Literatura
La noche luce ciega, de Luis Alberto Murgas Guerra
Cada sábado entre nueve y doce de la mañana en el taller de RELATA, el poeta Luis Alberto Murgas Guerra nos invita a sobrevolar el infinito mundo de las letras con nociones imprescindibles, recomendaciones de lectura (pasajes literarios) e ideas para explorar.
En esta ocasión, nos acercamos a sus creaciones y compartimos uno de sus poemarios inéditos: “La noche luce ciega”. En él se percibe su capacidad para crear imágenes poderosas y trascender el lenguaje con simbolismos.
Entre sus temáticas predilectas destacan la luz y el caracol, dos elementos que revolucionan las percepciones y permiten dar un nuevo sentido a lo que nos rodea, porque, como bien dice Luis Alberto, su poesía es visual e íntimamente ligada a la vida.
Luz que reposa
En la jaula del espejo
El fuego no quema
La piedra no pesa
El ojo redondo de Dios no ve
Es sólo un tejido de luz que reposa
En la desolación del azogue.
La noche luce ciega
La luciérnaga
Escarabajo de fuego
Su luz es una voz en la noche
Eclipse
Dos ojos
Que se ciegan
Noche prematura que huye.
Caracol
En los duros repliegues de su alma
Se oye la eterna matraca del mar
Rumiando astros atrapados
En sus redes.
Espiral de luz
El caracol. Espuma calcárea, tiempo endurecido en el armazón de la casa, concha uterina que avanza dejando secreciones: sombras negras, sombras sanguíneas; y a veces luce el rastro fulgurante del nácar en el abismo de la piedra. Sus pasos lerdos construyen un espiral de luz que rasga la línea de la oscuridad con su música clara. Segrega las babas generosas de la poesía. Su aparente quietud es un vuelo veloz para habitar el fuego genital de otra estrella.
El silencio de los ojos
La sombra del agua
Esconde el silencio de los ojos
Que viaja en la ceniza de la luz
La ceguedad resplandeciente del pez
Pasa cerca de la trampa del anzuelo
Ignora la muerte.
Vagalumbre
Luciérnaga (Vagalumbre)
Que ilumina los huesos de la noche.
Acordeón
El acordeón
Tiene un aire de pájaro
Guardado en su garganta
El vuelo de los dedos
Picotea la mazorca del tecleado
Y derrama gotas de aire sagrado
Su canto es una fruta madura
Que alegra al Dios del Valle.
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