Opinión
Editorial: La periodista que defendió la cultura Vallenata hasta el último instante
En la cama de su alcoba, Lolita Acosta comenta con ímpetu las indolencias de las últimas administraciones e idea con su prima Alba Luz Luque algunas actividades necesarias para afirmar –una vez más- la hermosura de un patrimonio en vía de extinción: el centro histórico de Valledupar.
Palabras enérgicas. Un acento vallenato que pone el ritmo a un intercambio de anécdotas. La sonrisa de una mujer que no se rinde, y esa pregunta que vuelve como si fuera el estribillo de unos de esos vallenatos clásicos que ella defendía con tesón: “¿Qué hay que hacer pa´ que se interesen por este centro histórico?”
Hasta los últimos instantes, la periodista Lolita Acosta se aferraba a la vida y a la defensa de esta tierra, siempre girada hacia a la acción, buscando los resquicios de una sensibilidad perdida y cómo hacer para que el mensaje pasara.
En esos momentos, la enfermedad no existía. Por muy grande que fuera el dolor, ella no lo expresaba. Lo escondía detrás de una mirada tierna y de unos recuerdos que se acaparaban de todo el escenario. Sólo estaba –ahí enfrente- ese objetivo indeleble de actuar y ser útil a la ciudad.
De la misma manera, pero con la libertad que otorga la buena salud, Lolita Acosta se lanzó en una aventura que transfiguró el periodismo local: el Diario Vallenato. En total, fueron veinte años dedicados a informar de manera independiente, con carácter, sin caer en el clientelismo, y velar por la cultura vallenata.
“Cuando nosotros sacamos ese periódico de formato europeo, la gente lo llamó periodiquito y, sin embargo, ahora, El Espectador imprime en ese mismo formato”, explicó Lolita Acosta en una entrevista concedida a este periódico.
Tras su paso por la jefatura de prensa de la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata, Lolita Acosta optó por acompañar a los Niños Vallenatos del Turco Gil en sus giras nacionales e internacionales, y organizar eventos culturales como el Encuentro Mundial de Acordeones o el Festival internacional de danzas tradicionales, escenarios únicos para el intercambio cultural donde la cercanía y el deseo de conocer eran los principales valores.
Era una “mujer-orquesta”. Disfrutaba con cada momento de esos festivales. Se sentaba en primera fila para deleitarse con el espectáculo y, al tiempo, cuando veía que las circunstancias lo requerían, se alzaba voluntariosamente para presentar a los artistas. Mantenía ella misma el contacto con cada invitado, los guiaba en Valledupar sabiéndose embajadora de una ciudad que aspira eternamente a abrirse al turismo.
Y en los últimos meses, la enfermedad no mermó su deseo de animar la vida cultural de esta ciudad. En la distancia, seguía supervisando -con la ayuda de sus más allegados- la organización y la logística de sus proyectos.
Profundamente entristecidos por la partida de una mujer que lo dio todo por la cultura vallenata, sabemos que Lolita Acosta hizo de este lugar una estancia más amena y humana, un espacio más cálido y respetuoso, y por eso, su recuerdo permanecerá como la mujer que lo dio todo por la cultura vallenata.
PanoramaCultural.com.co
0 Comentarios
Le puede interesar
Editorial: Campaña sin contenidos e ideas sin contención
Una campaña se acaba y el trabajo de unos nuevos políticos electos empieza. No hay tiempo de reposo en este mundo y menos para quiene...
Mujer, despiértate ya
A todas las mujeres (y también los hombres). Una mañana despiertas para comenzar a darte cuenta que hay un vasto reino de inteli...
La cultura como prioridad
La cultura no puede quedar reducida a una expresión de lujo, destinada a unos cuantos, por la oportunidad de acceso que han tenido...
¿Y cómo va el garrote?
La expresión empleada en el título de esta columna era muy común entre los músicos vallenatos como forma de saludarnos por al...
Las mujeres en los festivales
El pasado fin de semana se realizaron dos muy importantes festivales vallenatos en Colombia: la versión 35 del Festival de Acordeo...