Cine
El abogado del Mal: ¿el resurgir de Keanu Reeves?
Keanu Reeves sabe de películas en las que la trama se construye entorno a un proceso judicial. Ya en 1997 destacó por su papel en la película “El Abogado del Diablo” al lado de la leyenda Al Pacino. Fue un salto en adelante para la carrera de Keanu Reeves que entró a jugar en las “ligas grandes”.
La elección del título de este nuevo largometraje en el que aparece Keanu Reeves, “El abogado del Mal”, no es una coincidencia. Es una conexión directa con uno de los primeros grandes éxitos del actor, que ahora trata de resurgir tras unos años tímidos (y quizás marcados por tropiezos). Es también el regreso a un estilo más dramático.
Las películas que transcurren en una corte, juicio mediante, deben tener una poderosa carga dramática en las actuaciones de sus protagonistas. Y suelen apoyarse en situaciones que ocurren fuera de la corte –en una especie de diálogo dentro/fuera de la corte– que aportan mayor carga a las emociones y hacen que el espectador tome partido por alguien porque conoce elementos que los personajes no.
En este caso, Keanu Reeves interpreta de nuevo a un personaje mesurado, enigmático, sagaz, ambicioso, atrevido, como un abogado que “sabe” que tiene el caso perdido cuando toda la evidencia apunta en contra de su cliente (Gabriel Basso) un chico de familia adinerada quien confesó haber matado a su padre y cuyas huellas digitales están en el arma homicida. Lo inusual del caso es que el joven acusado se rehúsa a hablar con su abogado, por lo que este último tiene que defenderlo a ciegas.
Destaca también en el elenco una irreconocible -pero siempre impactante- Renée Zellwegger quien interpreta el papel de la madre del muchacho, una mujer que ha sufrido durante largo tiempo el abuso físico y mental de parte de su pareja.
Para algunos la película puede ser un poco predecible, pero para aquellos que se pierdan en la historia, habrá verdaderas sorpresas. No es una película perfecta, pero logra mantener el interés y la tensión durante hora y media.
Quizás el mayor de los defectos es la falta de elementos externos que limita la carga dramática y hace que algunos actores como el abogado principal parezcan planos y demasiado fríos. Saturado de gestos de aparente incertidumbre, Reeves simplemente se deja llevar en piloto automático.
A pesar de todo, es bueno ver dramas con un poco de suspense de vez en cuando, y sobre todo regresar a esas temáticas de los años 90 que se alejan del espectáculo visual y dependen mucho de la expresión de los actores (gesto o mueca del personaje) o incluso de algún detalle u objeto en un lugar inhabitual.
Una película que interesará a los amantes de las tramas de investigación y policiales.
Alberto Campos
Sobre el autor
Alberto Campos
Cinescrúpulos
Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.
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