Opinión

Las palabras

Gloria Cepeda Vargas

09/12/2014 - 07:05

 

Cuando surgió la revolución arquitectónica después de la Primera Guerra Mundial, el señuelo de un mundo industrializado empezó a mostrar los dientes. Pero todavía la herencia renacentista equilibraba el alma. Después, las nuevas generaciones de humanos alucinaron y deliraron bajo el flagelo de la droga que convirtió al mundo en un gigantesco manicomio.

En este escenario demencial, la máquina hace de las suyas. Hombres y mujeres robotizados se estrenan en aires y aguas que se resisten a formar parte de su dos por cuatro.  El mundo asiste horrorizado al desastre ecológico sucedido hace algunos días en el Golfo de Méjico  sin que hasta el momento la  tecnología más poderosa del planeta responda como esperamos.

Las calles y hasta las aceras no pertenecen al peatón, son feudo de la máquina. De Internet se “bajan” párrafos enteros que sin ser analizados, se empatan como fichas de un rompecabezas. El idioma y su valoración son las primeras víctimas de esta conflagración en un mundo de episodios virtuales que acrecienta cada día el fantasma de la soledad.

Por eso hoy considero oportuno transcribir, aunque sea fragmentariamente, esa bella apología de la palabra que escribió Pablo Neruda:

“Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan. Me prosterno ante ellas, las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito. Persigo algunas palabras, son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema. Las agarro al vuelo cuando van zumbando y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces, las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto. Todo está en las palabras, una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció. Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos… Tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto trasmigrar de patria, de tanto ser raíces…  Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo. Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron ahí resplandecientes. El idioma… Salimos perdiendo… Salimos ganando. Se llevaron el oro y nos dejaron el oro. Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras”.

 

Gloria Cepeda Vargas

 

Sobre el autor

Gloria Cepeda Vargas

Gloria Cepeda Vargas

Reflexiones y poesías

Gloria María Cepeda Vargas es una poeta colombiana de reconocida trayectoria. Oriunda de Cali, ha vivido sus primeras -pero también sus últimas décadas- en Popayán, por lo que se le reconoce como una autora caucana. Es hermana del político Manuel Cepeda Vargas, líder de izquierda asesinado, padre del representante a la Cámara Iván Cepeda Castro. Ha recibido, entre otros, el Primer Premio y Medalla de Oro, Concurso Internacional de Poesía, Bruselas (Bélgica) 1993; Premio de Poesía "Jorge Isaacs", Cali, Colombia, 1995; y la mención Casa de las Américas, La Habana, Cuba (2000). Algunas de sus publicaciones: "Bajo la estrella" (Popayán, 1960), "Cantos de Agua y Viento" (Premio Jorge Isaacs, 1995); "Carta a Manuel" (Popayàn, 1995); "De la vida y el sueño" (Popayán, 2009); "Canta la noche" (Neiva, 2010).

1 Comentarios


Berta Lucía Estrada 10-12-2014 04:09 AM

¡Hermoso artículo! El lenguaje es nuestro mayor tesoro Berta Lucía Estrada Estrada Autora de la columna FRACTALES de PANORAMA CULTURAL

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