Pueblos

Mis relaciones con Bahiahonda (Magdalena)

Álvaro Rojano Osorio

06/05/2022 - 09:20

 

Mis relaciones con Bahiahonda (Magdalena)
El corregimiento de Bahíahonda, en el Magdalena / Foto: Álvaro Rojano

 

Mis primeras relaciones con Bahiahonda, según mis recuerdos, fueron en mi niñez cuando supe de la existencia de esta localidad ubicada a orillas de la ciénaga de Cotoré, en el departamento del Magdalena. Los informantes fueron los bahionderos Abelardo Almanza Lozano, los hermanos Ospino Ospino, Edgardo y Omaira Almanza, Nibaldo Peña.

Mi madre también contribuyó a enriquecer el conocimiento que fui teniendo debido a que ella, siendo una niña, vivió en este lugar habitado por afrodescendientes y mestizos de varios colores, lo hizo al lado de su mamá y acompañando a su hermana Ana María, quien ocupó el cargo de maestra.

Con estos y otros argumentos, me interesé por quienes cada enero, en el marco de las fiestas patronales de Pedraza en honor al patrono San Pablo, llegaban a mi segunda vivienda, la de la familia Mendoza Ramos. Y cuando indagué las razones en las que durante los cuatro días de fiesta el patio de esta familia se llenaba de asnos en los que se movilizaban los bahionderos, supe que Cornelia Mendoza Ramos Barrios, “La niña Cornelia", matrona de esa casa, era paisana de quienes llegaban.

Recuerdo que “La niña Cornelia" recibía a los visitantes con su rostro iluminado por la hospitalidad, en lo que la apoyaban sus hijas Cloris, Rafaela y Onil Mendoza. Advierto que, pese a ser considerado uno más de esa familia, nunca pude conocer el secreto que tenían para multiplicar la comida, especialmente la sopa, que brindaban a todo el que llegaba.

La principal motivación de los visitantes era bailar cumbia. En efecto, las cuatro noches de fiesta, detrás de la iglesia, se ubicaba el grupo de cumbia y en torno a ellos se desplegaban bailadores y las bailadoras danzando hasta cuando se apagaba la última las velas y los músicos interpretaban la última canción.

Entonces, músicos y bailadores abandonaban la plaza, era cuando los bahionderos se dividían entre quienes retornaban a pie o sobre el lomo de un asno a su pueblo, y los que colgaban las hamacas dentro de la casa o en un rancho que hacía de cocina en el patio de las Mendoza.

La cumbia se vive plenamente en Bahíahonda / Foto: Alvaro Rojano

Es que, hasta principios de los años 90, la cumbia fue el imán que atrajo bailadores y bailadoras de Bahiahonda hasta Pedraza. Aunque en estos en diciembre tenía su propio escenario, cuando festejaban las fiestas en honor a Concepción. La contratación del grupo de cumbia estaba en manos de Rosa Barrios, la que exigía que sonara el bombo, aunque existiera un velatorio de uno de sus paisanos.

Los bailadores y bailadoras de esta localidad se destacaban por su buen danzar, además, por la resistencia física para hacerlo. Tanto fue lo que se destacaron que Libraba Obeso aseguraba que ellos eran quienes amanecían bailando porque los pedraceros acostumbraban a dormir temprano.

Además, era usual ver a bahionderos y pedraceros, envueltos en constantes trifulcas, parecía que rueda de cumbia sin este ingrediente era como un matrimonio sin amor.

Es importante destacar que no es un engaño de mi memoria el hecho que la música sea el hilo conductor de mis primeros recuerdos. No lo es porque esa es una de las principales características culturales de este lugar. En él ha tenido cabida expresiones folclóricas como el son de pajarito, el son de negro, el bullerengue. También la tuvo un grupo de gaita que interpretaban la maya para amenizar el “Co, co, pío” o Po, po, pío Gavilán los 28 de diciembre.  Esta fiesta es tradicional, sin la música, pero con las carreras de caballo.

El sexteto, tradición musical que se puso de moda en el Caribe colombiano en la primera parte del siglo XX en Bahiahonda, también contó con dos agrupaciones con los que interpretaban son cubano. Algunos de estos temas musicales fueron cantados por Rosendo Muñoz hasta el final de sus días.

Después, siendo un adolescente, conocí a Agustín Bolaño, lo vi bailando y cantando baile de negro, sin caracoles ni muecas, y sin tener la cara ni el cuerpo pintado de negro. Fue una tarde sin sol, en el marco de los carnavales, danzaba junto a un grupo de personas, en una calle de arena gris de Pedraza. Después supe que quien tocaba el tambor era Gilberto Almanza y el que mejor cantaba era Rosendo Muñoz.

El aislamiento geográfico y el conservadurismo 

Pedro Bolaño mantiene la tradición de los tamboreros viva en Bahíahonda / Foto:  Roxana Charris

De las otras cosas que fui conociendo de ese lugar es que por años vivieron un aislamiento geográfico, producto de las precarias vías de acceso terrestre por las que iban a Pedraza, así como las dificultades para ir por la ciénaga y luego por el río Magdalena, especialmente en tiempos de verano.

Situación que me llevó a entender el porqué de la cosmovisión conservaduristas de sus habitantes, que se manifiesta, especialmente, en la defensa de tradiciones culturales como la musical, la culinaria en la Semana Mayor, la mortuoria y la superstición. En lo que, además, influyó la condición de pueblo con preeminente presencia de afrodescendientes.

