Opinión

Que se deje ver más la cara

Carlos César Silva

06/06/2013 - 11:20

 

El agua en La Paz, Cesar, sale cuando se le antoja. Los habitantes de este municipio sufren diariamente su presencia irregular.

Por lo general, el agua llega en la madrugada y a eso de las ocho o nueve de la mañana se va, se va a la montaña como Miguel Canales, y no se deja ver la cara a la hora del almuerzo, cuando más se le requiere.

A las tres o cuatro de la tarde, suele aparecer de nuevo. Pero la alegría no dura mucho, pues en la noche se vuelve a perder. Entonces, algunos dicen que la montaña se la traga, se la traga hasta la madrugada siguiente.

A veces el agua no sale en todo el día. A veces sólo sale en la mañana. A veces sólo aparece en la noche. Se ha convertido en una ermitaña que no baja al pueblo constantemente, que es extrañada porque dura varias horas e incluso días sin salir.

¿Qué le estará pasando al agua de La Paz? ¿Por qué no se deja ver mucho la cara? De su vida, de su vida, no se sabe: aunque hay quienes afirman que tiene problemas de turbina.

El agua es un recurso esencial para la existencia del ser humano. Pero en La Paz sus continuos actos de ausencia, no generan condiciones de vida dignas, y además, espantan cualquier intención de emprendimiento empresarial legal, lo cual mucha falta le hace a este municipio.

Cuando venga de La Paz algún amigo, le pueden preguntar si el agua lo ha visitado a su casa, pues afirman que en la montaña está perdida, que tiene varias horas que no sale.

Para rematar, el agua de La Paz no es agradable para el consumo humano. Esto hace que un alto porcentaje de los hogares de esta localidad (quizás entre un 70% a un 85%), apacigüe su sed con agua de Valledupar, la cual en la mayoría de los casos es comprada a distribuidores informales por un valor de $ 1.000.

De modo que en muchos hogares de La Paz, no solo pagan mensualmente el servicio deficiente de agua, sino que también compran las canecas con agua de Valledupar, produciendo así un doble gasto en la canasta familiar.

Así las cosas, hay que seguir preguntando: ¿Qué le estará pasando al agua de La Paz, qué dura varias horas sin venir? Y, para colmo de males, ni siquiera se puede consumir con gusto, pues tiene un sabor salado, un sabor que recuerda las barbas de padre y los pelos de indio que Escalona dijo hiperbólicamente que tenía Miguel Canales cuando se lo tragó la montaña.

 

Carlos César Silva

 

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