Música y folclor
El Rey del despecho trasladó su trono a Valledupar
Los seguidores de Darío Gómez –conocido como el Rey del despecho– y de la música del interior de Colombia conocieron este fin de semana un momento único en Valledupar.
Debido a las escasas apariciones del artista en la capital cesarense, todos acudieron al concierto organizado en el club Río Luna con unas ganas irreprimibles de ver a su ídolo y cantar sus temas predilectos.
Así pues, se encontraron ante un espectáculo completo y variado que fue creciendo poco a poco con la actuación de los Reyes de la trova: Menelín y el Calidoso. El duo se encargó de caldear el ambiente y, con sus improvisaciones, se ganaron la simpatía de los espectadores.
Sus versos no dejaron a nadie indiferente. Después de presentarse y saludar especialmente al público paisa presente, los cantantes se dedicaron a escoger a personas del público e hilvanar historias sobre ellos.
La picaresca se combinó con el humor, y nadie quedó a salvo. Las mujeres del público recibían los más sonados elogios y los hombres veían impotentes cómo se les tildaba de interesados.
Los Reyes de la trova se despidieron con unos chistes llenos de picardía y, finalmente, pidieron disculpas a algunos de los espectadores por “haberles dado mucho palo”.
A continuación intervino el cantante Jean Carlos Centeno acompañado del acordeonero Ronal Urbina y de su excelente agrupación. Desde el principio, el sonido de su voz se impuso por su nitidez y vibración.
El cantante, que hizo sus inicios en el Binomio de Oro, interpretó sus temas más conocidos – como “Mis hojas secas”– pero también aprovechó la ocasión para homenajear a los artistas que marcaron su infancia: Diomedes Díaz y Jorge Oñate.
Finalmente, llegó el hombre que todos esperaban. El Rey del Despecho entró al escenario a media noche, luciendo un elegante traje negro y llevando consigo un vaso de ron Medellín: la bebida que le permite aclarar la voz.
La muchedumbre acogió al artista con vivos aplausos y las primeras palabras de Darío Gómez fueron para los organizadores, los patrocinadores, los hombres y las mujeres del público, Valledupar, Antioquia y Quindío.
Sin perder tiempo, el Rey hizo un recorrido por su repertorio más conocido e interpretó temas como “Sin respeto no hay amor”, “La Tirana”, “Sobreviviré” y “Nadie es eterno en el mundo”.
A menudo, el cantante se adueñaba de una botella de aguardiente antioqueño y, después de engullir un par de tragos, entregaba la botella a sus músicos para que hicieran lo mismo. Luego, volvía a cantar con todo el sentimiento que caracteriza al despecho.
El Rey se sintió muy contento de volver a la ciudad de Valledupar y recordó su última venida a la capital mundial del Vallenato doce años atrás, cuando la Cacica Araújo lo invitó para el Festival.
En memoria de Consuelo Araújo, Darío Gómez interpretó el vallenato “Alicia dorada” con una voz emocionada y dejó claro que su estilo no conoce de fronteras ni de géneros. El público disfrutó de la música del Rey hasta la última nota y, tras su breve despedida, siguió deleitándose con el despecho de Giovanny Ayala.
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