Música y folclor

Edilberto Daza Gutiérrez: el orgulloso patillalero de La conquista

Eddie José Dániels García

03/01/2023 - 08:30

 

Edilberto Daza Gutiérrez: el orgulloso patillalero de La conquista
El compositor Edilberto Daza Gutiérrez nació el 30 de agosto de 1950 en Patillal / Foto: cortesía

 

Entre los muchos colombianos que no niegan su origen y, al contrario, se sienten orgullosos de mencionar el pueblo donde nacieron se encuentra el muy destacado compositor cesarense Edilberto Daza Gutiérrez. Así lo manifiesta en el disco “Patillalero de cepa”, que fue grabado por el histórico conjunto de los Hermanos López y Jorge Oñate en las postrimerías de 1974. Y, aunque la temática de la canción no es propiamente una apología al pueblo de Patillal, como es posible suponer en razón de su título, sino que es un tema dedicado a una bella mujer de esa renombrada población, desde el primer verso, el autor introduce su origen utilizando la palabra “cepa” para significar, sin titubeos, sus raíces y el profundo sentimiento patrio que lo compenetra con su lugar de nacimiento. Cuando el “Patillalero de cepa” vio la luz de la publicidad, la música vallenata, con sus distintos ritmos melódicos, ya estaba plenamente identificada en toda Colombia, pues, gracias a las grandes agrupaciones existentes, había logrado penetrar con mucha aceptación en distintas regiones del interior del país, las cuales, en épocas anteriores, eran sitios totalmente inexpugnables para el folclor vallenato.

Por los días en que el “Patillalero de cepa” entró a formar parte de las grandes canciones que enriquecen la música de Francisco “El hombre”, el país aún se encontraba estrenando la llegada del “Mandato claro”, y su gente apenas se disponía a evaluar los primeros cien días del gobierno de Alfonso López Michelsen. Como recordamos, aquéllos, eran unos tiempos apacibles, llenos de tranquilidad y entusiasmo, donde la palabra zozobra e inseguridad no se conocían. La gente gozaba y transitaba libremente sin contrariedades. Para los habitantes de la costa Caribe y de otros lugares de Colombia, escuchar la música vallenata constituía el mejor estímulo que ayudaba a levantar los ánimos y fortalecer el espíritu. Por eso, la aparición del long play “Rosa jardinera”, en el cual figuró el “Patillalero de cepa” fue el mejor regalo navideño que tuvo la fanaticada vallenata ese fin de año. El disco estuvo acompañado con otros títulos, no menos insuperables, como “La muchachita” de Alejandro Durán, “Las bananeras” de Santander Durán Escalona, “Secretos del alma” de Sergio Moya Molina y “Rosa jardinera” de Ildefonso Ramírez Bula.

El “Patillalero de cepa” es un bello paseo costumbrista que, con un lenguaje sencillo, narra una circunstancia muy común de los pueblos: la ambientación de un noviazgo. La temática se fundamenta en una queja a manera de súplica que presenta el autor contra una mujer que se niega a aceptarlo como novio, y a pesar de que él le ruega y le confiesa la nobleza y profundidad del amor, ella se mantiene en una posición indeclinable. La canción está estructurada en dos estrofas de ocho versos heterométricos y dos estrofas menores que se intercalan a manera de coro. En el apartado inicial, se expone la queja a manera de introducción: “Yo que soy patillalero de cepa / hoy traigo quejas de una paisana indolente / que le he brindado mi amor con mucha nobleza / y sin embargo no ha querido condolerse. / Cualquier cristiano que clama al cielo su ayuda, / así te pido que tengas piedad de mí, / ponte a pensar cuál sería mi desventura, / si tú por cosas no quieres decir que sí”. En este segmento, las expresiones: indolente, condolerse, piedad y desventura, son claves para determinar la firmeza de la mujer en su actitud de rechazo, y la posición ampliamente suplicante del enamorado.

En la mini estrofa que sirve de coro, el autor recrea la intimidad de los sentimientos a través del lugar: “Esa sabana de nuestro pueblo / surgió en testigo de esta pasión / al caminarla yo le confieso / lo íntimo y puro de mi amor”.  En el apartado siguiente, la súplica se manifiesta de manera vehemente: “Yo soy de ti como el guardián de tu vida / y te persigo adonde quiera que vayas. / En el camino de la esperanza me anima / la fiel pureza de algo que nace del alma. / Cual acusado que sentado en un banquillo, / espera ansioso la libertad o la sentencia / de igual manera está sucediendo conmigo / no sé si salga o siga en mi penitencia”. La comparación hecha en la parte final de la estrofa, entre un acusado y un enamorado que espera la respuesta afirmativa de la mujer, es un recurso utilizado por el autor para hacer más creíbles y darles más trascendencia a sus sentimientos.  En cada verso se percibe la insistencia del personaje por alcanzar el triunfo del amor. La última estrofa presenta, a manera de conclusión, una súplica llena de optimismo: “Confiadamente vivo esperando, / que tú decidas qué va a pasar. / Yo creo injusto que por amor / un hombre bueno sea sentenciado”.

