Opinión

¿La tercera y última guerra mundial?

El experto en tecnología militar Peter Singer en su libro La Flota fantasma plantea una gran pregunta que casi puede tener la respuesta y es, ¿Cuándo estallará la última guerra mundial?, su investigación profunda de los conflictos e intereses de algunas naciones por tener el dominio del mundo crece día y a día y la presión es tanta que ya el barómetro está en rojo.

Esta preocupación contrasta con el aumento del arsenal militar chino y la destinación del 10 por ciento de su presupuesto para la guerra cada año; también contrasta con el conflicto que Rusia tiene en Ucrania y el aumento de un 50 por ciento del presupuesto militar y una tercera parte a la construcción de armas nucleares. Por su parte EE UU ha destinado 350 mil millones de dólares a fortalecer sus armas de defensa y ataque ante una inminente guerra ya anunciada, sin embargo la mayor amenaza proviene de países más pequeños e inestables como lo es Pakistán, donde hay riesgo que las armas nucleares caigan en manos de extremistas y cumplan al pie de la letra su deber religioso de la destrucción mutua abonada con su guerra interna que quieren exportar al resto del mundo.

Pero no sólo se trata de bombas nucleares, como bien los analiza Singer, sino de otra guerra que va más allá de los campos de batalla y las luchas cuerpo a cuerpo y es casi que invisible y de darse como bien lo han demostrado algunos hackers a pequeña escala, un virus informático puede ser más dañino y efectivo que la temida bomba atómica.

La guerra cibernética es el otro campo de batalla, donde tienen ahora la mirada puesta todas las potencias, porque de darse un posible ataque como bien lo conciben, no tienen como defenderse ni a quien atacar o culpar, es en verdad luchar contra un fantasma. Sólo se necesita un celular conectado a la internet, encriptar los códigos maliciosos y darle enviar mensaje y empezaría el gran caos, sin energía, sin agua, sin comunicación, sin alimentos, sin dinero, el día que nadie quiere vivir y lo peor sobrevivir para contarlo, sería empezar de nuevo.

Lo que sí es claro, es que hay un país que si debe tener más miedo que el resto del mundo, sus grandes enemigos son tan poderosos y crueles como el mismo, su nombre despierta odios rancios que están ahí a juego lento; ver caer al imperio yanqui como muchos despectivamente lo llaman es un sueño antiguo de la Unión Soviética, es una deuda que tienen con los nipones, es el deseo silencioso de China que hace rato lo tiene en el tablero de ajedrez con una reina amenazando al rey (su economía). Un grupo terrorista islámico sediento de venganza que ya mostró las garras y lo que puede hacer en cualquier momento y una Corea del Norte lista para apretar el botón.

Parece que la historia de la primera y segunda guerra mundial no les dice nada a algunos presidentes y terroristas obsesionados con acabar con la única casa que tenemos para vivir. Parece que no fue suficiente la guerra fría que por poco pasa a caliente y no ha sido suficiente el derrame de sangre en Nigeria, en Afganistán, en Ucrania y la pasada guerra del golfo pérsico.

Todos estos actos de barbarie no han servido de nada, porque las tensas relaciones entre las mal llamadas potencias son cada vez más fuertes. Potencias sí, porque tienen el poder de destruir y acabar con el mundo.

Si Rusia ataca a EE UU ¿qué ganaría con eso?; si EE UU ataca a Corea, ¿qué ganaría con eso? y si cualquier país ataca a otro, ¿qué ganaría con hacerlo al destruir millones de vida y de paso destruir al planeta? Si los extraterrestres pudieran hablar y opinar sobre lo que ven hoy en día, seguro que su mensaje sería el que muchos tenemos en la cabeza: “el ser humano si es lo peor que le pudo pasar a la tierra”.

Eber Patiño