Opinión

Los árboles en Valledupar

José Atuesta Mindiola

17/07/2013 - 12:10

 

Los árboles en Valledupar se sienten amenazados y lloran como Los Guaduales, los de la hermosa canción del maestro Jorge Villamil.

Aquí se está imponiendo el concepto de que los árboles por sus sombras y follajes sirven de refugios a los delincuentes y vendedores de drogas. Con base a este criterio,  las motosierras talaron varios árboles en un colegio y, ahora, le tocó el turno al parque de Los Cortijos, donde más de 20 árboles quedaron reducidos a troncos, que en algunos casos no superan un metro de altura.

Es cierto que están restaurando el parque, pero, que la sombra de los gigantes arboles facilitaba la presencia de delincuentes o porque algunas ramas enfermas se secas cayeron, no eran razones válidas para proceder a cortar los árboles como lo hicieron. ¿Qué tal que una persona vaya donde un médico con una infección en el dedo de un pie, y se proceda de inmediato a cortar el pie y la pierna?

Dios quiera que mañana, no aparezca algún ideólogo para manifestar que ciertas proteínas del mango incitan  a los jóvenes a la homosexualidad, porque esta aseveración motivaría a tumbar todos los árboles de mangos. O que un falso pastor diga que las flores amarillas de los cañaguates representan la iluminación de las llamas del infierno; no quedará  un árbol de cañaguate en Valledupar y sus alrededores.

Para evitar la destrucción masiva de los árboles, la administración municipal, con la asesoría de  Corpocesar, debería crear una entidad con personal especializado en el tema, para la defensa y el cuidado de los árboles, y con base a revisiones periódicas se proceda de manera científica y técnica a los tratamientos respectivos. Además, deben institucionalizarse las campañas educativas para que toda la comunidad conozca que los árboles son importantes para la vida, porque: transforman la energía de la luz solar en alimentos, fabrican el oxígeno para la respiración, reducen las contaminaciones de los ruidos y del gas carbónico, y refrescan y embellecen la ciudad.

Las autoridades protectoras de los bosques y el medio  ambiente, como ANLA (Autoridad Nacional de Licencias Ambientales) y Corpocesar, en ocasiones no son objetivas en el cumplimiento de sus funciones.

En Valledupar suspendieron la construcción en el cerro de Las Antenas, del mirador del Santo Ecce Homo, supremo patrono de los vallenatos,  que en el año 2007, inició el mandatario  Ciro Pupo Castro. La idea era mostrar al Ecce Homo como el monumento parecido al Cristo Rey, localizado en Cali, en el cerro de Los Cristales, o como en Río de Janeiro, Brasil, donde en el cerro Corcovado, está el Cristo Redentor. El argumento para suspender la construcción fue que el cerro está en medio de una reserva forestal; pero si el permiso lo  solicita una empresa particular para explorar minerales o un consorcio para la construcción de un hotel, podemos estar seguros que de manera inmediata se hubiera concedido la aprobación.

 

José Atuesta Mindiola

Sobre el autor

José Atuesta Mindiola

José Atuesta Mindiola

El tinajero

José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).

Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.

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