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De Extremadura a América: la emigración extremeña al Nuevo Mundo

Redacción

07/02/2023 - 07:55

 

De Extremadura a América: la emigración extremeña al Nuevo Mundo
La región de Extremadura, en España, tuvo un papel importante en el poblamiento de América durante el siglo XVI / Foto: créditos a su autor

 

La Emigración Extremeña constituye sin duda alguna uno de los hechos más importante de la Historia de Extremadura. Y aunque es en el Siglo XX cuando se produce el gran éxodo emigratorio extremeño. Ya en el Siglo XVI, Extremadura se convirtió en uno de los principales focos de emisión de emigrante a Ultramar. El 18% de los emigrantes registrados en el Archivo de Indias de Sevilla eran de origen extremeño, en tanto que Extremadura solo acogía en su territorio al 6,4% de la población de España.

Si los historiadores calculan que hasta el año 1600 fueron unos 200.000 españoles los que emigraron a las Indias, se puede decir que, durante el Siglo XVI, unos 32.000 extremeños salieron de la Región hacia el Nuevo Continente, de los cuales más de 2.000 eran mujeres.

A Ultramar no solo viajaron los conquistadores que luego llegarían a ser famosos, como: Cortes, Pizarro, Orellana, etc. La gran mayoría de los extremeños que emigraron eran sencillos vecinos de los pueblos, de todo tipo de profesiones, incluyendo a familias enteras con mujeres y niños.

Para comprender por qué ese gran número de extremeños emigraron América en la época de la Conquista y Colonización, es necesario conocer la realidad Socio-Económica de Extremadura en aquel tiempo. Terminada la Reconquista de Extremadura en 1232, los Reyes procedieron a la demarcación de términos y a la repoblación del territorio mediante la promulgación de los Fueros y Cartas-Puebla.

Los servicios prestados por los “Señores Feudales” a los Reyes para su Reconquista, motivó la implantación en la Región de los grandes “Señoríos”. Teniendo estos un incremento espectacular de tierras por adhesión de las comunas en los siglos XIV y XV. Basta señalar que, en la época del Descubrimiento de América, de los aproximadamente 40.000 km2 de Extremadura, el 23% de ella eran tierra de Realengo.

La alta nobleza compuesta por grandes y ricos hombres, protagonizó un proceso de acumulación de tierras en extensos dominios, dedicadas generalmente solo a pasto, hecho que influyó negativamente en el posterior desarrollo económico de Extremadura.

Sirva de ejemplo de que el Duque de Alba llegó a ser dueño y señor de 46 pueblos, y que el Señorío de Feria, en poder de los Suárez de Figueroa llegó a poseer 100.000 hectáreas donde habitaban 3.000 vecinos y 18.000 vasallos.

Hecho parecido sucedió con las Órdenes Militares de origen extremeño, de Santiago y Alcántara, ya que al considerar el Papa la Reconquista como una “Cruzada” contra los infieles, estas desempeñaron una labor muy importante, lo que posteriormente conllevó que fueran premiadas con unas grandes extensiones de terreno.

La Orden de Santiago recibió una extensa franja de terreno que iba desde el partido de Montánchez hasta el límite sur de Extremadura, y que abarcaba el espacio comprendido entre el Concejo Pacense, Medellín y la mitad sur de la Serena.

A finales de la Edad Media, los dominios de esta Orden sumaban más de 10.000 km cuadrados; superficie superior a la cuarta parte de Extremadura. En sus territorios, además se encontraban las tierras más fértiles de la región: las Vegas del Guadiana y la Tierra de Barros.

La Orden de Alcántara, por su parte recibió un ancho espacio junto a Portugal que se extendía desde el norte de la región (lo que hoy es la Sierra de Gata), y traspasaba la Sierra de San Pedro, más allá de San Vicente.

Así como la rica comarca de la Serena, que entonces se extendía hasta parte de lo que hoy es la provincia de Córdoba, con la Encomienda de Benalcázar, lo que sumaba la no despreciable cantidad de 9.000 km cuadrados.

Este reparto del terreno, unido a que una vez reconquistada Extremadura, su territorio pasó a ser parte de la Corona de Castilla, llegándose a conocer como “La Dehesa de Castilla” y sus tierras destinadas para el desarrollo de la ganadería trashumante.

Supuso la creación en su seno de una estructura agraria compuesta por grandes fincas destinadas generalmente para pasto del ganado ovino, y por una débil agricultura local constituida por pequeños labradores, que solo contaban con los propios, comunes y baldíos para sembrar y dar de comer a su ganado.

A lo que hay que añadir, que diez años antes del Descubrimiento, en 1480, los Reyes Católicos dictaron la Real Cedula que definitivamente ponía la ganadería trashumante por encima de la agricultura local extremeña, ya que: “Obligaba a los campesinos a abandonar las tierras comunales cultivadas por ello para dedicarlas al pastoreo de ganado ovino”.

A partir de entonces, los ganados mesteños campearon a sus anchas por las tierras extremeñas en detrimento de la agricultura, llegándose a veces a tener que pagar los agricultores extremeños a la Corona para poder sembrar en el término de sus pueblos, creándose un conflicto permanente a lo largo de la historia de Extremadura, entre los grandes ganaderos de la Mesta y los pequeños campesinos extremeños.

