Opinión
Editorial: De la declaración al plan de acción
La declaración del Vallenato como Patrimonio de Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco ha sido una de las grandes noticias de este año –sino la mayor- en el plano cultural.
La celebración es natural para quienes han sido participes de este proceso y todos aquellos que desean que el Vallenato tradicional se mantenga vivo en las calles de Valledupar y de todo el resto de la región del Gran Magdalena en la que ha encontrado un espacio natural.
Sin embargo, como bien lo han comentado algunos de nuestros columnistas -sea recordando la noción de responsabilidad o las amenazas existentes-, el verdadero trabajo de conservación empieza ahora.
Hasta entonces, lo realizado por diversos gestores culturales ha sido un primer paso para el reconocimiento de la Música Vallenata como folclor rico e inimitable, específico de una región, pero en grave situación de amenaza.
A partir de hoy, se abre otra etapa de trabajo práctico y mancomunado en la que debe crearse claras iniciativas de protección y rescate del folclor vallenato, usando algunas herramientas facilitadas por la Unesco o el Ministerio de Cultura.
La declaración en sí no es una solución ni una victoria. El problema persiste en la raíz: el Vallenato debe ser rescatado ahora, y si no se hace nada, desaparecerá al igual que hace unos meses atrás cuando se clamaba el riesgo al cual estaba expuesto.
Tampoco acudirán, de repente, centenares y miles de turistas a Valledupar o el sur de la Guajira por el simple hecho de que el Vallenato haya sido declarado oficialmente Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Eso se consigue exclusivamente con políticas conjuntas y eficaces establecidas desde las administraciones públicas (alcaldías, gobernaciones y oficinas turísticas) y la integración de la creatividad y el conocimiento de las organizaciones privadas (fundaciones culturales, actores en el plano cultural y gestores).
Se requiere un proyecto a mediano y largo plazo con una visión bien definida en el que el Vallenato sea un elemento vertebrador, que genere desarrollo, tanto cultural, turístico, como educativo. Pero sobre todo, abra perspectivas para otros campos como las artes plásticas, el teatro o la literatura. Valerse de un lema como “Valledupar, capital mundial del Vallenato” no es suficiente”.
Bienvenido sea el Centro Cultural de la Música Vallenata si su infraestructura permite incluir múltiples otras actividades y si, a su alrededor, se realiza un trabajo continuo y consistente a favor del turismo y del patrimonio local: rescatando el centro histórico, las casas de bahareque, los callejones, las parrandas de antaño, parques y un sinfín de elementos que dan identidad e imagen a Valledupar.
Desde PanoramaCultural.com.co hemos presenciado y acompañado varios eventos realizados por distintas organizaciones con el fin de generar políticas de preservación, todos ellos bienintencionados y productivos. Estas dinámicas también deben multiplicarse con la participación de las autoridades municipales para que el Vallenato suene en las calles como sinónimo de sentimiento y desarrollo.
PanoramaCultural.com.co
0 Comentarios
Le puede interesar
Las guerras terminan
Sí, las guerras terminan, no son eternas. Acaban, concluyen. Unas con acuerdos entre los contendores otras por rendición de una de ...
Llegó un presidente a un pueblo costeño
Que un presidente de Colombia visite a un pueblo costeño, es por decirlo de algún modo, “un parto de mula”, por eso, cuando...
La implementación de la jornada única
La implementación de la jornada única es una estrategia del Ministerio de Educación para mejorar la calidad en las distintas e...
El poder político en el Departamento del Cesar: un forcejeo entre clanes
En 1967 surge de forma consistente, con la creación del departamento del Cesar, los clanes familiares. Ellos a través de la r...
El sambenito de Gabo contra Laureano Gómez
García Márquez, quien ha sido mi escritor predilecto y auténtico filósofo de cabecera, hace parte de la inmensa lista de colombiano...