Literatura

Nada que ocultar, de Gloria Young

Berta Lucía Estrada

14/04/2016 - 06:30

 

El libro de la poeta panameña Gloria Young, « Nada que ocultar », Ediciones doce Calles S.L. (España-2013), es una especie de anti-mito, o de un mito al revés.

Su comienzo es lo más cercano a una hecatombe final. Más que el anuncio de una tragedia, es la tragedia misma, es la nada que llega en un vendaval que arrasa cercas, cimientos, árboles, pero que la poeta lo identifica con “la magia”, es el “viento que trajo la lluvia…cerrándonos el paso / en la carretera” y luego llega la calma en “el huerto (que) pide mis manos/nuevamente”; como si el universo solicitara, una y otra vez, otra oportunidad.

Luego un movimiento telúrico sacude la cama como si fuese una “violenta hamaca… la tierra, impulso cósmico” y la poeta pregunta “¿eras tú sobre mi cuerpo? / ¿protegiéndome? / ¿o matándome de asfixia?”. Un dolor milenario recorre su piel, sus sentidos; como una huella indeleble que atraviesa centurias, generaciones; es un dolor hecho memoria, íntimo y colectivo, local y universal.

En la poesía de Gloria Young está ella, y estamos todas las mujeres de todos los tiempos y de todas las culturas. Su poesía es un grito visceral que  recuerda que vivimos en una sociedad patriarcal que nos agobia y nos “asfixia”.

En los poemas a Isadora, nos dice que a pesar de todo el dolor acumulado no nos hemos extinguido. Isadora, símbolo de la “redondez de los planetas”, es el “secreto del mar/ amniótico”, es “la obra maestra” que sólo las mujeres, dadoras de vida, podemos hacer.

Luego, en “Puerto de amor”, nos recuerda que también somos enterradoras; y que en ese oficio de sepultureras eternas, asistimos, incólumes, a la transformación del árbol del canistelo cuando decide “vestirse de amarillo”.

La poeta, convertida esta vez en testigo, en elegida para contar la historia, su historia, para contar la leyenda, su leyenda, hace alusión a “la voluptuosa pasión por lo efímero”; donde el puerto de los brazos del amado, es un “árbol de granadina desfigurado”, que le indica, que nos indica, que la libertad no es sólo un sueño. Y luego, en un grito que atraviesa el cosmos, rompiendo su silencio, interpela a las mujeres ancestrales, y a las que están por venir, con un verso que parece una espina, “cuánto duele / abuela / ser feliz”. 

Por último, encontramos Llama de los abrojos. Es un poema en prosa vertiginoso, es un profundo lamento nacido de la noche de los tiempos. Es un relato-poema lleno de música, como si se estuviese al lado de una catarata, o más bien al lado de una avalancha dispuesta a destruirlo todo en las tinieblas del cosmos; repitiéndolo, una y otra vez, hasta el fin de los tiempos. Así, la mujer se levanta cada amanecer convencida que la tempestad pasó, que sólo fue una pesadilla, que la calma por fin dejará crecer los bananales. En este relato-poema, vendaval bíblico, aparece nuevamente la cólera del primer poema del libro, y al cual se hacía alusión antes.

Llama de los abrojos, es un precipicio que pareciera no tener fin, un salto al vacío, a la nada. Pareciera que el amado hunde, una y otra vez, la cabeza de la amada en un pozo oscuro; y cuando ella cree estar ahogándose, él, en su omnipotencia, le saca nuevamente la cabeza regalándole oxigeno.

Por último, quisiera resaltar un aspecto muy importante en la concepción del estilo de este relato, me refiero a la ausencia de puntuación; recurso poco usual, y nada fácil, que muestra la pericia de la poeta Young en el momento de la creación poética.

Nada que ocultar es un poemario que desnuda sin pudor a hombres y mujeres agotados por la sociedad patriarcal. Y lo que es más importante aún, aniquila prejuicios que sólo atan nuestras gargantas y que nos impiden encontrar la ruta que conduce a la libertad.

 

Berta Lucía Estrada

bertalucia@gmail.com  

Sobre el autor

Berta Lucía Estrada

Berta Lucía Estrada

Fractales

Berta Lucía Estrada Estrada (Manizales). Estudios: Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana, una Maestría y un Diploma de Estudios Profundos (DEA) en literatura, en la Universidad de la Sorbona (París- Francia), una Especialización en Docencia Universitaria en la Universidad de Caldas, un Diplomado en Historia y Crítica del arte del Siglo XX y un Diplomado en Cultura Latinoamericana. Soy librepensadora, feminista, atea y defensora de la otredad. He publicado nueve libros, entre ellos La ruta del espejo, poesía, Editions du Cygne (Francia-2012), en edición bilingüe, Náufraga Perpetua, ensayo poético, Ediciones Embalaje-Museo Rayo, 2012, ¡Cuidado! Escritoras a la vista..., ensayo literario sobre la mal llamada literatura de género; y el ensayo sobre literatura infantil y juvenil ... de ninfas, hadas, gnomos y otros seres fantásticos. Docente universitaria en las áreas de lengua francesa, literatura hispanoamericana y francófona en la Universidad de Caldas; conferencista internacional y profesora invitada en universidades de Brasil y Panamá. He dado recitales de poesía en Colombia, Brasil, Francia, Panamá, Polonia y Alemania. Soy integrante de Ia Asociación Canadiense de Hispanistas y del Registro Creativo, éste último fundado por la poeta argentino-canadiense Nela Río.

Premios literarios:

Primer Premio Nacional de Poesía 2011 Meira del Mar, realizado por el Encuentro de Mujeres Poetas de Antioquia, con el libro "Endechas del Último Funámbulo", basado en la vida y obra de Malcolm Lowry.
Premio Especial, fuera de concurso, Ediciones Embalaje del Museo Rayo-2010, con el ensayo poético "Náufraga Perpetua".
2o puesto en el Concurso Nacional de Poesía Carlos Héctor Trejos Reyes-2011.
4o lugar en el XXVII Concurso Nacional de Poesía Ediciones Embalaje-Museo Rayo 2011.

Blog El Hilo de Ariadna, en www.elespectador.com
http://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/
Blog personal: Voces del Silencio:
http://beluesfeminas.blogspot.com
*Correo electrónico: bertalucia@gmail.com

1 Comentarios


Aurora Elena Montes 19-04-2016 06:07 PM

No he leído nada de la poeta, pero esta introducción a sus poemas provoca leerla, porque ese viejo e inacabado tema aún está allí susurrando al oído, mirando, escrutando y juzgando, a veces de frente y otras por el rabillo del ojo. Esta cultura patriarcal aún no suelta amarras.

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