Opinión

Editorial: La periodista que defendió la cultura Vallenata hasta el último instante

Redacción

24/11/2014 - 06:30

 

Editorial: La periodista que defendió la cultura Vallenata hasta el último instante

En la cama de su alcoba, Lolita Acosta comenta con ímpetu las indolencias de las últimas administraciones e idea con su prima Alba Luz Luque algunas actividades necesarias para afirmar –una vez más- la hermosura de un patrimonio en vía de extinción: el centro histórico de Valledupar.

Palabras enérgicas. Un acento vallenato que pone el ritmo a un intercambio de anécdotas. La sonrisa de una mujer que no se rinde, y esa pregunta que vuelve como si fuera el estribillo de unos de esos vallenatos clásicos que ella defendía con tesón: “¿Qué hay que hacer pa´ que se interesen por este centro histórico?”

Hasta los últimos instantes, la periodista Lolita Acosta se aferraba a la vida y a la defensa de esta tierra, siempre girada hacia a la acción, buscando los resquicios de una sensibilidad perdida y cómo hacer para que el mensaje pasara.

En esos momentos, la enfermedad no existía. Por muy grande que fuera el dolor, ella no lo expresaba. Lo escondía detrás de una mirada tierna y de unos recuerdos que se acaparaban de todo el escenario. Sólo estaba –ahí enfrente- ese objetivo indeleble de actuar y ser útil a la ciudad.

De la misma manera, pero con la libertad que otorga la buena salud, Lolita Acosta se lanzó en una aventura que transfiguró el periodismo local: el Diario Vallenato. En total, fueron veinte años dedicados a informar de manera independiente, con carácter, sin caer en el clientelismo, y velar por la cultura vallenata.

“Cuando nosotros sacamos ese periódico de formato europeo, la gente lo llamó periodiquito y, sin embargo, ahora, El Espectador imprime en ese mismo formato”, explicó Lolita Acosta en una entrevista concedida a este periódico.

Tras su paso por la jefatura de prensa de la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata, Lolita Acosta optó por acompañar a los Niños Vallenatos del Turco Gil en sus giras nacionales e internacionales, y organizar eventos culturales como el Encuentro Mundial de Acordeones o el Festival internacional de danzas tradicionales, escenarios únicos para el intercambio cultural donde la cercanía y el deseo de conocer eran los principales valores.

Era una “mujer-orquesta”. Disfrutaba con cada momento de esos festivales. Se sentaba en primera fila para deleitarse con el espectáculo y, al tiempo, cuando veía que las circunstancias lo requerían, se alzaba voluntariosamente para presentar a los artistas. Mantenía ella misma el contacto con cada invitado, los guiaba en Valledupar sabiéndose embajadora de una ciudad que aspira eternamente a abrirse al turismo.

Y en los últimos meses, la enfermedad no mermó su deseo de animar la vida cultural de esta ciudad. En la distancia, seguía supervisando -con la ayuda de sus más allegados- la organización y la logística de sus proyectos.    

Profundamente entristecidos por la partida de una mujer que lo dio todo por la cultura vallenata, sabemos que Lolita Acosta hizo de este lugar una estancia más amena y humana, un espacio más cálido y respetuoso, y por eso, su recuerdo permanecerá como la mujer que lo dio todo por la cultura vallenata.

 

PanoramaCultural.com.co

 

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Isabel López García: un año sin su presencia física

Isabel López García: un año sin su presencia física

“Solo le pido a Dios que la reseca muerte no me encuentre vacía  y sola sin haber lo suficiente” Hoy escribo a la memoria de ...

Los agujeros en la red

Los agujeros en la red

  Este siglo de la tecnología avanzada ha dejado plasmada, más que nunca antes, la vacuidad de ciertas relaciones humanas. En las d...

Para Roko, que no sabe leer. O sí

Para Roko, que no sabe leer. O sí

  Fue la noche del 31 de diciembre del 2016. Pienso –intento hacerlo– en ésta, en esa noche, en ese momento, mientras comienzo a...

El pollo “Patas de pato”

El pollo “Patas de pato”

"Todo aquello que oprime la individualidad, sea cual sea el nombre que se le dé, es despotismo".  Por fuerza del destino tuve que de...

El sabor de la distancia

El sabor de la distancia

  Nina Marín nació en Riohacha, pero hace más de quince años que habita en Valledupar. Está casada con el ingeniero ambiental ...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados