Opinión

La dura y cruel realidad del conflicto colombiano

Desde mediados del siglo pasado Colombia entró en una etapa muy crítica de su historia, por las pugnas entre los partidos tradicionales, bajo la guía de dirigentes sectarios, que condujeron a las masas a enfrentamientos ciegos y sórdidos, sin que hubiesen motivos de peso que los ameritase, puesto que en el fondo las clases dominantes enquistadas en el poder usaron los recursos humanos y económicos disponibles para afianzar y consolidar sus privilegios, a costa de la miseria y el dolor de millones de colombianos.

Esa lucha estéril y fratricida se ha prolongado hasta el día de hoy, pues los odios y resentimientos vienen palpitando  por generaciones, que de una u otra forma, han sido despojadas de bienes, tierras y vidas, por las "fuerzas del orden"  o por bandas criminales, al servicio de los buitres carroñeros que imparten órdenes desde arriba.

Desde entonces, el conflicto se ha agudizado y tomado nuevas formas, disfrazadas de ideologías políticas (mejor digamos de "caudillismos trasnochados), que pretenden aniquilar a sus contrarios, pues para ellos solo es posible su forma de "pensar", como la única e ideal, para de este modo disfrutar del botín a sus anchas, como ha venido sucediendo a través de tantos años, sin que se vislumbre una salida, pues los intereses que los animan son muy grandes.

Cada bando defiende sus "posiciones" posando de benefactores de un pueblo oprimido y humillado, y con el cinismo que les caracteriza acuden a todas las formas posibles, "legales" o ilegales, para hacer creer al pueblo colombiano, que lo que hacen es lo debido y en bien de todos. Como diría el poeta Unamuno. "Olivos y aceitunos, todos son uno". Aquí nadie escapa al pecado, por sus acciones u omisiones, todos a una han errado y se justifican mintiendo de múltiples formas, cuando los que han sufrido en carne propia (las víctimas), no han sido reivindicadas, pero los victimarios de uno u otro lado, se campean orondos y muy majos, como si nada hubiese ocurrido.

CMO Producciones, la empresa de cine que ha procurado desarrollar una labor social, que aporte elementos de juicio a la discusión de nuestra historia verdadera, va a poner en escena, a partir del próximo martes una serie, la cual describe una historia basada en la vida real, de una joven que es raptada a muy temprana edad de su hogar, forzándola a integrar las filas de un grupo ilegal armado, fenómeno que se repite por doquiera, sin contemplación alguna, pues los llamados luchadores en favor del pueblo, sin sentimientos ni valores algunos que los guíen, han destrozado miles de hogares de la gente más humilde de nuestra sociedad.

Invito a que a partir del próximo martes 26 de abril del año en curso, observen en el canal Caracol Televisión, en el horario de las nueve de la noche (9 PM), la nueva serie denominada "La Niña", que toca las fibras más sensibles de aquella inmensa población de origen rural, que a través de más de 5 décadas de conflicto armado, le ha tocado vivir y padecer en carne propia los estragos de un enfrentamiento irracional, en donde los muertos siempre los pone el pueblo indefenso, que se ha visto obligado a emigrar de sus tierras y engrosar las filas de millares de  desempleados, que deambulan por las ciudades, constituyéndose en un gran problema social.

Meditemos y saquemos nuestras propias conclusiones, pues tanto sacrificio inútil, tanto dolor y tanta pobreza, no puede seguir prolongándose por la codicia y el deseo de una minoría guerrerista, que se esconde en ideologías revanchistas y autoritarias, que para nada les interesa una reconciliación, sino el conflicto permanente, para sacar provecho de ello. No más corruptela, demagogia, narcopolítica, guerrillas, bandas criminales, ni clase "dirigente" corrompida e indeseable.

 

Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi

Sobre el autor

Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi

Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi

Reflector

Gestor cultural y comunicador, Alejandro Gutierrez De Piñeres y Grimaldi expone en su columna “Reflector” anécdotas y sentimientos valiosos acerca de la Cultura Vallenata y el mundo de hoy. Un espacio idóneo para la reflexión y la memoria.

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