Música y folclor

Acerca de un encuentro entre el Rey de las Letras y los Reyes Vallenatos

Redacción

25/04/2014 - 11:20

 

Acerca de un encuentro entre el Rey de las Letras y los Reyes Vallenatos

Gabriel García Márquez junto con Lolita Acosta, J.J. Murgas, Ciro Mendoza y Álvaro Mendoza  La historia de Gabriel García Márquez va íntimamente ligada a la literatura, pero también a la música. Y en gran parte: la música vallenata. Desde los inicios, el premio Nobel colombiano mostró su cariño y entusiasmo hacia un festival que hoy se ha convertido en la gran cita para todos los amantes de este folclor.

Cantaba con sentimiento –aunque lo hacía en círculos cerrados– y se sabía la letra de una gran parte de los vallenatos que hoy son leyenda.  Desde “El viejo Migue” hasta “La vieja Sara", pasando por “Elegía a Jaime”.

La periodista Lolita Acosta fue, en varias ocasiones, testigo de ese amor que  el escritor profesaba al vallenato. Una de ellas fue en un homenaje de la Real Academia de la Lengua en Cartagena (en marzo del 2007), en el que participaron Los Niños del Vallenato.

Pero quizás la más impactante y memorable de todas sea una cena organizada con motivo del 34º Festival Internacional Cervantino en México (Octubre del 2006). En aquel entonces, Gabo exteriorizó su naturaleza musical y compartió con Lolita Acosta y los Reyes Vallenatos, Ciro Meza Reales y Juan José Granados, una hermosa parranda.

A continuación les entregamos la crónica completa escrita por Lolita Acosta.

Al final de la gira del Cerventino

Gabo despide a Los Reyes Vallenatos

“Me saludas a todo el mundo”, me dijo al despedirnos Gabo. Había estado feliz, cantando por más de cuatro horas canciones de Rafael Escalona: -“El mejor de todos”- comentaba García Márquez al final de cada interpretación de las canciones del maestro.

Esta fue la grata sorpresa del embajador de Colombia en México, doctor Luis Camilo Osorio, para premiar la participación de los Reyes Vallenatos Ciro Meza Reales y Juan José Granados, en el 34º Festival Internacional Cervantino. A ellos y a todos los integrantes de la agrupación, el embajador nos entregó diplomas de honor. Y la cena ofrecida en su casa tuvo carácter íntimo: los más cercanos amigos, con el Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez y su esposa Mercedes Barcha.

“Las aguas estaban tranquillas y ustedes vinieron a revolverlas”, le dijo Gabo a Cirito mientras finalizaba “La diosa coronada”, ese paseo poético y descriptivo del invidente compositor Leandro Díaz.

“La casa en el aire”, “El viejo Migue”, “La celosa”, El cantor de Fonseca”, “Elegía a Jaime Molina”, “La vieja Sara”, todas las canciones se iban sucediendo una tras otra y el Nobel las seguía con gesto de veterano cantante, la mano en el corazón y por los ojos saliéndosele el alma.

“Las letras me las sé todas porque yo las vi nacer cuando vendía libros en La Paz, Valledupar, Riohacha y todos esos pueblos de la Provincia”, comentaba Gabo interrumpiendo su propio canto.

No sé qué tiene el acordeón que cuando lo escuchamos se nos arruga el alma –maestro– le recordé, esa fue una frase suya. –“Eso es verdad”– me respondió. La media noche llegó muy pronto y todos debíamos regresar a casa.

Para nosotros fue la última cita de una gira de veintiocho días por este grandioso país. Veintidós ciudades recibieron el mensaje alegre y sentimental de los cantos vallenatos. El cierre no pudo ser mejor.

Queda para destacar que la gira “Reyes Vallenatos–México 2006” ha sido la mejor promoción de los últimos tiempos de Valledupar y su cultura, y en especial de su festival, al cual se invitó desde cada uno de los escenarios donde los Reyes Vallenatos ofrecieron sus conciertos.

Esta delegación agradece a todas las personas y entidades que la hicieron posible, como la Fundación Colombia Ciencia y Cultura, los doctores Rafael Valle Oñate y Ramiro y Enrique Osorio, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia y el Colegio Gimnasio del Norte de Valledupar, así como a las innumerables personas que nos hicieron llegar sus mensajes de felicitación y apoyo.

 

Lolita Acosta
México, D.F., 26 de octubre de 2006

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