El nombre de Edilberto “Beto” Daza Gutiérrez alcanzó su máxima popularidad dos años después de haber salido “El patillalero de cepa”, cuando los Hermanos Zuleta le grabaron el paseo “La conquista”, que figuró en el elepé “Los maestros” publicado a mediados de 1976. Como ha sido la costumbre, apenas el disco estuvo en el mercado, y la gente sopesó la calidad de los temas, a los pocos días ya la hermosa canción de Edilberto Daza se encontraba entre las más apetecidas por los vallenatófilos. Apareció acompañada de otros éxitos, como “Los maestros” de Hernando Marín Lacouture, “Enamorado corazón” de Antonio Serrano Zúñiga y “Talento artístico” de Poncho Zuleta, que también enaltecieron el trabajo discográfico y conquistaron mucha sintonía. Podemos afirmar, sin embargo, que “La conquista”, por ser una canción profundamente delicada y romántica, y, tal vez, por la connotación de su título, alcanzó un altísimo nivel de simpatía que la ubicó en el primer puesto en audiencia por encima de las otras composiciones. En el momento de su aparición, fueron muchos los fanáticos que afirmaron que esta canción era la consecuencia, o más bien, la respuesta al “Patillalero de cepa”.

“La conquista”, como su nombre lo indica, narra la insistencia de un hombre enamorado que, como suele ocurrir generalmente, se ve rechazado por la negativa de la mujer para cerrar el noviazgo. Al final, el persistente triunfa y la dama termina aceptándolo.  La sola palabra del título encierra una afirmación implícita. La canción está estructurada en cuatro estrofas de ocho versos octosílabos, con una rima asonante, repartida o dispersa, entre éstos, armónicamente.  Al cantarse los dos primeros apartados, se introduce a manera de coro una estrofa menor que repite los versos finales. En el inicio argumental, se presenta una clara justificación del personaje enamorado: “Como no voy a quererte, / si en ti confío plenamente, / yo sé que tu amor es puro. / Dios quiso que, en este mundo, / nacieras pa’ ser orgullo / de mí preciosa mujer, / mis momentos de placer / son más gratos al lado tuyo, / mis momentos de placer / son más gratos al lado tuyo”. En el apartado siguiente, aparte de una evocación, se manifiesta el triunfo añorado: “Anteriormente mi vida, / era trágica y sentida, / vivirla era un compromiso. / Pero hoy orgullosamente, / puedo decirle a la gente / que todo aquello ha cambiado, / que soy feliz a tu lado / y tú eres feliz conmigo, / que soy feliz a tu lado / y tú eres feliz conmigo”.

La estrofa menor, que se intercala en los apartados, enfatiza en la insistencia del pretendiente y con la comparación bélica que éste utiliza refuerza su posición: “Decidido, siempre, siempre te buscaba, / con la fe de algún día tenerte a mi lado, / me sentía ni el buen soldado / que se muere en la batalla, / me sentía ni el buen soldado / que se muere en la batalla”. En el tercer apartado, el autor, feliz por el triunfo alcanzado, se presenta a manera de consejero: “Sólo me resta decirle, / a todo aquél que esté triste, / sufriendo por un amor / que, aunque lo hiera un dolor, / que siga en esa misión / con tesonera insistencia, / y a mí cuando me desprecian, / más enamorado soy, / y a mí cuando me desprecian, / más enamorado soy”. En esta estrofa, la expresión final presenta una connotación altamente significativa para incentivar el entusiasmo en los pretendientes no correspondidos. En el último apartado estrófico, tras expresar el tiempo de los galanteos amorosos, finalmente, se manifiesta la satisfacción del enamorado por el triunfo conseguido a través de la persistencia: “Fueron tres años de lucha, / que yo con grandes angustias, / duré enamorado de ella. / Se portaba indiferente, / y hasta le decía a la gente, / que nunca me aceptaría / ay, pero hoy es la novia mía, / ya se extinguieron mis penas, / ay, ñero hoy es la novia mía, / ya se extinguieron mis penas”.

