Opinión

Perdedor de elección y ganador de convicciones

Wladimir Pino Sanjur

14/05/2014 - 11:00

 

Perdedor de elección y ganador de convicciones

Soy un amante de la democracia, como modelo de gobierno, donde existe la dictadura de las ideas y donde los golpes de Estado se dan por los cambios de vanguardia en la clase emergente que trae ideas renovadoras.

En este modelo practicado en Colombia desde la época de la república, y desde que yo tengo cédula que me identifica como ciudadano, he ejercido mi derecho al voto como creyente del postulado benigno de elegir y ser elegido, como convencido del deber del pueblo en elegir a sus gobernantes y la responsabilidad del gobernante de entender que se debe al pueblo soberano que lo eligió, no para erigirlo como su capataz, sino como la persona delegada para que en su nombre ejecute acciones tendientes a mejorar su calidad de vida.

Desde el año 1997, he participado con mi voto en las elecciones populares en Colombia, siempre invitado por la convicción de una verdadera revolución social, creyendo en la reivindicación de los derechos del proletariado, la dignificación del ser humano, la protección extrema de la vida y la salud como bien primario del pueblo y principal deber del estado, creyendo en la inversión desinteresada y afanosa que tienda a una mejor calidad de la educación, que, partiendo de esos dos pilares, la vida y la educación; Colombia proyecte un futuro a las nuevas generaciones una patria mejor.

Convencido de esto, ejercí mi voto en cuatro oportunidades para la Presidencia de la Republica, la primera vez lo hice por Horacio Serpa Uribe. Creí en su sentido social, por ser de extracción popular, con Serpa perdí dos veces convencido de que era la mejor opción, en la primera oportunidad ganó Pastrana (despejó el Caguán y fue un fiasco el proceso de paz, además de todos los desatinos de su administración), la segunda con Uribe, (quien asesinó la constitución del 91 y se prestó para que las mafias paramilitares y narcoterroristas llegaran al congreso y se adueñaran del ente de inteligencia del estado y más barbaries).

Después, Uribe también le ganó a Carlos Gaviria Díaz, en quien confié y confío, creo que hubiese sido un gran presidente por su corte de estadista y hombre sabio. Luego creí en Antanas por su simpleza, por su practicidad, por la propuesta salida de contexto pero real, porque era una propuesta de valores que buscaba reivindicar al ser humano y rescatar al colombiano de la cultura de la barbarie y del todo vale; en esta última oportunidad ganó SANTOS, siempre creí que no era tan Santo, pero en la medida que avanzó su gobierno comencé a creerlo. Su creencia acérrima en el proceso de paz y su compromiso social me llevaron a ver un viejo liberal, social demócrata de esos que ya no existen, pero pronto mostró su casta, la reforma a la justicia, el amague de forma de ley 100 incumplida, sus desatinos económicos y su falta de manejo de los problemas sociales del país, me desilusionaron.

Esto muestra un panorama de que soy un hombre perdedor de elecciones, no he ganado una presidencia desde que ejerzo el voto y ésta no será la excepción, pues estoy convencido que ganará Santos, pero más convencido aún estoy que el país volverá a equivocarse, por ello yo votaré en blanco.

Me iré con la conciencia tranquila de que en este carnaval democrático donde los carteles de intereses se enfrentan entre sí, y el pueblo es utilizado por su devorador para masacrar al otro macho dominante, yo estaré libre de culpa y no existirá en mí el peso de consciencia, que cuando los hijos, de los hijos, de mis hijos, hojeen un libro de historia no me condenen por haber votado para que gobernara en Colombia una narco parapolítica, durante más de 20 o 30 años.

Estaré eximido de responsabilidad y ellos lo sabrán, porque el eco de la oralidad que navega de generación en generación les contará que su abuelo fue un perdedor de elecciones, pero un campeón que luchó siempre de frente por su convicción. Votaré en blanco.

 

Wladimir Pino Sanjur

 

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