Literatura
Al calor de un hombre simple
Fue una gata peluda que transformó su tragedia en poesía. Clemencia Tariffa maniató su melancolía con una cadena de agua, acarició el silencio de las tinieblas y descubrió que una intrusa incomprensible invadió su cuerpo. Sus versos nacieron al calor de un hombre simple, sus senos eran montes cubiertos de miel y sus labios de sangre caliente siguen presos en el aro de Saturno. Ella vislumbró que el semen era una bendición de los antiguos dioses y que la luna era plana como una oblea de maíz.
Clemencia nació el 22 de octubre de 1959 en Agustín Codazzi, pero creció, vivió y murió en Santa Marta. Socorro Tariffa, su madre, era su todo: la poeta nunca tuvo otros familiares a quien acudir. Clemencia deambuló entre la pobreza, el dolor y la poesía. Desde niña sufrió de epilepsia, así que desarrolló una adultez temprana y unos cuadros psicóticos. Dicen que era misteriosa, compulsiva, lucida. En las fotos luce bajita y delgada. Aunque parecía una mujer de difícil trato, sucumbía fácilmente ante la belleza de las palabras:
Si las papilas
de mi lengua
no hubiesen
lamido tu vientre;
no habría conocido
tu voz.
Los versos de Clemencia fueron compilados en la antología “Difícil hablar con las sombras” (2014), que reúne sus libros “El ojo de la noche” (1987) y “Cuartel” (1999). Se trata de un hermoso trabajo que fue editado por su amigo Hernán Vargascarreño, con quien hizo parte del colectivo samario Poetas al Exilio. En “Difícil hablar con las sombras” aparece Clemencia completamente desnuda: ahí pueden hallarse poemas escritos con su letra de niña, algunos cantos que le dedicaron y una entrevista pots mortem que le realizó Rubén Darío Otálvaro.
Sus palabras exhiben su enfermedad, la pobreza que flageló su existencia y el erotismo que destilaba su piel. Era una poeta (no le gustaba que le dijeran poetisa porque se sentía discriminada) que cantaba con fogosidad, con ternura. Su lenguaje es sencillo y todo lo sencillo es diáfano, hermoso y universal. Clemencia acarició las mejillas frías y pálidas de su madre, vio como caían unas boquitas de hojalata sobre la hierba y se colgó una flor en el monte de Venus para provocar a su amante:
Ahora
que acariciamos las piedras,
inclusive,
gritamos palabrotas.
Ahora
que el aire es liviano
como el aliento de los niños,
escribiremos un poema.
La poeta vivía con su madre en María Eugenia, un populoso barrio de Santa Marta. Una mañana de 1999, Clemencia se despertó y encontró a la señora Socorro tirada en el suelo, con algo de sangre en la cabeza. Desesperada, salió a la calle y pidió ayuda. Rápidamente el lugar fue invadido y algunas personas aseguraron que la artista loca había asesinado a su progenitora, así que las autoridades se llevaron a la sospechosa esposada y la prensa local armó su show.
Dos días después el médico legista estableció que la señora Socorro sufrió un aneurisma cerebral, lo cual hizo que se cayera en la entrada de su habitación y se golpeara con una piedra que aguantaba la puerta. Clemencia quedó en libertad, pero estaba abatida, sola. A partir de ese momento su salud comenzó a empeorar. Durante un tiempo algunos amigos cubrieron los gastos de su subsistencia, pero no pudieron alargar ese gesto y se vieron en la obligación de internarla en una clínica mental de Santa Marta. Allí murió el 23 de septiembre de 2009: “y desde esta noche dormirá con mucho respeto en los recuerdos de papel”.
“Difícil hablar con las sombras” retrata la vida y la obra de Clemencia. Muestra a una poeta que era amada por sus amigos, pero que no pudo esquivar la desgracia ni el dolor. Ahí va una orquídea fingiendo el secreto coqueteo de la luz, un pez que deja atrás la tarde de una breve lluvia y unas hormigas que exploran el silencio de la madre muerta. Clemencia, como dijo María Mercedes Carranza, nació para crear y no para destruir, para defender la vida antes que la muerte. Por eso cada vez que terminaba de escribir un verso se sentía más húmeda que una manzana rosada.
Carlos César Silva
@CCsilva86
Sobre el autor
Carlos Cesar Silva
La curva
Carlos César Silva. Valledupar (Cesar) 22 de noviembre de 1986. Abogado de la Universidad Popular del Cesar, especialista y magister en Derecho Público de la Universidad del Norte. En el 2013 publicó en la web el libro de artículos Cine sin crispetas. Cuentos suyos han sido publicados en las revistas Puesto de Combate y Panorama Cultural. Miembro fundador del grupo artístico Jauría. Cocreador del bar cultural Tlön.
0 Comentarios
Le puede interesar
Breves reflexiones sobre el minicuento
Caracteriza al minicuento, la brevedad de su contenido. El minicuento es una forma contemporánea mas no reciente, cuyos precurs...
“La realidad se vuelve ficción cuando se copia a sí misma”: Néstor Quiróz
Desde pequeño la lectura y la escritura lo atraparon con un abrazo envolvente, de aquellos que no terminan nunca. Por eso hoy el...
Recordando al escritor Aimé Césaire
El poeta Aimé Césaire, quien en 2008 fue despedido con un funeral de Estado por el pueblo francés, tuvo muy claro el mundo al ...
Los caminos de la literatura colombiana
Estudiar la evolución de la literatura colombiana requiere acercarse a ciertas influencias europeas que hoy todavía perduran en m...
Barranquilla y la Farándula
«Poco a poco he ido tomando conciencia de que Barranquilla fue, de antaño, una ciudad receptora de la farándula, sobre todo des...