Opinión

Editorial: El poder de las palabras

Redacción

09/04/2012 - 11:00

 

A lo largo de esta Semana Santa, la palabra -en su más amplio sentido- ha sido el centro de todas las atenciones. No solamente por el sermón de las Siete palabras que, evidentemente, ha marcado alguno de los momentos más representativos, sino también por el peso de otras palabras expuestas bajo otros formatos.

La palabra es uno de los términos que mejor ilustran el concepto de comunicación. La palabra es lo que se transmite de una persona a otra, es lo que se comparte. Es la base de todo sistema que predica el respeto y el diálogo.

Las palabras están en todas partes, pero no todo el mundo entiende su significado. Las palabras acaban teniendo un significado si primero somos capaces de darle un contexto, luego, si sabemos responder de manera oportuna con otras palabras o acciones.

“Ser un hombre de palabra” es una expresión que denota coherencia.  “Predicar con la palabra” (o el ejemplo) es muestra de sensatez. “Dar la palabra a alguien” es abrir la puerta a un debate.

En estos días en los que es tan fácil hablar, en los que se premia la inmediatez (a través de programas televisivos donde se sueltan todo tipo de palabras), la palabra escrita se reviste de un significado de profundo compromiso.

El poeta José Atuesta Mindiola, por ejemplo, ha creado con sus “Décimas a Calixto Ochoa” un homenaje al III Rey Vallenato y, de manera más atrevida, el premio Nobel Gunter Gräss ha publicado un poema en el que expone abiertamente su pensamiento político.

La palabra escrita puede considerarse como un contrato consigo mismo y con los demás. Es lo que permanece, lo que queda más allá de un encuentro o de una vida, a la disposición de otras personas y generaciones.

Por este motivo, queremos en esta edición dar un especial reconocimiento a las personas que escriben con el fin de dejar un rastro de sus ideas y sus iniciativas. Asimismo, celebramos la iniciativa de todas aquellas personas que se dedican a leer las palabras escritas por otras almas inquietas.

Entendemos que la palabra escrita requiere tiempo (tanto para el que la lee como para el que la escribe), y en eso reside el valor de una palabra: en el tiempo que le dedicamos.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

El homenaje que le faltaba a Jorge Oñate

El homenaje que le faltaba a Jorge Oñate

  En el mes de junio de 2017 escribí una columna que titulé ‘El año de Jorge Oñate’, y allí me atreví a realizar la siguien...

El Vallenato y el aporte de los medios

El Vallenato y el aporte de los medios

  Los medios de comunicación, así como en general las personas naturales y jurídicas en Colombia, tienen unas obligaciones. Entr...

¿Qué es lo peligroso de las 50 sombras de Grey?

¿Qué es lo peligroso de las 50 sombras de Grey?

Me pregunto cuál será la ética de los medios de comunicación, a nivel mundial, que están dedicados a vender masivamente un produ...

Hasta los festivales se virtualizaron

Hasta los festivales se virtualizaron

Ya hemos hablado en esta columna de conciertos virtuales, de serenatas virtuales, de parrandas virtuales, y sólo nos faltaba escribir ...

Nuestras costumbres perdidas

Nuestras costumbres perdidas

Heredar de los mayores el amor por la tierra que nos vio nacer es una de las cosas que más marcan la vida de una persona, porque ama...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados