Pueblos

Libro: Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural

César Rojano Bolaño

11/10/2021 - 04:50

 

Libro: Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural
Portada del libro Pedraza, fundación, poblamiento y vida cultural, de Álvaro Rojano Osorio

 

La capacidad de Álvaro Rojano Osorio para contar lo que ha visto y oído es propia de la región, del pueblo donde nació y creció: Pedraza, pequeño puñado de casas a la orilla del río Magdalena, que ha sido por muchos años el caldo de cultivo perfecto para las historias más inverosímiles, pero no por eso menos ciertas. La vida cotidiana de un habitante promedio de este pequeño municipio del Caribe colombiano se basa en relatar historias construidas como colchas, a partir de retazos y añadiduras. Cuentan acciones exacerbadas, cargadas de adjetivos magnificados, cuentos de espantos ancestrales, mentiras hechas verdades y muchas verdades.

En esta localidad, la historia no es una sola. Aun cuando algunos relatos giran desde hace varios años en torno a los mismos acontecimientos, cada tanto se agrega una nueva visión, una nueva frase, un nuevo actor. Pareciera entonces que es una historia dinámica, donde lo que ya sucedió puede seguir cambiando, dependiendo de quien lo relata. En este rincón del Caribe, no existe un límite para la narración. Cada cual es dueño de los hechos, los presenta como quiere, de acuerdo a la ocasión, y no por eso pierde un ápice de realidad. 

Esto se debe a que, en este lugar, los relatos y la risa se usan como un antídoto para el tedio. Las calurosas noches a la luz de una vela, los nueve días de velorio, las faenas de pesca a bordo de una canoa, las madrugadas de jornaleo en un cultivo de yuca o maíz, las tardes soleadas rayando coco para hacer las conservas de Semana Santa o, mejor aún, las parradas acompañadas con el sabor dulzón del Ron Caña. Todos estos son espacios perfectos para narrar los sucesos jocosos o desafortunados que sucedieron hace 30, 40 o 50 años.

Sus narradores lo hacen para sentirse vivos gracias a la palabra. Narrar les da un espacio en el mundo y contar los hace, durante unos pocos minutos, dueños de la verdad. Por eso, todos departen, todos rememoran, todos recitan la vida de los demás como si desde siempre hubieran presenciado en primera fila los hechos de cualquier persona.

Por eso insisto en que relatar, recitar, exagerar, son las labores que mejor hace un pedracero. Y eso lo ha recogido mi padre durante las últimas décadas para transportarnos a la historia del Caribe y, a través de ella, a su propia historia; no con mentiras, sino con información real que consigue en su trabajo investigativo, que casi siempre es de campo.

Así fue como nació, a principios de la década del 2000, un libro que contaba la historia de la fundación del municipio de Pedraza, donde se recopilaba la información de más de diez años de investigación. No obstante, esta versión original nunca lo satisfizo, tal vez por su inmadurez como escritor o porque en Pedraza, reitero, cada vez se puede contar la misma historia de una mejor forma.

Pasaron los años y trajeron consigo la publicación, por parte de Álvaro Rojano, de un puñado de libros sobre el Caribe y el río, su música y sus sociedades. La madurez ha hecho de él un escritor en crecimiento, capaz de usar ese bagaje histórico pedracero para expresar los sentimientos y las manifestaciones culturales del río Magdalena, de una forma que no había sido contada antes. Sin embargo, el ideal de publicar un libro en el que de manera organizada y concienzuda pudiera contar la historia del lugar que lo vio nacer, seguía en espera. Fue, entonces, cuando surgió la posibilidad de publicar este nuevo documento, titulado Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural.

En esta nueva versión cuenta, a través de siete capítulos, los orígenes de este municipio del departamento del Magdalena y el poblamiento de los humedales asociados al río Grande. El documento viaja a la fundación durante la colonia, pasando por la destrucción y refundación del mismo, y su papel durante la guerra de la Independencia de Colombia del reino de España. El tercer capítulo ahonda sobre el poblamiento de pequeños parajes que hoy conforman sus corregimientos y el papel de aborígenes, españoles y afros en esta tarea.

Los capítulos cuarto y quinto reúnen la información disponible sobre el desarrollo de Pedraza durante los primeros años de la nueva república y las acciones bélicas llevadas a cabo durante la Guerra de los Mil Días, acaecida a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Por su parte, el sexto acápite se concentra en la creación del nuevo municipio y el papel de la política en su conformación social.

A partir del séptimo capítulo el autor se concentra en describir el papel trascendental que ha jugado la mujer en el desarrollo de la sociedad pedracera, teniendo como punto de partida su función en las distintas labores, más allá de la visión doméstica tradicional. Por último, no se puede hablar de Pedraza sin hablar de su gente y sus manifestaciones culturales. La música y el baile hacen parte crucial de la vida de los pedraceros. Por eso, el autor dedica algunas páginas a describir brevemente los bailes cantaos, el son de negro, el de pajarito, la zambumbia, las bandas de viento y los picó, como pilares de la cultura local.

A través de esta nueva versión de la historia de Pedraza, el autor logra conjurar su vieja idea de dejar un documento que permita que las futuras generaciones de pedraceros conozcan sus orígenes, sus relatos, su cultura. Con esta nueva versión, papá plasma en el papel una de las principales virtudes de los que, como él, nacieron a la orilla del río Magdalena: la narración de los hechos que los definieron como sociedad.

Lo que el lector encontrará en esta obra no es solo una investigación histórica; es, también, un homenaje a la tradición pedracera de contar, de narrar, de evitar caer en el tedio, de evitar caer para siempre en el olvido.

 

César Aurelio Rojano

1 Comentarios


Camilo Rodríguez 11-10-2021 07:26 PM

Con esa introducción es un motivo más para leer el libro y conocer más cultura ribereña del bajo Magdalena inserta en el contexto del caribe colombiano, algo más de Macondo

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