Ente los más antiguos y con mayor vigencia están los ritos funerarios, con los que buscan que los vivos sigan en contacto con el muerto. Ceremonias en el que el llanto cumple el papel de notificador de la muerte a los deudos y aviso a los espíritus del más allá de este hecho.

En el marco de estas prácticas ha sido costumbre enviarle recados a los ya fallecidos, lo hizo por largo tiempo María Concepción Bolaño, quien, además de llorar en la puerta de su casa cercana al cementerio a quien llevaban a sepultar, le rogaba que le diera sus recados a los suyos que habían muerto.

Otra ritualidad es la de transportar a quien fallece desde cualquier parte del país, incluso de otras naciones, hasta esa localidad. Entre las razones para hacerlo está el que la familia necesita velar y sepultar al deudo bajo el marco de las tradiciones funerarias.

También conservan algunas prácticas sociales como la familiaridad, la hospitalidad para con los extraños, la solidaridad con los paisanos, lo que trasciende, incluso, el contexto local y se desarrolla en ciudades como Soledad, donde un número importante de nacidos en Bahiahonda se han ubicado en Villa Muvdi, otros en Barranquilla, en el barrio Evaristo Sourdís, lo mismo sucede en Bogotá, y pasó en Caracas y Maracaibo.

Algunos personajes

Cuando construyeron la carretera que comunica a Pedraza con Bahiahonda, el acceso a esta localidad permitió que el contacto con pobladores de este lugar fuera más fluido, lo que me llevó a conocer a otro personaje, el rezandero, decimero e historiador Ezequiel Rambal.

Este era un hombre poseedor de una creatividad que le permitió idear una leyenda sobre un negro que llamó “Agripa”, y al que le asignó la condición de líder de los negros libertos o esclavos huidizos que se fueron a esconder del poder de los amos, en tiempos coloniales, en el sitio llamado Bahiahonda.

Después, cuando comencé a ir a esta localidad, supe de la existencia de personajes que ya habían fallecido, como Nicolás Bolaño, quien era cantador, repentista, bailador de música folclórica y dotado de un excelente sentido del humor.

Entre los vivos que conocí estuvo Martín Bolaño, un hombre amistoso, expresivo, oportuno en sus apuntes humorísticos, dueño de una sonrisa sonora, y de un picot que era la voz del pueblo. También tuve la oportunidad de compartir con Rosendo Muñoz, quien pese a su inmenso talento no alcanzó a figurar en el contexto nacional como cantador y compositor.

Fue a través de Rosendo, a quien también llamaban “Miranda”, que supe de la tradición cultural de esta localidad, de la existencia de cantadores, cantadoras y bailadoras bahionderos. De los atributos musicales de José del Carmen Aragón, “Cajeta”, de Tarquinio Acevedo, de los hermanos Edward y Argenis Santana, Ferney Santana, y demás miembros de la danza Fusión rivereña.

Para entonces conocí los atributos humorísticos de Agustín Bolaño, quien aseguraba que en Bahiahonda cuando alguna persona sufría una cortadora en su piel, lo que brotaba de sus venas no era sangre sino humo, producto de tanto alumbrarse en las noches con lámparas y mechones.

Por Edwar Acevedo supe de Humberto Ospino Bolaño, quien decía que Simón Bolívar había libertado cinco países portando como arma un machetico sin filo y sin cacha, y yendo montado en un caballo sin silla ni pellón.

 

Álvaro Rojano Osorio

Sobre el autor

Álvaro Rojano Osorio

Álvaro Rojano Osorio

El telégrafo del río

Autor de  los libros “Municipio de Pedraza, aproximaciones historicas" (Barranquilla, 2002), “La Tambora viva, música de la depresion momposina” (Barranquilla, 2013), “La música del Bajo Magdalena, subregión río” (Barranquilla, 2017), libro ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el portafolio de estímulos 2017, “El río Magdalena y el Canal del Dique: poblamiento y desarrollo en el Bajo Magdalena” (Santa Marta, 2019), “Bandas de viento, fiestas, porros y orquestas en Bajo Magdalena” (Barranquilla, 2019), “Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural” (Santa Marta, 2021).

Coautor de los libros: “Cuentos de la Bahía dos” (Santa Marta, 2017). “Magdalena, territorio de paz” (Santa Marta 2018). Investigador y escritor del libro “El travestismo en el Caribe colombiano, danzas, disfraces y expresiones religiosas”, puiblicado por la editorial La Iguana Ciega de Barranquilla. Ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el Portafolio de Estímulos 2020 con la obra “Abel Antonio Villa, el padre del acordeón” (Santa Marta, 2021).

Ganador en 2021 del estímulo “Narraciones sobre el río Magdalena”, otorgado por el Ministerio de Cultura.

@o_rojano

2 Comentarios


Roberto Molinares 06-05-2022 03:05 PM

Que buena crónica. Tradiciones, negritud, folklore. Gracias por ilustrarnos y hacernos comprender el cosmos del Magdalena con tus recuerdos. Sigue desentrañando historias, sigue hurgando en el pasado. Felicitaciones.

Eliana Margarita Bolaño colon 10-05-2022 08:58 AM

Excelente articulo qué bueno es conocer personas que se enamore de nuestra cultura Señor rjano voy nieta de Agustín Bolaño cada vez que leo o escucho su nombre mi corazón se apachurra como si fuera ese día que lo vi partir lo ame así como amo a mi padre gracias por dar a conocer esta historia ancestral

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