Cine
Angry Birds La película: gags, explosiones y algunas aclaraciones interesantes
Resulta increíble que en menos de seis años el concepto de pajaritos derrumbando cerditos –creado por la empresa finlandesa Rovio– trascendiera en tantas versiones de videojuegos, cómics, juguetes y caricaturas. Y ahora en un largometraje animado por computadora.
¿Por qué están enojadas las aves? ¿Cuál es el origen del antagonismo con los cerdos? ¿Cómo surge la amistad entre Red, Chuck y Bomb? Pero sobre todo, ¿por qué diablos no vuelan? Bueno, para ser sinceros, la película sólo resolverá algunas de estas incógnitas. Y puede ser también que las respuestas no tengan la menor importancia, siempre y cuando el viaje sea divertido.
Cuando la idílica isla de los pájaros recibe una embarcación de cerditos, pareciera que el incomprendido, antisocial e iracundo Red es el único con la mínima suspicacia para desconfiar de los recién llegados. En esa optimista y desenfadada sociedad aviaria, son apenas un puñado de aves las que están enojadas. Y por ello son condenadas a la pena máxima concebible: ¡la temible terapia de grupo!
Angry Birds, la película es la ópera prima de dos directores que han destacado en los departamentos de arte y animación: Clay Kaytis (Frozen) y Fergal Reilly (Hotel Transylvania). La sofisticada y bien ejecutada animación CGI presenta una etapa más en la evolución del diseño de estos pájaros enojados, que han pasado por videojuegos y las estupendas aventuras animadas de los Angry Birds Toons (ampliamente recomendables). Por primera vez son antropomórficos y hablan, amén de respetar las personalidades y poderes de los principales personajes.
Ciertamente, la trama (escrita por el guionista de Los Simpson, Jon Vitti) es simple y construida a través de gags. Sin embargo, se logra filtrar un eco de los lamentables procesos de colonización e industrialización de la humanidad, que son caricaturizados en el desarrollo argumental. Alegre y ocurrente, Angry Birds: La película cumple como adaptación fílmica del videojuego y entretenimiento familiar. Y claro, como escaparate global para venta de juguetes y memorabilia.
Natalia Fernández
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