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El museógrafo vallenato detrás de las grandes exposiciones de arte del Museo Nacional

Samny Sarabia

22/05/2019 - 06:10

 

El museógrafo vallenato detrás de las grandes exposiciones de arte del Museo Nacional
El museógrafo José Eduardo Vidal Oñate

“Nadie es profeta en su tierra”, reza un adagio popular que calza en la historia de José Eduardo Vidal Oñate, un nombre poco sonado -por ahora- en el arte y la cultura cesarense, y, sin embargo, ha logrado destacarse a nivel nacional e internacional ejerciendo su profesión como arquitecto, museógrafo y gestor cultural. Su trayectoria la ha construido a base de esfuerzo, talento y preparación en ciudades como Bogotá, Cali y Barranquilla.

José Eduardo Vidal nació en Valledupar el 09 de mayo de 1969. En esta tierra vivió hasta los 17 años de edad, cuando viajó a Bogotá a estudiar arquitectura en la Universidad Piloto de Colombia, claustro en el que se tituló en 1994. Pero antes de eso, ejerció su profesión gracias al programa ‘Opción Colombia’, una iniciativa no gubernamental que se aliaba con universidades para que los jóvenes estudiantes aplicaran sus conocimientos en zonas distintas a los centros urbanos donde estudiaban. Era una forma de estimular la participación de los jóvenes en la vida nacional, al tiempo que, se construía país con valores solidarios.

La crisis que se presentó en el territorio nacional a finales del 94 en el sector de la construcción fue determinante para la vinculación de Vidal Oñate a una de las instituciones culturales más importantes de Colombia, el Museo Nacional. “Conversando con mi profesor de tesis sobre lo que íbamos a hacer respecto a la crisis que enfrenábamos los arquitectos en esa época, me comenta que en el Museo Nacional de Colombia estaba necesitando un arquitecto para que diseñara y montara las exposiciones. ¿Y eso con qué se come?, le pregunté”.

Luego de una recomendación de su profesor, la misma Elvira Cuervo de Jaramillo, directora del Museo Nacional, lo recibe y, debido a la escasa o nula profesionalización en museología que existía en ese momento en el país, le alienta a asumir el reto: “No te preocupes, aquí todos hemos aprendido desde la experiencia”, le dijo.

Su llegada al Museo Nacional de Colombia se da en un momento importante en el que la entidad pasaba por un proceso de apertura y renovación, impulsado por un equipo de trabajo envidiable, encabezado por Elvira Cuervo; gran gestora cultural quien doce años más tarde se convertiría en Ministra de Cultura y, por la pintora, crítica de arte e historiadora santandereana, la maestra Beatriz González.

En ese periodo de reestructuración, el Museo Nacional de Colombia realiza alianzas extraordinarias y trae al país, exposiciones de arte de gran nivel como la del británico Henry Moore en 1997, una exhibición compuesta por 53 esculturas, 42 dibujos y 28 grabados en la que el arquitecto vallenato participa en el montaje.

En el 2000, el Museo trajo una de las exposiciones más grandes que se ha realizado en Colombia, ‘Picasso en Bogotá’. En ella, José Eduardo Vidal hizo diseño y el montaje de la muestra temporal que incluía 30 obras originales entre las contaron pinturas, dibujos, una escultura y un telón. En ese año renuncia a su trabajo en el Museo para darse un nuevo aire.

Después de esa exposición un museo en Canadá lo invita a hacer unas pasantías en la ciudad de Victoria (Columbia Británica, al sur de Vancouver). Aprovechó la oportunidad para ingresar a la Universidad de Victoria y se inscribió en cursos de museología, museografía y público en los museos, reforzó su nivel de inglés y desarrolló investigaciones en el área de su profesión. Durante dos años, se desconecta del trabajo para dedicarse a nutrir su conocimiento.

A su regreso a Colombia en el 2002, con la pretensión de asesorar museos en procesos de creación o de reestructuración, empieza a viajar por el país y a asesorar varios proyectos, entre ellos, el del Museo del Caribe en Barranquilla. Así también llega a Cali, ciudad en la que actualmente reside y donde ha desarrollado un trabajo importante en la reestructuración de tres museos y en la creación de dos más.

Seis años fuera de Bogotá no fueron suficientes para romper su vínculo con el Museo Nacional. En el 2008, el Museo lo llama para que se haga cargo del montaje de la exposición itinerante ‘1810 Bicentenario de la República de Colombia 2010, en esta oportunidad bajo la dirección de la filósofa María Victoria de Robayo. “Fue una delicia y todo un reto montar la exposición que conmemoraba el Bicentenario y la independencia; una exposición compleja y grandísima, pero una vez termina la exposición, me voy porque yo sentía que ya mi ciclo en el Museo Nacional había terminado en el momento que renuncio en el 2000, pero esta exposición ameritaba un regreso”, sostiene José Eduardo Vidal.

