Música y folclor
La dualidad de la Salsa: identidad latinoamericana y hegemonía norteamericana
La salsa, desde el boom que la propulsó entre 1968 y 1972, ha venido creciendo como elemento identitario latino; cuestión para reflexionar si tomamos en cuenta que ha abarcado nuevos países en su producción como Colombia y Venezuela; no obstante, su producción e integración a la industria musical y a la escena internacional se ha hecho desde Estados Unidos, principalmente, desde Nueva York.
“Salsa signifies a sense of Latin identity through instrumentation and musicians performance. Thus, the embodiment of salsa is proposed as a way of theorizing about how body and music are articulated to communicate a particular Latin cultural identity in salsa music clubs15” [1].
La salsa es un elemento de la identidad latinoamericana, y eso es algo de difícil discusión, basta ver la procedencia de músicos y bailarines, así como el dominio del baile entre el común de la población para notarlo. No obstante, esta música solo pudo alcanzar el reconocimiento internacional como tal, y pudo obtener las oportunidades de desarrollarse, en la escena neoyorquina.
La apertura cultural y el abandono de la idea de hegemonía norteamericana de la que habla Ángel Quintero [2] puede ayudarnos a entender cómo esto se hizo posible a raíz del discurso del multiculturalismo, y de la aceptación de una heterogeneidad en la cultura norteamericana. Sin embargo, es pertinente preguntarse por qué, siendo esta una música que denunciaba la marginalidad y que buscaba crear una identificación y una unidad en Latinoamérica, con fuertes raíces en Cuba, Estados Unidos, en plena Guerra Fría, lo que hace es impulsarla, y no detenerla.
Probablemente, la respuesta está asociada con el gran capital en juego de la industria musical, y con el hecho de que si esta manifestación cultural se iba a dar, sería mejor que fuera en su territorio, donde pudiera controlarla, y no lejos de allí, donde pudiera volverse un problema para la gran potencia.
Por lo demás, constatamos que la Salsa fue el producto de un proceso histórico que comenzó con la fusión de músicas caribeñas con los nuevos sonidos norteamericanos, como el pop y el jazz, a raíz de la migración incentivada por la Revolución Cubana. De allí, saldrían tendencias como el Boogaloó.
No obstante, logra constituirse como salsa, en la década de los años 70, en la medida en que puede alejarse de la cultura estadounidense, y busca sus raíces caribeñas musical e ideológicamente. Los inicios de esto estuvieron marcados por autores como Joe Cuba, Ray Barreto, Pete Rodríguez y Eddie Palmieri, quienes, posteriormente, sentirían la necesidad de abandonar la industria de Pancho Cristal, para pasar a la industria de la Fania, empresa que con sus All Stars, como Héctor Lavoe, Willie Colón, Cheo Feliciano, Jhonny Pacheco, Richie Ray, Tito puente, entre otros, construirían el gran imperio de la salsa en las décadas posteriores, pero ya con las tendencias mencionadas hacia la cultura caribeña.
Julio Mario Monterroza Morelo
Luisa Fernanda Rojas Monroy
Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia
Referencia:
[1] Patria Román-velázquez. The Embodiment of Salsa: Musicians, Instruments and the Performance of a Latin Style and Identity. En: Popular Music, Vol. 18, No. 1 (Jan., 1999), pp. 115-131, p. 116.
[2] Quintero-Rivera, Ángel G. y Márquez, Roberto. “Migration and worldview in salsa music”. En: Latin American Music Review / Revista de Música Latinoamericana, Vol. 24: N° 2 (2003): 210-232.
Acerca de este artículo: El artículo publicado bajo el título “La dualidad de la salsa” corresponde a la conclusión de un estudio realizado dentro del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia por Julio Mario Monterroza Morelo y Luisa Fernanda Rojas Monroy, y titulado “Salsa y control: música afrocaribeña entre 1968 y 1975”.
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