Después del éxito alcanzado con “La conquista”, el nombre de Edilberto Daza Gutiérrez siguió aquilatando popularidad con el repertorio de canciones que siguieron apareciendo en los álbumes de las grandes agrupaciones. Los Hermanos Zuleta, por ejemplo, continuaron grabando sus composiciones e hicieron célebres, entre otros, los siguientes temas: “Como has quedado” que figuró en el long play “Ídolos” lanzado a finales de 1976, el paseo “Mal entendido”, que fue la canción estelar del álbum “Dos estrellas” grabado en 1977, “El gallo fino”, un tema folclórico que apareció en el elepé “Tierra de cantores” publicado en 1978. Después siguieron: “Súplica de amor”, un bellísimo paseo romántico que figuró en el álbum “Pa’ toda la vida” lanzado en 1980, “Lo que querías”, otro tema de corte romántico, que se incluyó en el elepé “Volumen 15” proclamado en  1981, “Déjame llegar a ti”, un paseo de corte nostálgico, que fue el éxito indiscutible del álbum “Vallenato Nobel” grabado a comienzos de 1983 y, finalmente, el paseo “Embriagado de amor” , un magnífico tema, profundamente lírico, donde describe magistralmente las cualidades que valora de las mujeres, sobre todo, la raza y las estrategias que utiliza para conquistarlas,  que pareció en el long play “Los mejores años” lanzado  en 1986.

Por su parte, “El jilguero de América” o “Ruiseñor del Cesar” también se lució interpretando varios temas del “orgulloso Patillalero de cepa” que fueron muy aclamados por la fanaticada. En 1977, apareció el paseo “Fiel herencia” en el long play “En la cumbre” y en 1978 los aplausos se los llevó la canción “Un llamado” que figuró en el elepé “Silencio”, ambos grabados con Colacho Mendoza. De la unión de Jorge Oñate con Raúl “el Chiche” Martínez quedaron los temas “El cambio de mi vida”, que le dio el título al long play lanzado a finales de 1978 y “Plena confianza” que figuró en el álbum “Siempre unidos” proclamado en 1979. Años más tarde, “El ruiseñor del Cesar” con Álvaro López Carrillo le grabaron el paseo “Amor en silencio” en 1986.  Asimismo, Los Hermanos López con Freddy Peralta le proclamaron los temas “Humilde viajero” en 1975 y “Del Valle a Patillal” en 1976. El “Binomio de Oro”, en su primer elepé, lanzado en 1976, le incluyeron la canción “Eterno enamorado”, que resultó bastante exitosa. También “Los Betos” popularizaron los paseos “La dueña de mí” que figuró en el álbum “Para todos” de 1982 y “Pase lo que pase” que apareció en el elepé “Regalo mis canciones” de 1983.

Sin embargo, podemos apreciar que el cantante que más se ha familiarizado con las composiciones de Edilberto Daza Gutiérrez ha sido “El Cacique de la Junta”, quien con sus distintos acordeonistas le hizo famosos varios temas durante casi veinte años.  Con Elberto “el Debe” López grabó “Cristina Isabel” que fue la canción más aclamada del elepé inaugural de esa agrupación, titulado “Tres canciones” lanzado en 1977. La canción es una apología a un romance que mantiene con una monteriana. Estructurado en ochos estrofas de cuatro versos heterométricos con rima parcial alternada. Las primeras estrofas cantan: “Con todo el sentimiento que identifica mis canciones, / hago este paseo para una hermosa mujer, / ay, llama Cristina Isabel, la reina de mis amores, / llama Cristina Isabel, la reina de mis amores”. Y continúa: “Es una morena que tengo yo en Montería, / ella es como un premio que Dios le ha dado a mi vida. / Ay, porque es honesta y sencilla, / así como yo quería, / porque es honesta y sencilla, / así como yo quería”. En las estrofas siguiente ratifica su amor: “Esté segura Cristina Isabel, / esa morena de Montería. / Esté segura Cristina Isabel, / esa morena de Montería. / Ay, que yo la quiero más cada día, / y estoy seguro me quiere también. / Porque soy hombre que sabe querer, / con gran firmeza y sin hipocresía”.  

