Literatura

Beso

Diego Niño

13/04/2023 - 00:05

 

Beso

 

Están desnudos, sentados en los dos costados de la cama, dándose la espalda. A él le baja una gota de sudor que se pierde en la barba que empieza a encanecer. Ella tiene el cabello recogido en una cola de caballo que le llega a la mitad de la espalda. Entre ellos hay una bolsa de cuero de la que sale dos monedas.

—No quiero verlo de nuevo —dice la mujer rígida como una piedra.

—¿Por qué?

—¡Todavía se atreve a preguntar!

—Lo hice para que usted no vuelva a…

—¿A qué? ¿A prostituirme? ¡Dígalo! Soy una puta, ¿y qué? —grita la mujer. Después calla mientras observa a un grupo de campesinos que caminan con bultos de cebada en la espalda.

—No se ponga así —susurra el hombre.

—Me pongo como me dé la gana. Hágame el favor de coger sus monedas y largarse de una buena vez.

—…

—¿Qué espera? ¡Lárguese!

—Lo hice por usted.

—Ahora me sale con el cuento de que lo hizo por mí. ¡Linda disculpa! Tenga huevas y asuma su responsabilidad.

—Quería que formáramos un hogar.

—Y para hacerlo no se le ocurrió nada mejor que traicionar a su amigo. Dígame, ¿qué le hizo él para que usted le pague de esa manera?

El hombre se levanta de la cama y se pone la túnica lentamente. Ata la túnica. Las monedas tintinean. Se inclina para besar a la mujer, pero ella levanta el brazo derecho en un gesto amenazante. Él sabe que le dará una bofetada si se mueve un milímetro más. Se endereza y camina hacia la puerta.

—Nos jodió a todos por pensar sólo en usted.

—Cuándo va a entender, María Magdalena, que no lo hice por mí sino por usted… por los dos.

—No me venga con ese cuento —dice Magdalena con la voz quebrada que se transforma en un llanto silencioso.

El hombre la ve por unos segundos, abre la puerta y se va. Un kilómetro adelante se encuentra con un grupo de hombres armados de garrotes.

—¿Listo? —le pregunta un muchacho de barba incipiente.

—Sí.

—¿A dónde vamos?

—Al huerto de Getsemaní.

—¿Cómo lo reconoceremos?

Judas guarda silencio. Le llega el recuerdo de la mano amenazante de María Magdalena y del beso que no le dio. Después mira al muchacho y responde sin vacilar:

—Será el primer hombre que bese.

 

Diego Niño

@Diego_ninho

Sobre el autor

Diego Niño

Diego Niño

Palabras que piden orillas

Bogotá, 1979. Lector entusiasta y autor del blog Tejiendo Naufragios de El Espectador.

@diego_ninho

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Una vida dedicada a la poesía

Una vida dedicada a la poesía

  En la génesis de su creación poética, en los primeros diez años (actividad literaria que inició en los años ochenta) obtuvo...

Diez consejos de la escritora Virginia Woolf para escribir mejor

Diez consejos de la escritora Virginia Woolf para escribir mejor

  Nacida en Londres en 1882 y fallecida en Sussex en 1941, Virginia Woolf puede considerarse una de las figuras más emblemáticas d...

El azufre en las espaldas

El azufre en las espaldas

Él aprendió a escribir en la tierra. No era un niño sino un floreciente volcán, cuando su mamá convirtió una rama en una tiza y...

La vida de un libro antes de ser un libro

La vida de un libro antes de ser un libro

  A lo largo de la vida podemos ver cientos de libros en muchos lugares del mundo: originales, traducciones, novelas históricas, nar...

Los 50 años de la novela La casa grande

Los 50 años de la novela La casa grande

Hace exactamente medio siglo salía a la venta una novela que marcó el género de la literatura contemporánea: La casa grande, de Ál...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados