestación, con el objetivo de diversificar las fuentes de financiación, públicas y privadas, así como diversificar la oferta de eventos de la temporada, mejorando las posibilidades de posicionamiento del municipio como destino turístico cultural y patrimonial.
Mucho trabajo falta y de la comunidad semanasantera depende que tan tarde o temprano, se logra el objetivo.
Luis Carlos Ramírez Lascarro
Sobre el autor
Luis Carlos Ramirez Lascarro
A tres tabacos
Guamal, Magdalena, Colombia, 1984. Historiador y Gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena. Autor de los libros: La cumbia en Guamal, Magdalena, en coautoría con David Ramírez (2023); El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica, en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza (2020). Autor de las obras teatrales: Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), Monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien lo representa. Ha participado en las antologías poéticas: Poesía Social sin banderas (2005); Polen para fecundar manantiales (2008); Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Tocando el viento (2012) Antología Nacional de Relata (2013), Contagio poesía (2020) y Quemarlo todo (2021). He participado en las antologías narrativas: Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021). Ha participado en las siguientes revistas de divulgación: Hojalata y María mulata (2020); Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023). He participado en todos los números de la revista La gota fría: No. 1 (2018), No. 2 (2020), No. 3 (2021), No. 4 (2022) y No. 5 (2023). Ha participado en los siguientes eventos culturales como conferencista invitado: Segundo Simposio literario estudiantil IED NARA (2023), con la ponencia: La literatura como reflejo de la identidad del caribe colombiano; VI Encuentro nacional de investigadores de la música vallenata (2017), con la ponencia: Julio Erazo Cuevas, el Juglar guamalero y Foro Vallenato clásico (2016), en el marco del 49 Festival de la Leyenda vallenata, con la ponencia: Zuletazos clásicos. Ha participado como corrector estilístico y ortotipográfico de los siguientes libros: El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), en el cual también participé como prologuista. El artículo El vallenato protesta fue citado en la tesis de maestría en musicología: El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017); Los artículos: Poesía en la música vallenata y Salsa y vallenato fueron citados en el libro: Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020); El artículo La ciencia y el vallenato fue citado en la tesis de maestría en Literatura hispanoamericana y del caribe: Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021).
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