Opinión
Los viajes del acordeón
No siempre la música vallenata tiene que ser ejecutada con acordeón ni todo lo que se toque con él debe ser considerado como tal. Ni el vallenato dejará de serlo porque se toque con guitarras, orquestas, bandas o filarmónicas. Lo importante es la fidelidad a sus cuatro ritmos no los instrumentos con los cuales se interprete.
Alguien dirá que el verdadero se toca con los instrumentos tradicionales. Puede ser, aunque la versión con guitarras en muy antigua. Y, ¿con qué tipo de caja, guacharaca y acordeón? Si es por tradición, y si por ella entendemos antiguos hábitos y costumbres, debería ser con caja de dos parches, guacharaca de 80 centímetros de largo y acordeón de uno o dos teclados. ¿Por qué entonces afirman que el auténtico es el que se toca con acordeón de tres teclados?
Primo, porque las cosas cambian, evolucionan. ¿Ah, sí? Y, ¿por qué no se usan los más modernos, con más teclados, que brindan mayores recursos melódicos a nuestros acordeoneros? ¡Porque hay que defender la tradición! ¿Acaso las tradiciones no cambian y surgen otras? Sí, pero aquí no.
Por defender la tradición los acordeoneros dominicanos siguieron tocando el “perico ripiao” con el de dos teclados, pero fueron marginados cuando otros lo reemplazaron por instrumentos de viento y orquestaron el merengue aumentando su popularidad. Ojo: desapareció el acordeón pero no el merengue. No lo necesitaron para difundirlo por todas partes con mucho éxito.
Nuestros músicos, como buenos artistas, son innovadores, creativos, aman la modernidad. Así como cambiaron el “tornillo e´ máquina” por el acordeón “moruno”, abandonaron este cuando llegó el “guacamayo” de dos teclados, al que reemplazaron por el de tres, ése con el que Luis Enrique Martínez revolucionó los aires vallenatos. Y después, ¿dejó de evolucionar el acordeón?
¿Por qué no siguieron apropiándose de las últimas versiones disponibles? Ah, porque los que no son músicos así lo establecieron. ¡Los censores no duermen! Sin embargo, si esta música quiere tener mayor aceptación mundial no solo hay que utilizar acordeones más modernos que el “tres coronas” sino también introducir nuevos instrumentos -por ejemplo, el saxofón- que le aporten sonidos más universales sin envilecer su esencia.
Hoy los cantantes no quieren ver a los acordeoneros en las carátulas de sus cds; mañana el mercado puede exigir que el acordeón minimice su presencia o desaparezca. Quizás el vallenato del futuro no lo requiera como instrumento líder. Ese día perderá su alma y dejará de arrugarnos el corazón pero, de pronto, enriquecerá más a los cantantes porque podría tener más éxito internacional.
Rodolfo Quintero Romero
@rodoquinteromer
Sobre el autor
Rodolfo Quintero Romero
Causa común
Rodolfo Quintero Romero. Agrónomo. Máster en Economía, especialista en Derecho del Medio Ambiente y Profesor Universitario. Su columna nos invita a conectar con la actualidad cesarense y entender los retos a enfrentar para lograr un crecimiento sostenible y duradero en el departamento.
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