De regreso a la capital vallecaucana le espera un nuevo reto que asume con la altura y el compromiso con la que ha logrado todo en su vida. Su próximo destino es la Caja de Compensación Familiar del Valle del Cauca, Comfandi, la tercera caja más grande de Colombia. Allí asume la coordinación de cultura y bibliotecas durante siete años, tiempo en el que se aleja un poco de la museografía para adentrarse en la gestión cultural. “Fue un aprendizaje muy importante porque estando en Comfandi me llaman de Panamá para montar la primera Bienal de Arte de Panamá, ese fue un proyecto ambicioso y grandísimo que también fue muy interesante”.

De la gestión cultural en el sector privado pasa al público cuando asume la Subsecretaría de Artes en Creación y Promoción Cultural de la Secretaría de Cultura de Cali en la administración de Maurice Armitage, donde estuvo dos años. “En lo público nunca me había proyectado de largo aliento, pero sí me interesaba conocer las dolencias de los sectores culturales y la única manera es saberlo desde lo público porque desde lo privado uno no se entera completamente. Desde lo público, uno sí se entera de las falencias y dolencias de las comunidades”.

Tener identificadas las falencias y dolencias del sector cultural, era una información que necesitaba manejar para recuperar su independencia laboral y brindar el mayor aporte desde sus sabres y profesión. La arquitectura le brindó herramientas muy fuertes para convertirse en un museógrafo destacado, le fortaleció en el manejo de los espacios, de la cromática, en el manejo de la iluminación y en poder crear ambientes espaciales para acompañar una exposición. Ahora está dedicado completamente a asesorar proyectos desde la museografía y a compartir sus conocimientos en las clases que dicta de diseño y montaje expositivo.

‘La hamaca grande’, el primer montaje museográfico para su tierra

Detrás del diseño y montaje de ‘La hamaca grande’, la exposición más completa que se ha realizado hasta el momento sobre la música tradicional vallenata, también estuvo José Eduardo Vidal Oñate. Desde el inicio, trabajó de la mano de Alonso Sánchez Baute para presentar la muestra en las instalaciones de la Biblioteca Nacional en Bogotá, como en la Biblioteca Departamental ‘Rafael Carrillo Lúquez’ en la ciudad de Valledupar.

Aunque los espacios de ambas bibliotecas son completamente distintos, la exposición mantiene el rigor del recorrido que tuvo en Bogotá, la dificultad es solo técnica. “Aunque la biblioteca ‘Rafael Carrillo Lúquez’ considera este espacio como de exposiciones, no estaba todavía adecuado para tal, había que adecuarlo. Eso implicó tener que dedicarle un poco más de tiempo para ver cómo lográbamos desarrollarlo para que la exposición pudiera funcionar en un espacio que no está pensado desde su construcción como una sala de exposiciones”.

El otro espacio intervenido por José Eduardo Vidal en la Biblioteca Departamental es el del hall que lo tomó, al igual que el de la Biblioteca Nacional en Bogotá, adecuándolo hasta volverlo un área expositiva. “Son cosas técnicas que implican análisis y encontrarles solución, pero que tampoco genera grandes afectaciones ni presupuestales ni en tiempo. Yo considero que todo espacio puede ser expositivo, siempre y cuando se le dé el carácter para que así sea y que tenga las condiciones mínimas de conservación, dependiendo de lo que se vaya a exhibir”.

En Bogotá, el diseño museográfico de la exposición ‘La hamaca grande’ se tomó alrededor de tres semanas por ser la primera vez. Después de un análisis junto al curador Alonso Sánchez Baute, se dieron cuenta de qué funcionaba y qué no. Con esos ajustes se busca tener el punto de equilibrio entre lo estético, lo funcional, lo económico y lo narrativo para que el mensaje llegue con los elementos escogidos y la forma cómo están distribuidos en escena. En el caso de Valledupar, el tiempo fue más corto porque vinieron muchos elementos en calidad de préstamo desde Bogotá, otros que se dañaron porque no fueron diseñados para itinerar, fueron fabricados aquí, al igual que la parte gráfica, tratando de emplear mano de obra vallenata y para que quedara capacidad instalada en la ciudad.

Este montaje fue una bonita oportunidad para que José Eduardo pudiera reconectarse con sus raíces y aportarle a su tierra desde su experiencia profesional, aunque en ocasiones anteriores lo había intentado sin obtener resultados positivos, considera que todo tiene su momento y que esta exposición que estará disponible al público del Cesar y la región hasta el mes de agosto, despertará el interés y el compromiso por seguir promoviendo iniciativas que salvaguarden la música vallenata tradicional.

 

Samny Sarabia

@SarabiaSamny

1 Comentarios


Alvaro Calderón 23-05-2019 09:59 AM

Samny ,mi saludo, Debió quedar el registro videográfico de la Exposición La Hamaca Grande ,te agradezco indicarme cuál,. Esta presentación tuya de Jose tiene y contiene información amena y fácil de seguir ! Escribes como me gusta !

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