Opinión
El destape de un dictador
“Si Usted como ciudadano entiende lo que habla el dictador, entonces tome una decisión: o sigue al farsante o asume el reto de una persona seria”.
Pretender establecer las características de un dictador podría ser tarea fácil si no se está a favor de su gobierno, y se le califica con toda clase de improperios en complacencia con el sarcasmo y la ironía ante cualquier actuación pretendida por estar dentro de una perversa legalidad, sustentada en el ejercicio del voto popular de quienes consciente o irresponsablemente le eligieron cuando se creía participaban en un proceso democrático.
Ya con una objetividad definida, el dictador aparece y se hace porque el pueblo en cierto modo permite crear circunstancias favorables nacidas de esa apatía y descuido por las acciones gobiernistas, no ejerce los derechos de veedor, critico y participante activo de la política y dota al personaje de atributos surgidos del populismo que enfilan directamente a quebrar el sistema democrático.
Las circunstancias que concurren a ese favorecimiento provienen desde aquel día de elecciones que sale triunfante en un escenario de emocionalidad colectiva, euforia que limita la acción de pensamiento de los electores, y se obnubilan ante el discurso pletórico de mentiras y falsas promesas condicionantes de un cambio de todo a favor del pueblo para que se exprese con resentimiento y así deje a un lado la razón y el discernimiento sobre el comportamiento ciudadano vigilante y exigente.
Un personaje que se destina a ser dictador explota hábilmente la terminología de los indigentes, manifiesta ser el adalid de los más pobres, cuidará de los desnutridos y empezará a construir casas para los desarrapados. Es desde ese día vocero de de los desempleados, maestro de los educandos, defensor de la democracia y las leyes, pero promueven nuevas leyes e interpretaciones constitucionales con marcado sesgo favorable a sus zalameros aduladores y a su propio beneficio o en contra de quien se oponga.
Cuando en la gestión pública se pierde esa orientación democrática se puede estar hablando que se está frente a la forma de gobierno apoyado en la dictadura, en cierta rivalidad con el concepto tajante que ésta siempre proviene o ha descendido de militares para el caso de América Latina, sin embargo en la dinámica evolutiva de la política se dan casos de dictadores empoderados por el consentimiento de algunos gobernados que reciben contraprestación por su favorabilidad a procedimientos neutralizadores de la oposición y a la concentración del poder en un solo individuo.
Lo interesante del ejercicio de reflexión es establecer cuál sería la diferencia entren dictadores y tiranos si en ambos caso la democracia es la piscina donde nadan a sus anchas, pues bien, se dice que inicialmente se es dictador y como consecuencia de su bien ejecutado ejercicio y ante la avaricia de desplegar más poder, pasa al asesinato y al establecimiento de modelos rectores despiadados, entonces ya se gradúa como Tirano, lo cierto es que la diferencia al final no influye en los resultados subyugantes sobre el verdadero pueblo.
Dado que la sociedad colombiana es complaciente, actúa parsimoniosamente, se somete fácil y se mantiene en un letargo social, siempre creyendo que en cualquier momento el gobernante de turno da cumplimiento a las falacias que sostienen o han dado fortaleza a regímenes transitorios, se ha perdido la oportunidad de vitorear como tal en el pasado reciente, a ilustres dictadores que imprudentemente crearon la coyuntura de construirle y facilitarle el camino al tirano, que bien podría afincarse en la corrupción y la ignominia para ejercer con lujo su designio legitimado.
Alfonso Suárez Arias
@SuarezAlfonso
Sobre el autor
Alfonso Suárez Arias
Aguijón social
Alfonso Suárez Arias (Charalá, 1956). Abogado en formación (Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar). Suscrito a la investigación y análisis de problemas sociológicos y jurídicos. Sus escritos pretenden generar crítica y análisis en el lector sobre temas muy habituales relacionados con la dinámica social, el entendimiento del Derecho y la participación del individuo en la Política como condicionamiento para el desarrollo integral.
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