Artes plásticas

José Luis Molina y la obra que protesta contra el cambio climático

El cambio climático fue en 2019 uno de los temas que más preocupó a nivel global. Diversas protestas civiles se organizaron en centenares (y miles) de ciudades buscando avivar la conciencia sobre esta grave problemática.

La ciudad de Valledupar, por primera vez, se sumó a estas convocatorias con un evento que mezcló pedagogía, medio ambiente y cultura. En la concentración organizada en la Plaza Alfonso López, estuvo presente el artista José Luis Molina (el Turri), pintando en vivo una obra que llamó la atención de un amplio público.

Su obra ya terminada, fuimos a entrevistarlo para conocer con más detalles sus ideas sobre el cambio climático y el papel del arte en la divulgación de ciertas problemáticas sociales y ecológicas. Nos recibió en Casa Arte con una sonrisa y un aire reflexivo.    

¿Cómo surgió esta obra que se realizó en la Plaza Alfonso López?

La forma natural que consideré para participar en el evento era pintar en vivo. Como es de las pocas cosas que sé hacer (risas), me pareció que podía ser interesante, incluso para las mismas personas que iban a estar en el espacio. Tenía varias ideas para la realización de la obra, una de esas ideas era simplemente pintar un árbol, porque estoy haciendo una serie de árboles del Cañaguate. Entonces, pintar un árbol me parecía que iba ligado con lo que queríamos trabajar, pero ya en el momento y en el espacio, fueron surgiendo otras cosas.

Para la realización del trabajo simplemente le pedí a uno de los chicos presentes que posara, y a manera simbólica, le coloqué una matera en las manos en representación de la juventud que se preocupa por la naturaleza y va a sembrar vida. El cuadro tiene otros elementos como el reloj que hace alusión al tiempo a la necesidad urgente que tenemos de pararle bolas a lo que estamos haciendo con la naturaleza. El tiempo va pasando y, si seguimos como estamos, nos vamos al desastre global.

¿Cómo influyó el público en la elaboración de esta obra?

Yo creo que el público influye, pero de manera inconsciente. Escuchaba opiniones, y algunos interactuaban con el joven. Le mamaban gallo al joven, decían “el cuadro va a quedar bien feo porque tú no es que seas muy…” (risas). Ese tipo de comentarios. A mí me extrañó que hubiera muchas personas interesadas en el cuadro, y que mostraran interés en que se hiciera algo más simbólico que decorativo. Pero el público no se atrevió a hacer comentarios como: “¿Por qué no cambias este color o tal cosa?”. La gente fue muy respetuosa.

En la obra resaltan el reloj, la planta y el joven que posa. ¿Estos son los elementos que contienen el gran mensaje de la obra?

En la parte de atrás hay también como una abstracción de ciudad, porque, de cierta forma, los que deterioramos el medio ambiente somos los que vivimos en las ciudades. De una u otra forma, las personas que viven en el campo no tienen tanta basura para botar. Eso no quiere decir que no contaminen, porque uno por ignorancia termina contaminando, pero creo que los que más contaminamos somos los que vivimos en las ciudades, los que más basura producimos. Por eso hay una alusión a la ciudad.

¿Combinar temáticas como el medio ambiente o el calentamiento global y la pintura, es algo que hace a menudo?  

No, no es algo que hago a menudo. Por lo general mi trabajo es más relacionado conmigo mismo. Mi trabajo es más autoreferencial. Tomar temas sociales no lo hago a menudo. Sí, lo he hecho, pero no es una tendencia en mi trabajo.

¿Siente que llevar a cabo esta temática frente a una audiencia ha podido servirle a usted y de pronto al grupo de personas que le observaba?  

La experiencia del arte es una experiencia estética, y el sentido último del arte es la trascendencia. A mí me sirve en la medida en que todo lo tomo como un ejercicio, como la preparación para la gran obra, que no sé cuándo va a llegar (sonrisa)... Siempre está la esperanza de que voy a realizar el gran cuadro, o la última cena de Da Vinci, o la Ronda nocturna de Rembrandt. En esa medida, todo trabajo va aportando. Hay la esperanza que la misma experiencia le llegue a la gente, pero esto es tan subjetivo que no podemos determinar qué tanto impacto puede tener en la gente que vio la acción. De cierta forma, pintar en vivo se transforma en una performancia. 

No solamente participó en el acto público en la plaza Alfonso López, sino que también atendió las reuniones preparatorias. ¿Cómo concibe el tema del Cambio climático? ¿Le produce algún tipo de emoción?

Sí, siempre. No es de ahora. Siempre he tenido cierta conexión con la naturaleza. A mí me duele, por ejemplo, cuando cortan los árboles, cuando veo que están tumbando árboles por la ciudad. Me parece muy triste. Hablo de los árboles porque todos estamos más sensibilizados sobre el sufrimiento de los animales, pero, como los árboles no sienten nada en teoría, no nos molesta si hay que tumbar una determinada cantidad de árboles.

¿Cree que el arte en general, no solamente las artes plásticas, puede ayudar a crear sensibilidad en torno al tema del cambio climático y la conservación de la naturaleza? 

No es una función en sí, pero yo creo que sí, puede. Todo ayuda, el médico que decide meterse en este cuento algo aporta, y, en últimas, yo pienso que, como a nivel de macroestructuras ya no podemos hacer nada, nos toca a nosotros, individuos, de hacer algo.

 

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