De los distintos álbumes lanzados por Diomedes con Nicolás “Colacho”  Mendoza quedaron los cantos: “María”, un bellísimo paseo romántico que narra la traición que le hizo la mujer del mismo nombre, y figuró en el long play “Dos grandes”, grabado a finales de1978, “Lo que quería”, otro paseo lírico donde confiesa el profundo amor que siente por una mujer, incluido en álbum “Tu serenata”, proclamado a mediados  de 1980, “La vida cambia”, un paseo alegre que narra el abandono que le hizo una dama, perteneciente al elepé “Con mucho estilo”, publicado  en agosto de 1981, “Fulano de tal”, un tema donde critica la actitud de ciertas mujeres, que apareció en el long play “Todo es para ti”, lanzado  a mediados de 1982  y “Paisana mía”,  dedicado a una dama patillalera,  incluido en el álbum “Cantando”, publicado  en 1983. Esta última, al igual que el “Patillalero de cepa” es una súplica de amor a una mujer de su Patillal querido. Su parte inicial canta: “Traigo unas coplas del alma / para una muchacha de mi pueblo / pa’ ver si así valoriza / el gran amor que siento por ella. / Porque, aunque sabe a conciencia / que mí me matan sus ojos negros, / me ve con indiferencia, / le importa poco mi hiriente pena”.

En las grabaciones realizadas con Gonzalo “El Cocha” Molina encontramos: “El mejor consejo”, que apareció en el álbum “Vallenato” lanzado en 1985, “La dueña de mi canto”, un paseo rápido dedicado, naturalmente, a una negra linda de Patillal, incluido en el elepé “Brindo con el alma” publicado en 1986 y “Creo en el destino”, un tema romántico donde confiesa el gran amor que siente por una mujer que lo desprecia, que figuró en el long play “Incontenible” grabado en 1987. Asimismo, tenemos: “Cuna pobre”, un paseo de tono autobiográfico,  grabado con Juancho Rois en 1994, “Manguito biche”, un paseo rápido de tono crítico y festivo, lanzado con Iván Zuleta en 1995, “Color de rosa”, otro tema romántico donde narra la separación de la esposa, cantado con Franco Argüelles en 1999, “La veterana”, donde critica el interés y los engaños de una mujer, publicado  con Juancho de la Espriella en el 2003, “La irremplazable”, un paseo de una letra brevísima donde prevalece la melodía como portadora del mensaje, grabado  otra vez  con Franco Argüelles, en el 2005 y, finalmente, el paseo “Principio y final”, un tema lírico, muy similar al de “La conquista, grabado con Álvaro López Carrillo en el álbum “Listo pa’ la foto” lanzado en el 2010.

En “Principio y final”, el compositor patillalero demuestra una vez más su profunda vena romántica y la gran capacidad que tiene para galantear y enamorar a las mujeres, que, como hemos visto, son sus temas preferidos. Este paseo, estructurado en dos bloques temáticos que encierran estrofas de ocho versos endecasílabos, es perfecto en el manejo de la rima y de los recursos poéticos. La parte introductoria es una magnífica confesión amorosa: “Como voy a decir que no la quiero, / si es verdad que por ella me desvivo. / Como voy a esconder lo que es tan bello, / si en el fondo de mi alma se agiganta. / La han querido alejar de mi camino / para que no florezca mi esperanza. / Pero el día que logren ese objetivo, / también van a enterrar a Beto Daza”. En la estrofa siguiente enfatiza sobre la persistencia de su amor: “Es que yo le he dedicado mi existencia / a luchar por su amor constantemente, / y no voy a aceptar que no haya quien quiera / alejarnos por odios y rencillas. / Si me toca morir por defenderte, / para mí es un honor perder la vida. / Sólo quiero que tú lleves presente, / que eres para mí la preferida”. Una estrofa de tres versos, cierra la confesión con una metáfora profunda: “Y esto que llevo dentro, / tiene mucho sentido: / es como un río crecido / de amor y sentimiento. / Y así soy yo contigo, / así es mi amor inmenso”.

El nacimiento del distinguido maestro Edilberto Daza Gutiérrez, quien ya coronó los setenta y dos años de existencia, tuvo lugar el 30 de agosto de 1950, a los pocos días de haberse iniciado el gobierno conservador del doctor Laureano Gómez Castro. Por esos años Patillal era un pueblo bastante pequeño y de pocos habitantes, pero, desde entonces, muy valorado por ser la cuna de los reconocidos compositores Rafael Escalona Martínez, Tobías Enrique Pumarejo y José María “Chema” Guerra. Allí transcurrió su infancia, apreciando la belleza del paisaje natural, ennoblecido por la silueta de la Sierra Nevada de Santa Marta, las quebrajosas aguas del rio Badillo y de otras corrientes naturales que pasan muy cerca de la población. Por razones imprecisas, no tuvo una formación académica sólida y escasamente alcanzó la escuela primaria. Su sangre musical no tiene origen en ningún antepasado, y, como él mismo lo afirma, “me siento orgulloso de ser un “compositor innato” y “desde muy niño sentí el placer de componer”. Sin embargo, es posible, que la cercanía que mantuvo con otros compositores fue decisiva para nutrirse y motivarse más en el arte de la inventiva musical.

