Pueblos
Los Yukpa, un pueblo guerrero que sobrevive en la serranía del Perijá
El pueblo indígena Yukpa se asienta en la región del Perijá (tanto del lado colombiano como venezolano). En Colombia, habitan en cuatro resguardos: el Cozo, Menkue, Iroka y Socorpa, ubicados en los municipios de La Paz, Codazzi y Becerril. Dos de sus resguardos colindan con el municipio de Manaure al norte; y con La jagua de ibérico epicentro de la explotación carbonífera más duradera del país.
Pertenecen a la familia lingüística Caribe. Yuko significa gente “salvaje” y yukpa “indio manso”, denominaciones que se les ha dado debido a la resistencia que opusieron a la influencia blanca y por el carácter de guerreros con el que fueron identificados en las confrontaciones reales.
Desde su origen ocuparon una gran parte del territorio venezolano pero, a consecuencia de los múltiples enfrentamientos que tuvieron con los barí y los blancos de origen europeo por sus tierras, se han ubicado en la Sierra de Perijá. Los yukpas siguen preocupados hoy por la defensa de su territorio y su cultura.
Las primeras noticias de este grupo datan del siglo XVI, específicamente de 1530 cuando el temible Ambrosio Alfinger, un explorador alemán y capitán general de la Provincia de Venezuela, se “topó” con ellos en el lago de Maracaibo. Se dividen en varios subgrupos, entre los cuales están los Irapa, Mocaita, Parari, Warama, Viakshi, Shaparu y los del Rio Negro.
Los yukpa tienen una visión cosmogónica que les hace apreciar la naturaleza y la vida que de ella emana, sus mitos y creencias son prueba fehaciente de ello. Un yukpa concibe la existencia sólo en libertad siendo ésta la razón por la cual no interfiere en los procesos de su hábitat sino que los interpreta. Su dios es Kemoko quien creó el mundo. Cuentan que mientras andaba caminado por el monte vio como un pájaro carpintero andaba picando los árboles y de uno salió sangre, por lo que Kemoko cortó todos los árboles y de allí salieron un hombre y una mujer para dar origen a los primeros indios: yukpa, guajiros y motilones.
Su héroe cultural más importante es Atapoinsha y también adoran a Amoretocha su primer Dios. Entre sus tradiciones practican, lo que muchos especialistas han calificado como el doble entierro, el difunto es colocado en posición fetal y envuelto en esteras o telas, el segundo practicado unos meses después, consiste en enterrar los huesos en la montaña.
La lengua yukpa-japrería (yupe, yupa, yuko, yucpa, motilón) se habla al pie de la Serranía de Perijá en Colombia, en zonas protegidas (Iroka) y en los asentamientos Menkue, La Bodega y El Vallito; en parte septentrionales de la Cordillera oriental, a lo largo de la frontera entre Colombia y Venezuela (departamento del Cesar en Colombia y estado del Zulia en Venezuela). Dentro de las zonas protegidas la lengua se usa diariamente, pero fuera de ellas solo se habla cuando no hay extraños presentes. Con unos 3.500 miembros en el grupo étnico la lengua está potencialmente amenazada. Tiene los siguientes dialectos: yukpa o shaparau o chake, japrería (yaprería) o sabril.
Ciertas características físicas les ha valido durante décadas el título de “indígenas más chiquitos de Colombia” (ver: artículo de El Tiempo, Los Yukpas, un pueblo guerrero). La estatura media no superaba los 130 centímetros a principios de los años 2000, pero esto ha ido cambiando con las nuevas generaciones.
Sus hábitos guerreros no sólo se observan en la resistencia que han mantenido con europeos y diversas etnias, sino también entre ellos. Diferentes documentales (entre el que destaca el reportaje de El Tiempo previamente citado), destaca las guerras entre yukpas que han terminado diezmando el pueblo durante muchos años.
Los productos agrícolas más trabajados por los Yukpa son la yuca, el maíz, el ocumo, la batata, el limón, la piña y el plátano. Este grupo originario tiene dos viviendas: una permanente y una ocasional. La vivienda permanente de los Yukpa se llama munna, hecha de madera, caña brava y hojas de palma y plátano, mientras que las pikapas son las casas en las que viven temporalmente cuando se van de cacería o de recolección. A los niños y niñas le inculcan desde muy temprano sus costumbres y creencias, las niñas generalmente se dedican a las labores del hogar, mientras que los niños van con sus padres a cazar o a sembrar.
Diego López
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