Periodismo

El periodista Guzmán Quintero Torres: héroe y mártir de la verdad

Lolita Acosta

15/09/2014 - 08:00

 

El periodista Guzmán Quintero Torres: héroe y mártir de la verdad

Cuando las personas se van, sólo quedan la memoria o el olvido.

Del periodista asesinado, Guzmán Quintero Torres, se hace necesario conservar su memoria para que hechos como éste no vuelvan a suceder, para evidenciar que en este episodio de la vida nacional, una vez más, la falta de justicia, el ocultamiento de pruebas y la presión de fuerzas ilegales conducen a que, desde el mismo Estado, se cohoneste la impunidad sin importar que, como en este caso, estemos frente a un crimen que debe ser considerado de Lesa Humanidad por la razones que en este libro se exponen.

Representa este libro una denuncia de carácter nacional e internacional por la alta responsabilidad de las personas e instituciones vinculadas al hecho criminal. Para nadie es un secreto la existencia de las múltiples y graves violaciones a los más elementales derechos y de la total impunidad en que se encuentran las víctimas de la violencia y de la intolerancia, por la sistemática conducta del Estado de no hacer justicia, aún siendo el mayor agente responsable. En este sentido, hay en Colombia información documentada de más de 41.000 víctimas de torturas, desaparición forzada y/o ejecución extrajudicial en todo el país. La de Guzmán Quintero Torres es una de ellas.

Este libro y otras acciones desarrolladas por la familia a lo largo de estos últimos 15 años, buscan la declaratoria del asesinato de Guzmán Quintero Torres como un Crimen de Lesa Humanidad, pero también es una iniciativa que tiene como propósito aportar a la lucha que desde distintos frentes se libra contra la impunidad de los Crímenes de Lesa Humanidad cometidos en Colombia, en especial en los últimos 20 años, desde la perspectiva de la recuperación de la memoria histórica.

Por ello, el autor de la presente recopilación, su hermano Yury Quintero Torres, pone en sus manos esta obra que recoge información consistente y confiable sobre la actividad periodística desarrollada por Guzmán, la que de hecho, llevará al lector a sacar una conclusión única y contundente acerca de quienes fueron los autores del crimen. Tiene pues usted en sus manos la documentación del contexto y las vivencias de las mismas víctimas y victimarios producto de una realidad construida con el trabajo de investigación periodística desarrollado por Guzmán con el mayor rigor, seriedad y responsabilidad y con los deseos de justicia y esclarecimiento de la verdad yendo mucho más allá de la documentación de los crímenes denunciados, siendo éste un proceso fundamental en la lucha contra la impunidad librada en solitario por este mártir del periodismo responsable y ético.

Aporta entonces este trabajo editorial elementos de análisis que posibilitan comprender las causas, los contextos específicos de tiempo y lugar, de acuerdo a la coincidencia de los hechos que motivaron el asesinato del periodista, los actores involucrados, los mecanismos utilizados para ejecutar el crimen y garantizar la impunidad y los daños causados no solo a la familia sino a la comunidad en general.

Estoy convencida de que el sentido último de cualquier proceso de recuperación de memoria histórica es promover, potenciar y apoyar la lucha contra la impunidad, sin olvidar que la superación de la impunidad pasa por el rechazo claro de la sociedad a este tipo de prácticas. En ese orden de ideas, éste es un llamado, un clamor del autor.

El uso de la expresión “de lesa humanidad” apunta a subrayar la gravedad del crimen, revelando que no se afrenta a un individuo sino a la especie humana como tal, atropellando sus derechos, en este caso a la libre información, a la defensa de la verdad, como debe ser la práctica del periodismo.

Los Crímenes de Lesa Humanidad se diferencian de otros crímenes principalmente porque reúnen cuatro características: son actos generalizados, son actos sistemáticos, son perpetrados por las autoridades de un Estado o por particulares que actúan por instigación de dichas autoridades o con su tolerancia, anuencia, ayuda o complicidad, los que en nuestro contexto se han denominado grupos paramilitares y escuadrones de la muerte y, finalmente, están dirigidos contra la población civil por motivos sociales, políticos, económicos, raciales, religiosos o culturales.

Todas estas circunstancias coinciden en la muerte, a manos de sicarios, de Guzmán Quintero Torres. No sobra decir que el lograr la declaratoria de Crimen de Lesa Humanidad significa que los procesos en los que se investigan los autores y las razones de este delito, no prescribirán.

Cuentan sus padres y hermanos que, a muy temprana edad, Guzmán eligió ser periodista. Su experiencia laboral la inició poco antes de graduarse. En 1989 participó como guionista de “Regreso al presente”, una producción adaptada para televisión por TELECARIBE, e hizo parte del equipo de redacción del periódico El Diario Vallenato, que yo dirigía.

De las mil y una maneras de morir, una de las más impactantes es la de a quien se le ha quitado la vida por decir la verdad. Hecho este que convierte a la víctima en héroe. Pero, si además se trata de un profesional que como periodista consagró su vida a un ideal de justicia y a desenmascarar a los corruptos y violadores de los derechos humanos, esto lo hace un mártir.

Guzmán Quintero Torres es un mártir de la verdad y la justicia. La verdad es la materia prima esencial del periodista honesto. La justicia, junto con la templanza, la fortaleza y la prudencia, es una de las cuatro virtudes cardinales de que ya se hablaba en la Antigüedad, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.

Coincido con Miguel Ángel Bastenier (columnista y editorialista del diario español El País, entre otros periódicos de Europa y América Latina) al decir que el periodismo no es un oficio para hacer amigos. Guzmán encontró enemigos, más que de él, de la verdad y la justicia. Hoy está muerto.

Pese a todo, el periodismo, ejercido con honestidad, sigue siendo una carrera apasionante. Pasión esta que nos identifica con las frases que se encuentran en los códigos de ética de la profesión: "Los periodistas están al servicio de la verdad, los principios democráticos y los derechos humanos". Es ésta la esencia de la profesión, su mayor dignidad. Guzmán Quintero Torres fue un ejemplo de ello.

Con una historia de más de 200 años, tengo la convicción de que el periodismo es una constante lucha por hacer que los seres humanos tomen conciencia de su situación y de sus derechos. "La ignorancia de los derechos conserva las cadenas de la servidumbre. Los países han gemido bajo el peso del despotismo mientras han estado bajo el imperio de la ignorancia y de la barbarie", dice un pensador chileno del siglo XIX. Hoy lo decimos con otras palabras y podríamos tener mejores fundamentos científicos. Pero en el fondo creemos lo mismo: la información es una herramienta fundamental en el desarrollo humano y la convivencia democrática. De esta manera, a la responsabilidad del periodismo en la permanente lucha del hombre por asegurar el ejercicio de la libertad y de los derechos humanos, ahora cabe agregar explícitamente la denuncia y el rechazo del terrorismo, como nos obliga el acaecer de hoy día. Ejercicio por el cual siguen siendo asesinados colegas en toda la geografía nacional.

Guzmán Quintero Torres es uno de ellos.

 

Lolita Acosta

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