Historia

Algunos hechos de la Patria boba: un periodo de división y violencia

Liliana María López Lopera y Patricia Cardona Z.

08/10/2021 - 05:15

 

Algunos hechos de la Patria boba: un periodo de división y violencia
La Patria boba se describe como una guerra fratricida entre federalistas y centralistas / Foto: Nicolás Lozano

 

Una vez ocurridos los hechos de 1810, los diversos centros urbanos de la Nueva Granada, reunidos en Juntas, tomaron la iniciativa de redactar sus propias constituciones, varias de ellas extractadas de sus similares de los Estados Unidos, que en palabras de José Manuel Restrepo eran “demasiado liberales para pueblos educados bajo la inquisición y el despotismo colonial”.

En el afán de unificar al país bajo un gobierno se proclamó el 4 de abril de 1811 la Constitución de Cundinamarca, que pretendía, sin éxito, ser reconocida en todo el país, inspirada también en la de los Estados Unidos. Su promotor y presidente, Jorge Tadeo Lozano, dimitió unos meses después, sucediéndole Antonio Nariño, figura destacada de este período. Ante la negativa de las Provincias a ceder en su empeño de imponerse a Cundinamarca, Antonio Nariño asumió las banderas centralistas con la justificación de que Santafé, como capital del virreinato, era y debía seguir siendo el epicentro y sede de la soberanía política de República en pugna.

Paralelamente, otras provincias como Cartagena, Antioquia y Tunja redactaban sus propias constituciones y promovieron la unidad mediante la promulgación el 27 de Noviembre de 1811 de la República de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, claramente federalista y regida por la figura del abogado Camilo Torres Tenorio, quien en 1809 redactara un memorial en el que criticaba el trato discriminatorio de la corona con los criollos nobles y adinerados, excluidos de los cargos de decisión del virreinato.

A partir de la conformación de estos dos frentes, Cundinamarca y las Provincias Unidas, las grietas se hicieron más profundas y el abismo insalvable se hizo evidente con la guerra civil que enfrentó a federalistas y centralistas, a las Provincias Unidas con Cundinamarca. Coinciden varios historiadores en señalar que, durante este período, más que la conformación de una federación o de un gobierno unitario, el país se fragmentó políticamente en ciudades con aspiraciones de Estado, que pretendían invocar su soberanía como argumento para imponerse sobre otras.

En 1812, la crisis era insalvable; Cundinamarca procuró anexionarse territorios para fortalecer su posición, y con ello se desató una guerra feroz, cuya primera fase terminó con el triunfo de Cundinamarca frente a Tunja, lo cual animó a Nariño a iniciar su campaña contra las tropas realistas, que lo llevaron al sur del país, hasta Pasto y Popayán, mientras dejaba a su tío Manuel Bernardo Álvarez como presidente encargado; era éste un hombre profundamente religioso y fiel seguidor de las ordenes de Nariño. La segunda fase de dicha guerra se da entre los años de 1813 y 1814, cuando las tropas de Tunja volvieron a enfrentarse a Cundinamarca, esta vez bajo las órdenes de Simón Bolívar, que huía de la frustrada República venezolana y de la avanzada española que reconquistaba los territorios. Bolívar venía acompañado de la fama de ser un hombre cruel y feroz, lo que alimentaba la decepción de los Santafereños con la independencia y el temor al furor de sus líderes. La desilusión retornó a los habitantes de Santafé a las filas realistas, a las que se unieron las familias proclives a España, que huyendo del caos provincial llegaron a asentarse a Santafé durante estos años.

La llamada Patria Boba se enmarcó en una lucha que arrastró a todos y que, debido a la complejidad y variedad de sus factores, terminó siendo representada como una guerra fratricida y atroz. Los saqueos, los incendios, el robo, la venganza y el reclutamiento forzoso encarnaron el resentimiento acumulado por los actores que participaron de los eventos, quienes se ensañaron con poblaciones inermes ante los embates de las tropas, independentistas y realistas, con fuerte componente mercenario. Mientras tanto, los patriciosse reunían en Juntas que pretendía superar la discordia y unificar un mando por medio de una legislación que frenara las pretensiones soberanistas y centralistas de Santafé, en manos de Antonio Nariño y su tío Manuel Bernardo Álvarez Casal (1743 1816). La guerra civil entre centralistas y federalistas permitió la reorganización del ejército español, que consiguió sofocar la insurrección en diversos puntos de la Nueva Granada.

Es precisamente en un contexto tan complejo políticamente, en el que el derecho de gentes se veía amenazado por las prácticas del saqueo, el reclutamiento forzoso y los ajusticiamientos, en el que se entiende una capitulación como la que aquí presentamos. No se trata, eso sí, de un documento humanitario que tienda la mano al enemigo, sino de uno que advierte al contrincante sobre los beneficios derivados de su rendición; su lenguaje es una mezcla entre la amenaza y la persuasión, que advierte sobre las consecuencias atroces de la no aceptación de la negociación.

 

Liliana María López Lopera y Patricia Cardona Z. 
Universidad EAFIT, Colombia

Acerca de esta publicación: el artículo “ Algunos hechos de la Patria boba: un periodo de división y violencia ” de las historiadoras Liliana María López Lopera y Patricia Cardona Z., corresponde a un capítulo del ensayo académico publicado anteriormente bajo el título: “ Las capitulaciones de diciembre de 1814 en Santafé de Bogotá ” por las mismas autoras.

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