Literatura
La muerte nunca ha vencido (décimas)
En estos tiempos en los que la paz se ha convertido en una esperanza, y cuando se rescata la importancia de la vida y de quienes nos rodean, queremos compartir con ustedes las últimas décimas del poeta José Atuesta Mindiola tituladas “La muerte nunca ha vencido”.
I
Las virtudes de la vida:
nunca escondas el amor
y haz que brillen de albor
tus palabras elegidas,
todas las cosas queridas
que siempre están a tu lado,
Dios te las ha prestado:
quiérelas en presente,
no esperes que estén ausentes
ni que el fin haya llegado.
II
Cuando se va un ser querido
la nostalgia nos asume,
en ceniza se consume
silente el cuerpo dormido;
su tiempo vital se ha ido
por la oscura travesía,
la triste estación umbría
humedece nuestros ojos;
los racimos en abrojos
florecen de melancolía.
III
Para quien se ha detenido
el tiempo, con sus afanes,
se habrán quemado los panes
y el jardín se ha desteñido.
La muerte nunca ha vencido
de manera general,
del recorrido vital
quedan los bellos recuerdos;
para todo hombre cuerdo
el espíritu es inmortal.
IV
En la eternidad descansa
el espíritu gozoso,
con atuendos candorosos
leve por el viento avanza
para sembrar esperanza
en los deudos afligidos,
aunque algunos resentidos
se culpan de mala suerte;
si en la vida va la muerte
con sus pasos confundidos.
0 Comentarios
Le puede interesar
J. M. Coetzee dictará conferencia en Bogotá
El escritor surafricano John Maxwell Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940) visitará la ciudad de Bogotá para dictar una conferencia sobre e...
La periodista Natalia Gnecco presenta su novela La Promesa
La periodista Natalia Gnecco Arregocés inicia hoy un nuevo camino. Tras años de periodismo (que hemos podido saborear en parte gr...
Tres días de duelo por la muerte de Gabriel García Márquez
El anuncio fue oficializado durante un discurso televisado del presidente Juan Manuel Santos difundido en la noche del 17 de abril en e...
Llamada
Teresa quiso llorar cuando se acabó la batería del celular. No sólo por el estrés de ir tarde a la cita, sino porque no encontró...
A pencazo limpio
Mandé mi mano derecha con la velocidad de un águila, dando justo en la mejilla derecha de mi contrincante, tan fuerte, que tuve miedo...