Un ejemplo de las dificultades que tenían los labradores extremeños para cultivar su tierra, lo encontramos en Alméndralejo. Dicha localidad cerró con el Rey una negociación por la cual su Concejo se comprometía a entregar a la Corona 32.000 ducados con la condición de que durante 40 años pudiese roturar 400 fanegas de sus pastos para dedicarlas a labor y entregarlas en renta a sus vecinos para que las pudieran labrar.

Por todo lo anterior, no es de extrañar que, a finales de la Edad Media, la fisonomía de Extremadura era la de un amplio territorio de numerosas dehesas de pasto, lugar de pastoreo del ganado trashumante, a cambio de lo cual los dueños de las tierras, recibían grandes rentas y, además, seguras de cobrar, por el poderío de los dueños de los ganados.

Con esa coyuntura, no es de extrañar que, en el año 1557, en la Ciudad de Trujillo, el 50% de su población fueran pobres. Ese año los encargados de asignar los tributos dividieron a la población en cuatro grupos:

-Los que tenían buena hacienda eran el 5%.

-Los que tenían para comer eran el 5,6%.

-Los que tenían algo eran el 38,6%.

-Y los pobres eran el 50,5%.

Así pues, la sociedad extremeña presentaba en la época de la Conquista y Colonización una Pirámide con una estrecha vertiente formada por el grupo nobiliario y una gran base compuesta por el campesinado, y, entre ambas, pero muy cerca de la base, se situaban aquellos individuos ocupados en actividades administrativas, comerciantes, artesanos, docentes, etc.

Por todo ello, podemos decir, que la gran mayoría de los extremeños y extremeñas que emigraron a América en el Siglo XVI no lo hicieron como se nos ha venido diciendo durante mucho tiempo en busca de “Fama y Honor”. Sino que lo hicieron porque la vida en Extremadura era muy difícil y la emigración era una de las salidas que tenían para remediar a su situación.

Análisis éste que no compartía el escritor extremeño, José López Prudencio en su libro “Extremadura y España” escrito al principio del siglo XX. En el libro, el escritor se pregunta: “¿Fue una mera casualidad el alto grado de participación de extremeños en la conquista de América?”. Y él mismo se contestaba, que las casualidades son raras en historia. “Así como que no se podía achacar dicha participación a la situación de pobreza que se vivía en Extremadura como defendían algunos historiadores. Pues esa situación era muy similar a la que existía en otras regiones y con más habitantes que Extremadura, su participación fue menor”.

Para él la gran aportación, fue motivada por que Extremadura siempre participó en los hechos históricos de España, y al ser el Descubrimiento y la Colonización de América uno de los más importantes, era normal que la participación extremeña también lo fuera.

Sea de una forma o de otra, lo que sí es una realidad es que esa emigración vino agravar aún más la despoblación de la región. Según el estudio elaborado en 1517 por Fernando Colón, titulado “Descripción y cosmografía de España, 1517-1523”, en la región extremeña solo existían en aquella época 64 núcleos urbanos, que se pudieran llamar pueblos y solo nueve superaban los 5.000 habitantes.

Badajoz………………………..…………………10.378

Llerena……………………………..……………...7.644

Jerez de los Caballeros………........…........7.263

Albuquerque……………………......…...……....6.712

Plasencia…………………………...…….….......6.449

Cáceres……………………...……..……..…......6.171

Brozas……………………..……….……………...6.075

Trujillo…………………………..…..……………..5.846

Garrovillas............................................... 5.449

Por otro lado, debido a su situación geográfica, Extremadura siempre desempeñó el papel de territorio de frontera frente al vecino Reino de Portugal. Esa circunstancia marcó la historia de la región prácticamente hasta la edad contemporánea.

Durante los siglos XVII y XVIII, la emigración extremeña fue casi inexistente; pero no porque hubiera cambiado la situación socio-económica de Extremadura; sino por la decadencia y el retroceso que sufrió toda la región como consecuencia de las sucesivas guerras con Portugal, epidemias, plagas de langostas y sequía que azotó varios años a la región.

Estos hechos, aunque agravaron aún más la situación económica de Extremadura, llevaron aparejados unas pérdidas importantes de población, que supuso una adaptación natural de la población a los recursos.

Así, debido a la gran epidemia que hubo entre 1596 a 1602, la población en Extremadura disminuyó considerablemente, como lo demuestra que en las primeras décadas del Siglo XVII:

-Badajoz perdiera el 55,7% de su población

-Jerez el 41%

-Trujillo el 37,6

-Alcántara el 36,8

-Y Almendralejo el 27,3%

En cuanto a las guerras se refiere, especialmente dura fue la “Guerra con Portugal” de 1640 a 1668, librada en gran parte en tierras extremeñas. Los portugueses, hacían continuas incursiones en Extremadura, quemando pueblos, arrasando cosechas y robando ganado.

Talavera la Real, Barcarrota, Burguillos del Cerro, Casar de Cáceres, Montijo, Villar del Rey, Valverde de Leganés, Villanueva del Fresno, Valencia del Mombuey, Alcántara, Badajoz, Alburquerque, la Codosera, Zafra y Feria, entre otras localidades, fueron presas del pillaje.

Muchas de estas poblaciones perdieron hasta la mitad de sus casas y más del 40 % de su población. 

 

Antonio Elviro Arroyo

Extraído de “Historia de la emigración extremeña”

Agrupación extremeña de Alcorcón 

Fuente: PanoramaHispano.com 

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