Literatura
Febrero Escarlata o la crónica roja en su estado puro
El reciente premio de periodismo Simón Bolívar otorgado a Ernesto McCausland fue una excusa para conocer la obra del periodista y pasearme entre los libros de la Panamericana de Valledupar.
Desde mi punto de vista, los premios representan más un espacio de encuentro que una recompensa. Incitan a la lectura y a (re)descubrir la trayectoria de un laureado. En el caso del director de El Heraldo, nuestro punto de encuentro ha sido una novela publicada en el año 2005 por Seix Barral que tiene como título: Febrero Escarlata.
No cabe duda de que este libro refleja la experiencia del autor. Su conocimiento de las redacciones, de las rivalidades entre periódicos y de ese Caribe que describe con malicia, queda perfectamente integrado en este libro.
“Febrero Escarlata” describe a un periodista de nombre inconfundible: Capeto Cervantes, en horas bajas, enfrentado a una oleada inesperada de muertes que, si bien significa un repunte de trabajo para un especialista de la crónica roja, también sugiere unas complicaciones laborales que podría acabar con su puesto de trabajo.
Capeto acaba de salir de una relación amorosa y eso es el causante de un desequilibrio emocional notable. Dolido por la forma en que se separó y el recuerdo obsesivo de reunirse con la ex, el periodista renquea por la vida tratando de vivir nuevamente, pero sin éxito.
La primera muerte acaecida a principios de febrero siembra las dudas en los habitantes de San Nicolás de Los Caños y anuncia un mes sin treguas, pero Capeto la aborda con esa experiencia que lo caracteriza, siempre acompañado de Molongo: un fotógrafo con un leve retraso mental que lo acompaña a todas partes.
A partir entonces, las muertes se suceden a un ritmo preocupante mientras que los periodistas de los principales periódicos de la ciudad compiten para publicar la noticia más completa o por una exclusiva.
La muerte se expone como elemento de espectáculo. El amarillismo llega a puntos insospechados y eso bajo el escrutinio de directores de contenido deseosos de ganar más lectores (pero también temerosos de crearse enemistades entre los poderosos).
La rivalidad entre los dos periódicos “El Notición” y “La verdad” –diarios de mayor audiencia que Capeto conoce perfectamente por haber trabajado en ambos– es lo que marca el ritmo en esta narración. Pero sobre todo, los encuentros y desencuentros entre sus máximos periodistas (Capeto y Ledys Beltrán). Ambos mantienen una relación extraña, entre odio y admiración, que no les impide llegar a la cama y exhibir así sus aspiraciones.
Más que una novela negra, se narra aquí la historia de una novela de periodismo negro, enfocado al sensacionalismo, insensible y exagerado, donde los prostíbulos se convierten en el principal lugar de encuentro entre periodistas y policías, porque la noticia se negocia al igual que una mujer o un paquete de droga.
La trama es ilustrativa del tono afilado y fantasioso de Ernesto McCausland. Todo en esta novela deja entrever un fondo de picardía caribeña y un ambiente oscuro de película de los años ochenta quizás debido a la experiencia cinematográfica del autor.
Desde el punto de vista crítico, debo reconocer que la trama se ralentiza en algunos momentos a causa de la repetición de ciertas situaciones y siento que en lugar de enumerar tantas muertes se podría haber abordado con mayor profundidad y más intensidad. El caso de la última muerte es elocuente. En ese momento es cuando se evoca la presencia del poder político en los medios de comunicación y su efecto en la edición de las noticias.
Para concluir, tenemos aquí una novela incomparable, que abarca distintos géneros y que da indicios del talento de McCausland pero que, por encima de todo, ofrece un enfoque insólito sobre la crónica roja de este país.
Sobre el autor
José Luis Hernández
La Lupa literaria
José Luis Hernández, Barranquilla (1966). Abogado, docente y amante de la literatura. Ofrece en su columna “La Lupa Literaria” una perspectiva crítica sobre el mundo literario y editorial. Artículos que contemplan y discuten lo que aparece en la prensa especializada, pero aplicándole una buena dosis de reflexión y contextualización.
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