Opinión

Los 470 años de Tamalameque

Diógenes Armando Pino Ávila

29/09/2014 - 10:10

 

Tamalameque es un pueblo con una historia curiosa y poco conocida, los historiadores dicen que fue avistado por Quezada frente a Mompox, en un sitio denominado Barbudo.

Andando el tiempo el Capitán Manjarrez lo trasladó un poco más arriba a San Judas Tadeo de Portaca, hoy El Palomar. Años después, sus pobladores le mudaron a las sabanas de Tamalameque Viejo, hoy Tamalamequito. De este paraje fue trasladado por Lorenzo Martín en el año 1544, situándolo en los playones de Sompallón, antigua población de Thamara (hoy El Banco Magdalena). Ésta es considerada por los pobladores de Tamalameque, como la fecha oficial de su fundación con el nombre de San Miguel de las Palmas de Tamalameque.

Cuentan los cronistas que el cura del pueblo era Fray Bartolomé Balzara, un hombre de genio avinagrado, que cuando disgustaba con el corregidor, trasladaba las imágenes a un sitio en despoblado, colgaba las campanas en un árbol y los domingos y fiestas de guardar las sonaba para el servicio y los tamalamequeros, religiosos hasta los tuétanos, asistían a misa y al tiempo cambiaban de domicilio siguiendo los pasos de su pastor.

El libro “Floresta de la santa iglesia catedral de la ciudad de Santa Marta”, escrito por el alférez D. José Nicolás de la Rosa, sostiene que Fray Bartolomé Balzara fue el causante de su última mudanza, situándola en las sabanas de Chingalé en el año 1680 donde aún permanece hasta nuestros días. Un siglo después, aparece Don Fernando de Mier y Guerra cumpliendo órdenes del rey en la tarea de refundar poblaciones a orillas del río Grande de la Magdalena y refunda Guamal, El Banco, Chimichagua, Chiriguaná y Tamalameque entre otras, en el año de 1747.

Este pueblo de historia y leyenda realiza el Festival Nacional de la Tambora y la Guacherna como una manera de reafirmar su identidad riana, pues está inserto en la llamada «Depresión Momposina» donde el «baile cantao» es su máxima expresión cultural. En el marco de este festival se presentan los mejores exponentes de este folclor, los que vienen del sur de Bolívar, Magdalena y el Cesar para mostrar, a propios y foráneos sus dotes en el baile y el canto de los cuatro aires que constituyen la tambora.

Tamalameque es conocido a nivel nacional e internacional por La Llorona, leyenda que se ha transmitido de generación en generación a través de varios siglos y que el más prolífico de los compositores de la Costa Caribe, José Benito Barros, dio a conocer con la composición que lleva ese nombre y narra nuestra leyenda.

Los pobladores de este pueblo son portadores de una oralidad que han heredado de sus mayores, manifestándola con agrado al contar las anécdotas de sus personajes típicos, acotando sus narraciones con dichos y refranes muy propios de esta localidad. Su santo patrono oficial es San Miguel Arcángel y se celebra el 29 de septiembre, pero desde hace aproximadamente dos siglos, le hacen solemnidades mayores el 14 de septiembre al Santísimo Cristo, acompañando estos festejos con fiestas seculares, (bailes, corralejas y otras presentaciones).

Este 29 de septiembre cumple 470 años de fundado y, desafortunadamente, no ha contado con el favor de las autoridades nacionales, departamentales y mucho menos municipales, ni con el de los políticos, representantes y senador del departamento, para que presentaran una Ley que hiciera el reconocimiento de la efeméride y como aguinaldo se provisionara en el presupuesto nacional los recursos tendientes a la realización de una obra de infraestructura que reivindicara el onomástico.

No podrán alegar desconocimiento de la fecha, pues el Dr. Diógenes Pino Sanjur, en una amable carta les hizo la solicitud, acompañada de un borrador del proyecto de Ley donde se hacía la exposición de motivos facilitando la presentación de la misma. No hubo eco en la solicitud, pareciera que los votos aportados por los tamalamequeros tuvieran poco valor, pues no motivaron a nuestro senador y representantes a presentar la proposición para que se estudiara la iniciativa. Por ello, esta fecha tan especial pasará sin pena ni gloria, y es probable que ni los hijos de este pueblo se den por enterado de la importancia de la efeméride.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

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Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

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