Hoy, con mucha nostalgia y satisfacción, el destacado compositor recuerda los años de la niñez vividos en Patillal, las correrías que realizaba con los amigos de la infancia para explorar la belleza del paisaje natural, admirar las aguas cristalinas del rio Badillo, que han sido inspiración para muchos compositores, percibir el canto de los pájaros y dibujar mentalmente las aristas de la Sierra Nevada, un patrimonio histórico del Caribe. También, de vez en cuando, invaden su mente las travesuras vividas con su malogrado primo Freddy Molina Daza, el genial compositor de “Tiempos de la cometa”, el bellísimo paseo que pinta “las brisas de San Lorenzo”, “las mariposas de la Malena”, “las cacimbas artificiales” y, por supuesto, “las llegadas tarde al colegio”. Asimismo, recuerda la belleza de las mujeres patillaleras, caracterizadas desde niñas por la estatura, la elegancia y las frondosas cabelleras, las mismas que, muchos años después, han sido la fuente inspiradora de casi todas sus composiciones. Porque, como lo podemos apreciar en sus letras, son los intereses femeninos los que mueven el corazón enamorado y creativo de Edilberto Daza Gutiérrez. Por eso, afirma visiblemente orgulloso: “A mí me gusta cantarles a las mujeres, porque ellas son las que me motivan”. 

Desde hace muchos años “el orgulloso proclamador de La conquista” reside en Valledupar, la salubérrima ciudad venerada por la mayoría de los grandes compositores y cantantes. Aquí, hace ronda con su círculo de amigos, entre quienes figuran Gustavo Gutiérrez Cabello, Santander Durán Escalona, Sergio Moya Molina y otros grandes de las letras vallenatas. Actualmente, tiene varias canciones inéditas, en espera de una buena oportunidad para lanzarlas. “Ya las casas disqueras no quieren dar nada por las regalías”, afirma el maestro con cierto inconformismo, y enfatiza “el vallenato se ha comercializado, además, yo no hago canciones inventadas, porque todas son productos de mis experiencias, y como eso no gusta en la actualidad, tengo que esperar para grabarlas”.  Con frecuencia se traslada a Patillal para reencontrarse con su gente, recordar las anécdotas de la infancia, conocer los nuevos talentos musicales y participar, como es de suponerse, en cualquier parranda improvisada. Lo mismo le sucede en Valledupar. Entonces, por petición de los amigos, encuentra el momento adecuado para cantar “La conquista”, “Patillalero de cepa”, “Cristina Isabel”, “Un llamado”, y otros temas recordados de su extenso y exquisito repertorio antológico.

 

Eddie José Daniels García

San Roque de Talaigua / Especial para PanoramaCultural.com.co

Sobre el autor

Eddie José Dániels García

Eddie José Dániels García

Reflejos cotidianos

Eddie José Daniels García, Talaigua, Bolívar. Licenciado en Español y Literatura, UPTC, Tunja, Docente del Simón Araújo, Sincelejo y Catedrático, ensayista e Investigador universitario. Cultiva y ejerce pedagogía en la poesía clásica española, la historia de Colombia y regional, la pureza del lenguaje; es columnista, prologuista, conferencista y habitual líder en debates y charlas didácticas sobre la Literatura en la prensa, revistas y encuentros literarios y culturales en toda la Costa del caribe colombiano. Los escritos de Dániels García llaman la atención por la abundancia de hechos y apuntes históricos, políticos y literarios que plantea, sin complejidades innecesarias en su lenguaje claro y didáctico bien reconocido por la crítica estilística costeña, por su esencialidad en la acción y en la descripción de una humanidad y ambiente que destaca la propia vida regional.

2 Comentarios


Jose Gabriel Castro Martínez Josegabrielcastromartinez@gmail.com 06-01-2023 09:41 AM

Eso es lo bello de nuestro folclor la expresión de vivencias convertidas en poesías cantada de lo más profundo del alma.

Edgardo Mendoza Guerra 09-01-2023 04:42 AM

Excelente registro Daniels no necesita de aplausos, se lo gana sin pedirlos! Saludos . Y Ediberto tiene claro su aporte. Su forma de ser es otra cosa, hay mucha gente así, ser igual aburre!

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