Periodismo
Cartagena Federal, mucho más que el centro…
La Cartagena Federal es la de verdad, la de los cartageneros. Y esto lo digo (como también lo dicen Sebastián, Pedro y toda la casa CTGF) no porque la otra, la de los turistas (sobre todo cachacos y extranjeros) no sea verdadera también, sino que es una verdad ajena, prestada, extraña, artificial, inventada por otros e impuesta a ellos y a los mismos cartageneros, impostada. Un espejismo.
La Cartagena Federal es la que se busca a sí misma y se encuentra fuera de la postal de las murallas del centro histórico o en sus adentros para hacer vueltas, colas insoportables y caminatas azarosas bajo un sol muy hijueputa en medio de las callejuelas estrechas de nombres inverosímiles. Es la que no se acomoda al cliché expandido y sustentado por los medios de comunicación que le han reducido a un idílico paraíso caribeño aunque a veces cuenten algunas de sus realidades dolorosas y vergonzantes que la acompañan desde hace ya casi 500 años sin esperanza de redención pronta y efectiva.
Cartagena Federal es un proyecto de narrativa, de visión y de reflexión sobre la ciudad en la que les tocó en suerte nacer a los primos Pedro Espinosa y Sebastián Duque, hace poco más de veinte años. Cineasta el uno, periodista el otro. Quienes tuvieron la necesidad de contar y contarse su ciudad en la lejana y fría Bogotá donde la vida los puso a estudiar y a encontrar formas de verse y sentirse cartageneros fuera del estereotipo.
El proyecto inició como un podcast que aspiraba a ser escuchado por un centenar de personas, a lo sumo dos, y que hoy día ha pasado a otros formatos donde también se dan cita múltiples voces que en su coro o contrapunteo, ahora en video, cuentan desde cualquier rincón de la ciudad, (con epicentro en el mercado de Bazurto) ese pedazo de mar y tierra donde algunas cosas son únicas y la mayoría de algo más de un millón de personas sobreviven entre la invisibilización y segregación social, la estigmatización de sus costumbres y la falta de oportunidades de acceso a verdadero bienestar. Vainas que se traducen entre otras cosas en un caos vehicular muchas veces insoportable, el rebusque que tantas veces se convierte en tumbe al turista (y al paisano) despistado, la desigualdad descarada que tantas veces han tapado a los otros y que en la vía perimetral, allí no más en el jopo del aeropuerto, marca el inicio/fin del cinturón de miseria más largo del país con toda su mierda, su basura, sus hediondeces y múltiples formas de violencia y de conflictos desconocidos para quienes sólo la ven desde lo fashion, silenciados de manera ruin, sistemática y cruel.
Es un proyecto de periferia (desde y para la periferia) que estrenó su programa de manera oficial el pasado 20 de Julio y que tendrá episodios semanales, pero que inició en realidad el 11 de Noviembre de 2016, con promoción que ha venido dejando de ser poca, la sola ambición de contar historias de manera independiente y con la total libertad de contar lo que les dé la gana y como se les venga en gana: desde el único Sayayin que no revivió hasta el día que llovieron peñones, recorriendo los sitios referentes para los cartageneros en procura de contar sus cuentos y resignificar en el proceso esos espacios existenciales que nunca han contado para los flashes y las lentes de las películas ni para las páginas de las novelas sin renegar, claro, del centro histórico o las playas, que también tienen su cabida en estos relatos, pero desde otra óptica, desde la cotidianidad del sparring (cobrador de pasajes de bus), del pelao que juega descalzo en la calle al bate de tapita, del mototaxista y el peluquero de barrio, del picotero, el celador nocturno y su pitico inquietante, la vende-frito, la chancera y el champe. Del que se tiene que mamar hora y media en la buseta de Ternera para llegar al centro desde un barrio con calles polvorientas donde no hay alcantarillado, el flujo de la energía eléctrica es inconstante e inestable, los pandilleros salen a darse en la jeta cuando llueve, no se come pescado todos los días e incluso hay vecinos que no conocen el mar. Esta es la Cartagena Federal.
La de los cuarenta y un grados a la sombra, que pronto empezará a llegarle a sus cartageneros vía Radio Uno, en cápsulas de tres minutos, tres veces cada mañana, para brindarles una alternativa de encuentro, identidad y reafirmación.
Un acto simple y cotidiano como tomarse una Kola Roman en el pretil de la casa escuchando champeta o contando (inventando) un cuento…
Luis Carlos Ramírez Lascarro
@luiskramirezl
Sobre el autor
Luis Carlos Ramirez Lascarro
A tres tabacos
Guamal, Magdalena, Colombia, 1984. Historiador y Gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena. Autor de los libros: La cumbia en Guamal, Magdalena, en coautoría con David Ramírez (2023); El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica, en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza (2020). Autor de las obras teatrales: Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), Monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien lo representa. Ha participado en las antologías poéticas: Poesía Social sin banderas (2005); Polen para fecundar manantiales (2008); Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Tocando el viento (2012) Antología Nacional de Relata (2013), Contagio poesía (2020) y Quemarlo todo (2021). He participado en las antologías narrativas: Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021). Ha participado en las siguientes revistas de divulgación: Hojalata y María mulata (2020); Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023). He participado en todos los números de la revista La gota fría: No. 1 (2018), No. 2 (2020), No. 3 (2021), No. 4 (2022) y No. 5 (2023). Ha participado en los siguientes eventos culturales como conferencista invitado: Segundo Simposio literario estudiantil IED NARA (2023), con la ponencia: La literatura como reflejo de la identidad del caribe colombiano; VI Encuentro nacional de investigadores de la música vallenata (2017), con la ponencia: Julio Erazo Cuevas, el Juglar guamalero y Foro Vallenato clásico (2016), en el marco del 49 Festival de la Leyenda vallenata, con la ponencia: Zuletazos clásicos. Ha participado como corrector estilístico y ortotipográfico de los siguientes libros: El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), en el cual también participé como prologuista. El artículo El vallenato protesta fue citado en la tesis de maestría en musicología: El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017); Los artículos: Poesía en la música vallenata y Salsa y vallenato fueron citados en el libro: Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020); El artículo La ciencia y el vallenato fue citado en la tesis de maestría en Literatura hispanoamericana y del caribe: Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021).
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