Música y folclor

La Casa en el aire y su camino sideral

Alvaro Calderón Calderón

25/11/2015 - 04:30

 

La Casa en el aire y su camino sideral

No necesita Luz este letrero grande porque ya tienen las letras acompañantes nominales de Ada en predios del cielo.

Apoyado en la más grande fortaleza de su proyecto, “no hay ni habrá camino para ir al cielo”, Rafa construyó como regalo a su primera hija una casa de ensueño.

Todo se ha dicho de la composición y construcción de Rafael Escalona, pero falta referir aquella conversación conmigo en el recodo de olor y sabor a café en la sala amplia aeroportuaria del López Pumarejo la tarde fresca y de post-lluvia suave en el Valledupar dolido donde había despedido del físico universo a su comadre Consuelo, ahora con el corazón herido regresaba a su refugio capitalino que millones de almas habitan bien arriba en la más alta sabana rola colombiana.

Yo ansiaba tentarlo con el tema poemario que posibilitó “su casa en el aire” y allí tocar la cientología que la imposibilitaba en los tiempos de su visita a Caviche en la Urumita de aquel abril - 52 buscada y ofrecida para temperar y mejorar la salud de Ada Luz, crió en brazos de la Maye fresqueando en su paseo por los corredores en la casa de Pedro Nel.

Maestro, vivir solo no hace feliz a los cosmonautas, lo supimos 17 años después de tu orden en la cantina: “Arranca, Chema, dame el compás con tu acordeón que traigo un obsequio original para mi hija”.

Conociendo el poder y la fuerza del amor y lo que lograría recorrer en la sensibilidad adolescente de Ada, le alzas los cimientos a su soñado aerorefugio hasta una altura celestial con escasas condiciones para aterrizajes provinciales.

La pretendida magnitud de esa lejura, o de la inmensidad distancial por recorrer, para ver a Ada Luz, sólo alcanza los diez a la “n” kilómetros donde la troposfera le da residencia a esos cristales de nieve, materiales para tu construcción satelital de una casa visible desde la nave – tierra, casi toda de agua y que un equívoco no la llamó mar.

Vea, pariente, no me venga con eso, que un angelito conversón y parrandero me dio el secretico constructor, ajá, basta con saber que ellos viven en ese vecindario idílico –edénico, o mejor, celeste–deidífico.

Rafa, los rusos subieron a Laika un ejemplar no angelino sino canino en 1957, entonces concluyamos, no habiéndose perdido el Sputnik II, ellos descubrieron el camino para ir allá donde está Ada Luz, aunque a cinco años de nacida la niña pero también es cierto que tu ingenio diseñó una nave gaseosa cual cúmulolimbus ideal de los naturales como ser-nube y ahí la ciencia todavía se pela en la tecnología cuando quiere darle “el colchón de aire” al carril del tren bala y los chinos no te compiten todavía con el “plasma–gas de electrones” que hace de colchón magnético para su vehículo terrestre más veloz, que ni de vaina se le acerca o se le asemeja al avión-nube por ti imaginado.

Pensando en tu vertiginoso ascenso al hábitat de Ada Luz, yo vuelvo a razonar…. Aprovechándote de una diferencia alta de presión sobre el movimiento de los vientos y los vapores de los mares te elevaste con la facilidad que aplicabas a la conquista de bellas mujeres , así sería ,no lo pongo en duda, porque nunca hubo mayor dificultad para desbordar los retos que te ponían tantos romances que fueron y vinieron al elevado cielo.
“Se perdió en las nubes el avión sobre el cielo de Valledupar”, desde entonces, Primo no lo veía… Buen viaje.

 

Alvaro Calderón Calderón
Ibarra- Ecuador 

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