Cine

Amanecer 2, una película de vampiros muy light

Alberto Campos

27/11/2012 - 11:39

 

Amanecer (o Twilight en inglés) es una saga que genera inexplicablemente pasiones y, por lo tanto, donde no existen puntos intermedios: la amas o la odias.

Desde que inició la fiebre de Crepúsculo hace 5 años, los fans mostraron su fidelidad defendiéndola de las duras críticas que tachaban el filme de una mala adaptación y de la elección de un Taylor Lautner con biceps exagerados (que provocaban que miles de jovencitas acudieran a las salas con el simple fin de ver a los protagonistas despojarse de sus ropas).

Nunca me consideré fan de la saga Twiligth, aunque tampoco llegué a aborrecerla. Tampoco soportaba a esos asiduos fans que defendían cada episodio como si de una obra maestra se tratara, cuando claramente no es así, pues el mismo conde Drácula es capaz de poner a los vampiros de Meyer como gatitos indefensos. Incluso los vampiros de la pantalla chica como los de series tales como True Blood o The Vampire Diaries pueden llegar a ser más terroríficos.

Si comparamos Twiligth con otras grandes sagas, no tiene mucho material para defenderse (entonces para qué molestarnos), pues es imposible comparar un clásico con un filme comercial, por ende será mejor que evaluemos esta saga como un hecho meramente aislado.

Si me preguntan si la saga Crepúsculo se merece todo el éxito que obtuvo, contestaría que no, porque considero que es el conjunto de películas más sobrevaloradas de la historia. Las tres primeras entregas de esta serie (Crepúsculo, Luna Nueva y Eclipse) me parecieron un fenómeno mediático que gozaba de una atención encarecida.

Sin embargo, siendo objetivos, hay que reconocer que la adaptación del último libro fue cuando menos aceptable. Esto se debe a que pusieron al mando un director como Bill Condon, responsable de películas como Dreamgirls y del guión de la galardonada “Chicago".

En esta última entrega podemos percibir un trabajo más serio por parte de los involucrados, y aunque esté a años luz de ser una obra maestra, también está muy lejos de ser tan vacía como las primeras entregas (sobre todo la segunda).

El drama está muy bien llevado y por fin lograron hacerme creer el sufrimiento de los personajes en ciertas secuencias (bastante bien dirigidas por la lente de Bill Condon, quien sabe fusionar la música con la imagen y crear escenas dignas de un videoclip).

El guión no es perfecto, hay que decirlo, pero cumple con los requisitos de una película de acción y suspense. En los últimos 40 minutos se ve incluso más acción que en todo el resto de la saga. De hecho, ésta es la única entrega en la que se puede ver violencia. La autocensura ha sido más ligera.

Con respecto a la actuación, los protagonistas se sienten cómodos en sus roles. De Taylor Lautner no podemos esperar mucho, pero lo cierto es que Pattinson y Stewart hacen una labor notable. En cuanto a los efectos especiales, pues nunca han sido el punto fuerte de Twiligth, pero cumplen con su objetivo.

Para concluir, muchos celebrarán el fin de de esta saga. No es una película que pueda cosechar nominaciones a los Oscar y mucho menos una que pasará a la historia, pero se deja ver y no aburre. La última media hora sorprende por su ritmo. Por eso, sólo invito a los curiosos a que la vean. Los demás no se pierden gran cosa.

Sobre el autor

Alberto Campos

Alberto Campos

Cinescrúpulos

Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.

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